Dime de lo que hablas...

El sexenio que está por terminar y que busca una segunda vuelta, se caracteriza entre otras muchas cosas, por haber utilizado un vocabulario disruptivo, coloquial y con un sesgo más que irónico para descalificar, señalar, juzgar y etiquetar a los sectores de la sociedad que no son dignos de su aprecio ni de sus licencias.

Como mexicanos vimos como creció y se intensificó este léxico, causando un división entre los ciudadanos al transmitir mensajes cargados de gran resentimiento social que obedecen más a un rencor de clase, que a un genuino sentido por mejorar las condiciones de una parte de la ciudadanía a la que él llama pueblo. Mismos que han sido víctimas históricas de las mentiras de anteriores mandatarios y de políticas sociales que impiden el crecimiento de su dinámica económica, hacia niveles que vayan más allá de la supervivencia cotidiana.

Y por si alguien tiene duda del concepto de nación que tiene el usuario en turno de la silla presidencial, el empleado de la nación en la que no caben todos los pobladores de este país aquí tiene unos cuantos de los términos más reiterados por este señor que pronto regresará -según él- al lugar que pertenece: su rancho.

Las fuentes vienen de Fernando García Ramírez en El Financiero, el Periódico Milenio y otras páginas de internet en donde es muy sencillo encontrarlos.

• Austeridad: “ahorcar con el presupuesto”.

• Conservadores:  así llama a los liberales. Los escritores, intelectuales y economistas liberales para él son “conservadores” “y háganle como quieran”. 

• Democracia: Democracia para el presidente quiere decir popularidad porque en Morena eligen a sus candidatos por encuestas secretas.

• Fifí: El presidente lo utiliza para designar a los que se dan esta buena vida con dinero propio. A los otros fifís, los que se dan esa vida con dinero del pueblo, los llama “dirigentes populares”.

• Fraude: Hacer trampa o falsear la voluntad de los votantes para el presidente tiene un significado especial: fraude es el instrumento que usa la mafia del poder para impedir sus altos designios.

• Historia: El compendio en donde se registran los “verdaderos” sucesos. “Él y su partido MORENA, están haciendo historia”, por ejemplo.

• Intelectual: Los que se niegan a criticar al poder

• Ley: Instrumento inútil, letra muerta, si no es justa -según él-, y sólo es justa si beneficia al pueblo, cuyo interprete es el mismo presidente.

• Moral: Lo inmoral se vuelve moral porque él lo dice. Concepto relativo a las simpatías del señor.

• Pobreza: Para el tecnócrata son números fríos. Para el populista son oportunidades de voto. Para el gobierno “Primero los pobres” significa “10 millones más de pobres o 10 millones más de votos.

• Comunicación con el pueblo: Los mensajes del presidente se repiten millones de veces por todos los medios todos los días. Por lo regular miente.

• Pueblo:  Entidad colectiva imaginaria que para el presidente significa “yo”. Cuando dice “que el pueblo disponga”, significa “se hará lo que yo quiero”. El “pueblo manda” quiere decir “yo mando”. 

• «Cállate, chachalaca». Para referirse a Fox y que no se metiera en el proceso electoral en 2018, cosa que él no ha dejado de hacer antes y después de la apertura oficial del periodo de campañas.

• Machuchón: Es un término utilizado en Tabasco, el estado natal de López Obrador, para referirse a los jefes o mandamás. El mandatario de México utiliza esta palabra para referirse a los empresarios.

• Camaján: vocablo de origen cubano que se utiliza para referirse a una persona holgazana. El presidente de México se ha referido así también a los integrantes de la clase empresarial.

• Neoliberales: según el presidente, se refiere a aquél que se dedica a vender los bienes del país.

• Maicear: utilizada por el presidente de México para acusar a los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) y a los consejeros electorales como sinónimo de “comprados”

• Me canso ganso: Se hará cómo yo diga, ni más ni menos

Al próximo ex presidente que le gusta ser tan dicharachero, le convendría repasar bien el refrán que remite a lo que sale de la boca de alguien, nomás por curiosidad.