El argot del vino

Compartir:

El lenguaje particular del vino es todo un compendio de figuras retóricas, una muestra de capacidad imaginativa, evocativa, y, a veces, también, una exhibición de mal gusto y rebuscamiento; por esto mismo, en muchas ocasiones presenta dificultades para ser comprendido. Si llegara a nosotros una nota de cata en donde se leyera, por ejemplo, “Picota con ribete atejado, irisaciones gualdas y ventanas góticas; ahilado. Recuerdos drupáceos, de capsicum, ananá, torrefactos y petricor; agárico, agraz, con algo de reducción, brett y volatilidad. Ataque franco, taninos rugosos, acidez glucónica, un tanto caliente y de posgusto abocado” es posible que no lográsemos captar qué es lo que el catador está tratando de comunicarnos.

Para las reseñas del vino generalmente se usan dos tipos de términos: los reconocidos por la mayoría y los que son producto de la creatividad de quien describe. Hay clichés, acepciones propias, aventuras lingüísticas, francas ridiculeces, composiciones simpáticas y hasta imágenes poéticas; sin embargo, no existe órgano rector alguno, por lo tanto, se presta este lenguaje a una forma de caos: desde importaciones de otras lenguas, principalmente del francés, inglés, portugués, italiano y alemán, hasta los términos acuñados por tal o cual crítico (Parker ha llamado a vinos “behemoths”), pasando por toda suerte de errores de traducción, modismos y disparates. Pero lo que que más abunda, pienso, son los eufemismos.

Resulta un eufemismo clásico, por ejemplo, escribir “frescura” en vez de “acidez”, pues el público en general asocia la acidez con algo negativo, cuando en realidad es una de las mayores virtudes que puede tener un vino. Un cliché sería, digamos, para describir a un malbec argentino, “color púrpura profundo; muy expresivo, frutos negros maduros y violetas, un toque de vainilla y tostados del roble; gran cuerpo, taninos sedosos y un final largo y balanceado”, es decir, cualquier malbec de Mendoza que se precie tendría estas características. Las acepciones más dignas suelen provenir de la enología: generalmente son términos técnicos que describen un fenómeno o un elemento con mucha precisión, como —por nombrar uno muy obvio—, que un vino presente en la copa evidencia de “gas carbónico”, como en el caso de un champán.

Las aventuras lingüísticas suelen ser, junto a los descriptores ingeniosos, de lo más divertido: se han hecho famosos ya los aromas que recuerdan a un “bote de pelotas de tenis recién destapado”, como en un riesling, o, quizás —un favorito personal—, los olores a “chamoy” que presentan muchos vinos del Valle de Guadalupe. Hay catadores que han fincado sus carreras en este tipo de ocurrencias, como el gran Gary Vaynerchuck (un youtuber con quien puedes retorcerte de las risa por sus estrafalarios comentarios al catar etiquetas muy respetadas).

Por otro lado, hay quien cae de plano en lo ridículo o, más bien, todos los que nos atrevemos a intentar transmitir las experiencias sensoriales de catar un vino llegamos a caer o caemos con frecuencia en lo ridículo, como cuando fracasamos una y otra vez al tratar de convencer a los demás de que existe el aroma a “grafito” o cuando naufragamos siempre que buscamos una forma de explicar por qué el aroma a “orina de gato” puede ser algo sublime en un sauvignon blanc.

Finalmente están las imágenes que rozan lo poético. Como en todo, hay escritores dotados, inspirados, que saben cómo comunicar algo enigmático, algo único, con un lenguaje evocativo que expande el sentido de las palabras usadas o que crea nuevos significados a partir de las relaciones entre ellas. Verbigracia: “el Chambolle-Musigny era etéreo” nos abre un horizonte que nos permite comprender o imaginar que ese pinot noir tenía algo cautivante que no se limitaba a lo sutil. El vino ha inspirado a los poetas de todos los tiempos, esperemos que nunca deje de hacerlo.

P.D. Por cierto, las “ventanas góticas” son las “piernas” o “lágrimas” del vino en la copa, según los alemanes, es decir, su término para el efecto Gibbs-Marangoni, cuyo significado le dejo de tarea, caro lector, junto a todos los vocablos de la nota de cata del primer párrafo, que, por cierto, difícilmente podría referirse a un vino real. 

- @aloria23 - aloria23@yahoo.com - 

www.cronicasdelarteydelvino.blogspot.com