Educación, 801

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Todo ello nos puede dar cierta idea de algunos problemas actuales y sus orígenes. A lo largo de años y 800 columnas en el periódico he tratado de aprender y echar las cartas ante lo que podría venir. No hay palabras finales, pero es posible seguir contribuyendo… hacia el artículo número mil en varios años más.

Para unos, oigan, censurar lo que no da resultados es repudiable porque cuestiona al líder que nunca se equivoca, y quienes antes parecían sensatos se han transformado al ser gobierno. Eso sí, todos se atacan y se defienden.

Es correcto lo que dice Julián LeBaron en cuanto a que, como servidor público, AMLO “es mi empleado y es el empleado de todos los mexicanos”. Esto se confirma en la lógica que impulsa mi amigo el activista ciudadano Lupillo González: nosotros somos los mandantes… y los gobernantes son los mandatarios que deben responder ante la ciudadanía.

Así, clama ese dolido ciudadano mexicano-estadounidense: la ciudadanía tiene que declarar la guerra al crimen y exigir la renuncia de autoridades incapaces de resolver la violencia; a su vez, se dice indignado por la actuación de gobiernos a todos los niveles, y sostiene que la sociedad se convierte en cómplice cuando guarda silencio. Pero, ojo, no son sólo la seguridad y la economía.

En Educación, digamos, las pruebas PISA de la OCDE comparan el desempeño de los estudiantes de 15 años de edad (tercero de secundaria o primero de bachillerato) de unos 70 países, y nos permiten corroborar la falta de avances en dos décadas así como las enormes dificultades para evitar un mayor empeoramiento. En su conjunto, los latinoamericanos vamos muy mal y más vale reconocerlo en vez de desdeñar comparaciones.

Miren, además de reacciones lógicas, resulta curioso que en la SEP se tengan también otras como la de que no está bien hacer comparaciones con un “club de ricos”, sino con naciones similares como las latinoamericanas, o incluso que no importa tanto que estemos mal en las tres áreas básicas (lectura, matemáticas y ciencias), pues los alumnos mexicanos son más felices que los de otros países.

A su vez, después de la ceremonia en que el presidente López Obrador le entregó uno de los Premios Nacionales de Artes, Ciencia y Cultura 2019, la especialista Concepción Company defendió la educación y puntualizó: “Yo no me atrevería… a enviar un hijo mío a la educación pública (…) La privada no está mucho mejor pero por lo menos evalúa, controla, se involucra de otra manera. Veo mal, con un gran desaliento la educación en este momento”.

También le recomendó a AMLO que “si quiere pasar a la historia”, construya una primaria verdadera y “se deshaga” de los sindicatos, lo cual “es dificilísimo… (pero) un hombre inteligente y sagaz debe saber cómo hacerlo, y tener verdaderas primarias que impulsen a su vez, una secundaria. En 20 años este país sería otro”. Seamos optimistas pero estemos pendientes.

En fin, la siguiente comparación trianual será en el 2021 (la octava desde el 2000) y sus resultados los conoceremos en 2022. Se requiere un esfuerzo especial para que tantos cambios o reinicios no confundan ni afecten demasiado y se evite el estancamiento o inclusive una caída en los puntajes de México. Aunque nuestro país es miembro de la OCDE desde hace 25 años, sólo faltaría que la 4T se saliera del organismo o no continuara con las evaluaciones educativas internacionales de ya dos decenios.

De otra parte, si bien poco frecuentes, dan gusto las buenas noticias para este gobierno de la llamada 4T. En la semana, por ejemplo, se avanzó con pragmatismo en el transcendental tratado de libre comercio T-MEC, que viene a ser un monumento al Neoliberalismo tan malmirado en los discursos del presidente. En 1994 la izquierda mexicana criticó duramente a Carlos Salinas por haber promovido y firmado el tratado original, que luego tuvo éxito en impulsar el crecimiento y la creación de empleos… a pesar de que no hubo mecanismos complementarios para una mejor distribución de los beneficios.

Aunque no haya sido un logro del gobierno mexicano, se registró también la aprehensión de Genaro García Luna, el poderoso Secretario de Seguridad Pública con Felipe Calderón, y creo que podríamos celebrar aún más si caen otros peces gordos del sexenio de Enrique Peña Nieto. Sean del partido o del sexenio que sean (incluido el actual), los numerosos casos de impunidad van en contra de la perspectiva de disminuir la corrupción e inseguridad. Así de importante es todo esto.

* ¿Y QUÉ TAN VIEJO es el presidente de la República? En las redes le llaman el anciano, el vgt o el senil, pero a los 66 años que acaba de cumplir es más joven que muchos de los líderes mundiales. Por ejemplo, son mayores: Trump (73), Netanyahu (70), Piñera (69) o Putin (67), y muy similares Xi Jinping (66), Merkel (65) o Bolsonaro (64). Además resulta menos viejo que opinadores como yo.

Los principales candidatos a la presidencia de los Estados Unidos son mayores que él: Biden (77), Warren (70), Bloomberg (77) y Sanders (78). Igual, de los grandes líderes en la Segunda Guerra Mundial, Stalin murió en el cargo a los 74 y Roosevelt a los 63 muy enfermo, en tanto que Churchill fue Primer Ministro hasta los 81 y murió a los 95. Entre los cancilleres alemanes destacan Köhl que dejó el poder a los 68 y murió a los 87, o Adenauer que estuvo de los 59 a los 73 y falleció también a los 87.

Existe el Síndrome de Werner con una apariencia de envejecimiento prematuro, pero no creo que sea el caso. Simplemente, habrá que desearle lucidez y ¡que cumpla los que representa!

* ESAS FRASES DE SEMANAS anteriores nunca se van a terminar y nos quedan muchas para mejor ocasión. Bueno, sólo inserto aquí unas cuantas que ya había escogido en las redes.

No soy lo que escribo, soy lo que sientes al leerme.

Que los corruptos y los partidos no te roben la esperanza.

Mi lucha no es contra Andrés, sino a favor de México. Y soy catadora de chilaquiles.

No nos hagamos… Hasta el más chairo lleva un fifí por dentro.

Que existan crítica y oposición es señal de que aún hay democracia.

Como Mark Twain el paraíso lo prefiero por el clima, el infierno por la compañía.

No me tomo la vida muy en serio; total, no voy a salir viva de ella.

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