Diagnósticos en tiempos políticos
“Más agradece el enfermo la medicina que le cura, que no el consejo que le preserva”.
Vicente Espinel.
Cuando se avecinan las campañas electorales ya sea Presidencia de la Republica, Gubernatura o Alcaldías, surge la imperiosa necesidad de los participantes de solicitar un diagnostico en seguridad.
Lo he dicho en este mismo espacio varias veces, en materia de seguridad y justicia estamos sobre diagnosticados a nivel local y federal. Como en la medicina y tomo el paralelismo por los tiempos de pandemia, cualquiera puede saber muy fácil que tan “enfermo” esta su País, Estado o Municipio por el virus de la inseguridad y la violencia. Sí hay que tratarlo o desahuciarlo, o tal vez resucitarlo. El problema no estriba en el dictamen del paciente, sino en el tratamiento que es la voluntad estrictamente política de hacerlo que camine y este medianamente saludable.
Así como en sus tiempos los doctores entrevistaban a sus pacientes, hoy se han cansado de encuestar a las víctimas. El INEGI tiene el diagnóstico, el SESNSP, así como ON´G. No obstante, el problema pudiera radicar en que si antes confiaban en el medico, hoy la gente no confía en sus autoridades, no le confiesa sus males ni sus temores, aunque las encuestas demuestran alta percepción de inseguridad en los ciudadanos.
¿Qué habrá que hacer en materia de inseguridad y violencia? Reconocer que en algunas partes del país se tiene una enfermedad de inseguridad infectocontagiosa y crónica degenerativa. Homicidios dolosos como una morbilidad y mortalidad, en las que habrá que encontrar la vacuna. Haciendo un corte del 2015 a la fecha (noviembre 2020), han perdido la vida por homicidios dolosos y feminicidios 162 mil 84 mexicanos.
En la medicina han evolucionado los paradigmas del tratamiento, con una medicina organizada (una seguridad organizada), menos un tratamiento meramente individual por uno colectivo y social, o sea, una vacuna y medicina social en beneficio de la colectividad. En materia de inseguridad cada quien va por su cuenta y con ocurrencias, y algunas veces acuden a “chochitos” o milagros de buena voluntad criminal, sin una visión de función gubernamental altamente profesional y humanista.
Pero al igual que en la medicina, donde existe atención privada de algún malestar, igual la inseguridad se ha convertido en un negocio de varias cifras, la seguridad privada, y así como hay seguros médicos igual hay seguros contra la inseguridad que produce costos del delito del orden de 102 mil millones de pesos anualmente, unos 6 mil 500 pesos por ciudadano.
Si en la medicina saben a ciencia cierta las enfermedades que aquejan a los mexicanos, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares; en inseguridad tenemos cifras negras del delito del orden del 93.2% donde solo se denuncia el 10.6% de los delitos y únicamente el 63.9% da lugar a una averiguación o carpeta de investigación.
TAPANCO: ¿El acceso a una seguridad integral? Se tienen los diagnósticos de la inseguridad, ahí están los análisis de laboratorio y el enfermo se ve altamente jodido. ¿Qué se hace y dice? ¿Qué discurso político sirve para una campaña? ¿Qué discurso convence al enfermo del mitin que ahora si lo van a curar?
“Aquellos”, los profesionales del crimen ya están perfilando a los precandidatos y posibles candidatos: “sanos o enfermos”, “papitas o entrones”, “cobardes o estadistas”.
Francisco.soni@uaslp.mx
Twitter: @franciscosoni
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