Día nacional del libro
En honor a Sor Juana Inés de la Cruz (1648-1695), se sabe, el 12 de noviembre se instauró en nuestro país el día nacional del libro desde 1979 por decreto presidencial. A Juana de Asbaje (conocida también como “la peor de todas”, “la décima musa” y “sorjuanita” en su muy adorada advocación de billete de 200 pesos) se le prohibió escribir “humanas letras” y respondió en su carta a “Sor Filotea de la Cruz” frases tan rebeldes y bellas como las siguientes:
“Yo no quiero ruido con el Santo Oficio, soy ignorante y tiemblo de decir alguna proposicio´n malsonante o torcer la genuina inteligencia de algu´n lugar. Yo no estudio para escribir, ni menos para ensen~ar (que fuera en mi´ desmedida soberbia), sino so´lo por ver si con estudiar ignoro menos. […] desde que me rayo´ la primera luz de la razo´n, fue tan vehemente y poderosa la inclinacio´n a las letras, que ni ajenas reprensiones —que he tenido muchas—, ni propias reflejas —que he hecho no pocas—, han bastado a que deje de seguir este natural impulso que Dios puso en mi´: Su Majestad sabe por que´ y para que´...”
Hay libros para todos los gustos y todas las edades, para cada estado de ánimo. Los hay de toos los temas y entre tantos “libros sobre libros” destaca uno reciente, El infinito en un junco, la invención de los libros en el mundo antiguo, de Irene Vallejo. Un libro que atrapa desde los númerosos epígrafes: “Me gusta imaginar lo pasmado que se quedari´a el bueno de Homero, quienquiera que fuese, al ver sus epopeyas en las estanteri´as de un ser tan inimaginable para e´l como yo, en medio de un continente del que no se teni´a noticia” (Marilynne Robinson) y “El libro es, sobre todo, un recipiente donde reposa el tiempo. Una prodigiosa trampa con la que la inteligencia y la sensibilidad humana vencieron esa condicio´n efi´mera, fluyente, que llevaba la experiencia del vivir hacia la nada del olvido” (Emilio Lledo´). Dice la autora: “Con cada libro vuelvo al punto de partida y al corazo´n agitado de todas las primeras veces. Escribir es intentar descubrir lo que escri- biri´amos si escribie´semos, asi´ lo expresa Marguerite Duras, pasando del infinitivo al condicional y luego al subjuntivo, como si sintiese el suelo resquebrajarse bajo sus pies. En el fondo, no es tan diferente de todas esas cosas que empezamos a hacer antes de saber hacerlas: hablar otro idioma, conducir, ser madre. Vivir”.
Agradezco de todo corazón los numerosos mensajes y llamadas de felicitación y apoyo por haber obtenido el Premio Manuel José Othón de Dramaturgia en el Certamen 20 de Noviembre 2023 con la obra titulada “Sin límite de tiempo”. Atesoro también las sesiones que estos días he tenido en aulas de secundarias y universidades, cuando en la calle alguien me ha detenido para decirme que me lee todos los domingos y cuando alguien de otro estado está de visita en San Luis Potosí me busca para comprar alguno de mis libros.
Para eso escribe uno, para los lectores y lectoras con quienes se dan encuentros desinteresados.
La compré en cuanto salió (2005), la he comprado varias veces para regalarla. Una buena recomendación para esta fecha puede ser El miedo a los animales, novela de Enrique Serna. Muy actual, desafortunadamente. Va la sinopsis oficial:
“Reportero de nota roja con frustradas ambiciones literarias, Evaristo Reyes ha pisoteado sus ideales, ha vendido su alma a los matones con placa y ha perdido su dignidad sirviendo como un lacayo a Jesús Maytorena, uno de los comandantes más corruptos de la policía judicial, quien le ordena investigar a Roberto Lima, un periodista cultural que insulta al presidente en medio de sus artículos. Por un imperativo de conciencia, Evaristo se insubordina y en vez de arrestar a Lima lo pone sobre aviso para que pueda huir. Pero el inesperado asesinato de su protegido lo pone entre la espada y la pared. Obligado a dar con el autor del crimen para evitar que le carguen el muerto, Evaristo se infiltra en el mundillo intelectual, un pantano lleno de impostores y fariseos, donde la corrupción, la vanidad insatisfecha, el doble lenguaje, las componendas gansteriles y los tráficos de influencias están a la orden del día. Novela negra con tintes satíricos y mordaces, El miedo a los animales descubre los túneles secretos que comunican los bajos fondos del hampa con la divina república de las letras”.
Leamos, escribamos, en soledad o en colectivo, en silencio o en voz alta, en la cama o en atril, en casa o en bibliotecas. Es nuestro derecho y terapia, nuestra forma de vivir otras vidas y de hacernos cada día más humanos. Felicidades.
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Posdata: Si Dios nos da licencia esta semana estaremos en la Ciudad de México para asistir al histórico concierto de Sir Paul McCartney. Ya lo comentaremos.