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Día de elecciones

Por Sergio Sarmiento

Junio 07, 2021 03:00 a.m.

“Tienes que votar, votar, votar, votar.  Esa es la forma en que avanzamos”. 

Michelle Obama

Salí tarde a votar. Me atrapó el Gran Premio de Azerbayán, y solo después de ver el triunfo de Sergio Pérez, y escuchar el Himno Nacional, me dirigí a mi centro de votación, donde ya había una fila de unos 30 votantes. Una mujer de muy avanzada edad, quizá 90 años, con dos cubrebocas y careta, en una silla de ruedas que empujaba otra mujer, fue llevada al frente de la cola. Se me llenaron los ojos de lágrimas al ver el entusiasmo de esta mujer por participar. Yo tardé media hora en sufragar, pero valió la pena. 

El presidente Andrés Manuel López Obrador votó poco antes que yo, cerca de Palacio Nacional, el cual ha registrado ante el INE como su residencia personal (al gobernador panista de Tamaulipas la UIF lo acusó de peculado por fijar Casa Tamaulipas como lugar para recibir notificaciones). Al mandatario lo acompañó su esposa Beatriz Gutiérrez Müller. No tuvieron que hacer cola y entraron de inmediato a votar. Al salir, el presidente gritó frente a los reporteros: “¡Que viva la democracia!” Solo después de que la pareja presidencial regresó a Palacio Nacional se permitió a los demás ciudadanos votar en esa casilla. 

La secretaria de la función pública, Irma Eréndira Sandoval, y su esposo, John Ackerman, mandaron a unas personas a apartar su lugar en Coyoacán. Tampoco tuvieron que esperar. En cambio, la jefa de gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, hizo “fila como cualquier ciudadano”, según dijo ella misma en Twitter. 

La jornada no estuvo exenta de incidentes inquietantes. Un grupo de influencers estuvo pidiendo el voto por el Partido Verde en redes sociales en abierta contravención a la ley. El cardenal Juan Sandoval Íñiguez pidió a los votantes, también de forma ilegal, no sufragar por el partido en el poder. Hubo ataques violentos contra centros de votación en Metepec, Estado de México, y robo de urnas en Los Jazmines, Mexicali, Baja California. Un grupo atracó en Monterrey a votantes que estaban esperando sufragar. En Oaxaca se registró el robo y quema de urnas en cuando menos seis municipios. La irregularidad más común fue la apertura tardía de centros de votación. Al mediodía solo 81.3 por ciento de las casillas habían sido instaladas, según Lorenzo Córdova del INE. Al final, sin embargo, el 99.73 por ciento de las 162,570 casillas abrieron y operaron de manera correcta, según el consejero presidente del INE, Lorenzo Córdova. 

Los madruguetes empezaron temprano, poco después de las seis de la tarde. Mario Delgado, presidente nacional de Morena, declaró que su partido había ganado ocho gobiernos estatales. En Nuevo León tanto el candidato del PRI/PAN como el de Movimiento Ciudadano se declararon triunfadores. Marko Cortés, presidente del PAN, afirmó que su partido había ganado Querétaro. La candidata panista Maru Campos se declaró vencedora en Chihuahua. El consejero electoral fustigó: “Los votos no se han contado. Quienes en este momento se declaran ganadores son irresponsables”. Los conteos rápidos del INE estaban programados para divulgarse a partir de las 9 de la noche. Cuando usted lea este artículo tendrá ya muchos más resultados que yo en este momento. 

Poco después de las 8 de la noche cierro esta columna. Lo hago sin resultados, pero no importa. Lo realmente notable es el ánimo con el que votó una población acostumbrada ya a la democracia. a pesar de los esfuerzos de muchos por quebrantar las reglas y lograr ventajas indebidas. 

Cristiano o juarista

Este 4 de junio, a dos días de las elecciones, el presidente López Obrador declaró: “Yo soy cristiano”. ¡Qué curioso! En el pasado se había declarado juarista. Esto no significa ser anticristiano, pero sí mantener una actitud de laicidad. Que un presidente proclame su fe en una religión antes de las elecciones no es precisamente juarista. 

Twitter: @SergioSarmiento