Derecha y política
La tradicional oposición de derecha en México, expresada históricamente por el Partido Acción Nacional, sigue padeciendo una crisis de representatividad que se ha manifestado en la migración de cuadros medios y liderazgos regionales a otras opciones políticas como Movimiento Ciudadano y, más recientemente, se avizora que padezca una merma importante de su base social con la eventual irrupción de una candidatura presidencial independiente a través de un personero de la extrema derecha internacional, como sería el caso de quien fuera actor de telenovelas, Eduardo Verástegui. Este personaje se ha registrado como aspirante a participar por esa vía y no se descarta que pueda estar en la boleta electoral, habida cuenta de la influencia que puede desplegar el movimiento que representa en un sector de la feligresía católica mexicana.
Lo anterior explica, en buena medida, el pragmático guiño de Xóchitl Gálvez a Marcelo Ebrard para tratar de compensar esa merma de simpatizantes y militantes que se han alejado del PAN… precisamente por el pragmatismo mostrado por la élite dirigente de ese partido, deteriorando los valores de identidad tradicionales del conservadurismo mexicano. Pero ya habíamos señalado en este espacio que para Marcelo sería muy complicado tomar la decisión de salir de “MORENA”, habida cuenta de los antecedentes de su historia personal y política. Así ha ocurrido, tal vez estirando la liga al límite, permaneciendo en la izquierda a través de un movimiento que ha denominado “El Camino de México”.
Por otra parte, Movimiento Ciudadano se encamina a definir a su eventual candidato presidencial en la persona del actual gobernador de Nuevo León, Samuel García, aspirando a desplazar al PAN como segunda fuerza política nacional. El problema está en que también enfrenta su propia crisis interna con la inconformidad manifiesta del actual gobernador Enrique Alfaro por el manejo que le ha dado a ese partido el dirigente nacional Dante Delgado. Y, para completar el cuadro, como lo señalamos al principio, la irrupción de la extrema derecha representada por el movimiento radical ultraconservador que en México dirige el exactor Eduardo Verástegui.
Este personaje, Verástegui, se activó políticamente desde hace rato, a través de la denominada Conferencia Política de Acción Conservadora (CPAC), con una famosa reunión celebrada en nuestro país hace varios meses y que convocó a conspicuos representantes de la extrema derecha internacional, señalando como botones de muestra a personeros de los Bolsonaro de Brasil, a los de “Vox” de España y de los de Trump de Estados Unidos, entre otros que, sin mayor empacho, vinieron a hacer política violentando la Constitución Política Mexicana, no solamente por tratarse de la injerencia de extranjeros en asuntos de política nacional, sino por la vulneración del principio del laicismo y la separación histórica del Estado y las Iglesias.
Así las cosas, la eventual participación de Movimiento Ciudadano y de un representante de la extrema derecha como independiente, en la elección de 2024, parecen disminuir aún más las posibilidades de la representante de los intereses del Frente Amplio, la señora Gálvez que, ahora, le apuesta al martirologio por una dizque demolición que podría sufrir un inmueble de su propiedad... salpicado del “sospechosismo” (diría su camarada Santiago Creel) de la corrupción.
