Desinformación

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La sociedad mexicana está viviendo tiempos de miedo y desconfianza generados por la pandemia llamada “coronavirus”, en donde se cree más en el rumor que en el conocimiento científico, de esta forma es pertinente recurrir a las aportaciones de Tom Nichols, quien en 2017 publicó el libro The Death of Expertise, cuyo título no puede traducirse fácilmente, pero que puede plantearse como “El fin de los expertos”, en donde plantea que “vivimos tiempos peligrosos”, en donde somos testigos de la muerte de los expertos.

En este contexto de temor e incertidumbre de los mexicanos ante una enfermedad infecciosa de las que desconocemos de manera científica su origen y consecuencias, se puede retomar la idea central de Tom Nichols: somos un país obsesionado con el culto a su propia ignorancia, en donde los mexicanos nos estamos demostrando escépticos respecto al conocimiento científico, cuya situación está siendo aprovechada por la clase política para cobrar facturas del pasado proceso electoral.

Tom Nichols plantea que la sociedad ve a la ignorancia, particularmente en política pública, como una virtud; en México predomina la creencia de que las políticas de salud pública son producto de las decisiones de una sola persona; otra idea central de Nichols es que las opiniones desinformadas son tan pertinentes como los puntos de vista informados de los expertos; además en su libro desarrolla que quienes tienen menos conocimientos son los que más confían en sus propias opiniones, generalmente sin información científica.

El autor del libro identifica como causas de esta situación: el fracaso de las instituciones educativas para enseñar habilidades de pensamiento crítico a sus alumnos; la mezcla en internet de información falsa y verdadera sobre un tema de interés como es el “coronavirus”; los científicos contribuyen al problema cuando comentan públicamente temas que no están en área de experiencia; otra razón es que la sociedad tiende a buscar fuentes de información que apoyen sus creencias preexistentes.

En días recientes hemos sido testigos de cómo la sociedad es escéptica al conocimiento generado por los científicos, generando un ambiente de hostilidad, donde “no saber nada” es una virtud, donde predominan opiniones desinformadas, que son el solo sustento de la igualdad democrática, donde pareciera que todos somos igualmente competentes y capaces de manejar temas complejos como lo es el  “coronavirus”, en donde las recomendaciones de los epidemiólogos tienen menor peso que las opiniones de cualquier otra persona.

En democracia se cree que una persona promedio es capaz de diseñar soluciones de políticas públicas a problemas complejos; se cree en un estado de igualdad, en el que toda opinión es tan buena como cualquier otra en casi cualquier problema público, por lo que la sociedad rechaza información generada por el método experimental, se suelen ignorar y desconfiar de aquellos que más saben de ciencia, se cree más en las declaraciones de las celebridades, de la retórica de los políticos y de los mitos difundidos en redes sociales.

La clase política se aprovecha de esta situación, los bajos niveles de credibilidad en la ciencia impulsan en internet y en los medios de comunicación opiniones sustentadas en valores más que en información generada por el método científico, las opiniones de los expertos en salud pública se mezclan con mentiras, mitos, teorías de conspiración y campañas deliberadas de desinformación, en donde las personas solo buscan información que se ajuste a sus creencias preexistentes.

Estar desinformado sobre una enfermedad infecciosa es la situación con menor resistencia, incluso en un contexto en el que ya existe conocimiento científico; para argumentar esta afirmación Tom Nichols recurre a las investigaciones científicas de los psicólogos David Dunning y Justin Kruger quienes plantean que cuanto menos informadas son las personas, más confían en su inteligencia y erudición, por lo que los menos informados sobre el coronavirus son quienes menos creen en las recomendaciones del Sistema de Salud mexicano. 

Según estos psicólogos,  el cerebro de las personas busca información que apoye sus creencias, e ignora la que discrepa de sus creencias; los científicos generan conocimiento para evitar esta situación, para lo cual repiten una y varias veces sus experimentos y hacen que otros colegas revisen sus resultados; pero la sociedad se aferra a sus opiniones, solo busca información que confirme su opinión política, lo cual se manifiesta en lo que se puede llamar teoría de conspiración sustentada en valores. 

En un contexto como el que estamos viviendo, los expertos y la sociedad pueden mejorar la información disponible en los medios de comunicación y en las redes sociales; los científicos deben rehusar comentar problemas públicos fuera de sus áreas de conocimiento especializado y como sociedad aprovechar al máximo la información disponible, dedicar tiempo y recursos, saber más del tema, confirmar la fuente que la genera, compararla con la que se ha generado en otros países, pero sobre todo no aceptar aquella en donde predominan los valores políticos. 

Para la solución de los problemas públicos se requieren relaciones de confianza entre científicos y sociedad, en el contexto actual los problemas públicos están atrapados por actores que toman decisiones de política pública que responden más a intereses políticos que a información generada con el método científico, la desinformación es destructiva, ya que incrementa la desinformación en los ciudadanos sobre problemas complejos, como el “coronavirus”, lo cual solo beneficia al poder económico y político. 

En síntesis, en tiempos de temor, desconfianza e incertidumbre generados por una enfermedad infecciosa, en donde la sociedad solo reafirma sus creencias sobre los problemas de salud en México, estamos ante lo que plantea Tom Nichols, el fin de los expertos, donde es imposible saberlo todo, pero es necesario aprender mucho, ante la crisis de salud y económica que esta por venir hay que ser conscientes, actuar de manera responsable y dejar a un lado las ambiciones políticas. Próxima colaboración: 8 de abril de 2020. 

Twitter: @jszslp