“La potencia sin control no sirve de nada”,
Reclamo publicitario. Pirelli, 2005.
Probablemente en alguna ocasión hemos escuchado frases, argumentos, explicaciones, o estado involucrados en eventos relacionados con acciones de control en el ámbito laboral.
Pero, ¿Qué se entiende por control? Voy un poco más allá y precisar qué es el control interno, y finalizo con una interrogante relacionada al ámbito público, ¿Cuál es la importancia del control interno en las instituciones públicas?
Una definición general de control nos indica que proviene del término francés contrôle y significa comprobación, inspección, fiscalización o intervención. También puede hacer referencia al dominio, mando y preponderancia, o a la regulación sobre un sistema.
Además, se puede afirmar que el control es un mecanismo preventivo y correctivo adoptado por la administración de una organización que permite detectar y corregir oportunamente desviaciones, ineficiencias o incongruencias en la formulación, instrumentación, ejecución y evaluación de sus acciones, a fin de procurar su cumplimiento bajo las normas que la rigen.
Dicho lo anterior y tratando de explicar y definir este término al control interno, se puede decir que es un conjunto de elementos, normas y métodos, que existen resultado de la propuesta de jefes y empleados, a fin de prevenir cualquier eventualidad o complicación que afecte la buena marcha de una acción.
El control en todas sus manifestaciones es tan antiguo y está asociado desde la aparición misma de la actividad humana. Las antiguas civilizaciones ya establecían diversos mecanismos para controlar sus pertenencias, así como regular y registrar sus actividades.
En los antiguos imperios se distinguían controles y cobro de impuestos. El hecho de que los soberanos exigieran el mantenimiento de las cuentas de su residencia por escribanos independientes, evidencia que de alguna manera se tenían controles para evitar desfalcos.
Esta práctica se perfecciona en la edad media. Posteriormente, Felipe V daría a su Cámara de Cuentas poderes administrativos y jurisdiccionales para el control de negocios financieros.
Unos siglos después, y como resultado de la Revolución Francesa, aparecieron los valores democráticos y se perfeccionó la separación de poderes, estableciendo un sistema de control apoyado en principios de especialización y autonomía.
A inicios del siglo XIX la corte de cuentas vigilaba los asuntos contables del estado y le otorgaba atribuciones para investigar, juzgar y dictar sentencias. Esto sirvió para que muchos países de América y Europa que estaban en proceso de organizar sus instituciones republicanas, los tomaran como modelo.
En la segunda mitad del siglo XIX la profesión de auditor creció en Inglaterra y su principal objetivo era detectar el fraude a través de mecanismos de control. Hacia 1900 llegó a Estados Unidos y allí se estableció con un concepto diferente, dándole a la auditoria como objetivo principal la revisión independiente de los asuntos financieros y de los resultados de las operaciones.
Ligado a lo anterior se desarrollaron modelos de auditoria interna y del gobierno, permitiendo el desarrollo de un sistema de control interno propio para cada una de ellas, y reconociendo la división del control interno en dos grandes grupos: El control interno administrativo, que mide la eficiencia de las acciones realizadas por una organización; y el control interno contable que da una seguridad razonable a sus operaciones financieras.
Hoy el control interno se entiende como un proceso integral que se adapta al cambio permanente de una organización, donde se involucran todos sus integrantes quienes diseñan las acciones necesarias para enfrentar riesgos como resultado de su actividad, verificando que los temas a resolver estén vinculados a su razón de ser, y se cumplan tal y como fueron planeados.
Particularmente en el sector público el control interno tiene como único interés general satisfacer el beneficio público; es decir, producir bienes (carreteras, puentes escuelas, hospitales, etc.) y prestar los servicios públicos indispensables para el desarrollo económico nacional, favoreciendo así la procuración del bienestar social.
También es una herramienta indispensable para evitar el uso indebido o el despilfarro del recurso público, así como una ayuda para impedir actos
de corrupción.
En México el control interno ha cobrado tal importancia en la administración pública al ser un elemento del Sistema Nacional de Fiscalización. Pretende convertirse en un paradigma de carácter preventivo que ayude al mejor funcionamiento de las instituciones gubernamentales, en beneficio de la sociedad a la que sirven.
Asimismo, enfatiza y promueve el liderazgo y el compromiso de los responsables de las instituciones en su implantación, así como impulsar la integridad de los servidores públicos y combatir la corrupción.
Para que ello sea posible, existe una herramienta administrativa llamada Modelo del Marco Integrado del Control Interno, que pone a disposición del sector público las mejores prácticas internacionales para estar en posibilidades de autoevaluar las acciones de control interno, administrar los riesgos de las instituciones públicas, y promover los valores relacionados a la ética e integridad.
El control interno cobra especial importancia en el ámbito público ya que permite implementar o reforzar programas de profesionalización en la administración pública, delimita el ámbito y responsabilidad de actuación del servidor público de acuerdo a sus actividades y responsabilidades en beneficio de su mejor desempeño, gracias a que conoce y cumple la norma.
Al conocer y aplicar lo anterior, se apuntala la transparencia y rendición de cuentas, al tener la seguridad de lo que se hace y como se hace, por lo que se legitima el resultado y éste se presenta de manera abierta al ciudadano.
En otras palabras, el control interno promueve una mejor operación de los proyectos gubernamentales y ayuda a mejorar la calidad de los servicios; previene que los riesgos propios a su campo de actuación se materialicen; favorece el adecuado manejo del presupuesto, promoviendo su aplicación con eficiencia y transparencia; fomenta la integridad y el combate a la corrupción en el servicio público, fortaleciendo la transparencia y rendición de cuentas.
Si el control interno en la administración pública es entendido dentro de sus características específicas; es decir, que las entidades públicas tengan muy claro su razón de ser, los objetivos y fines sociales o políticos para los que fueron creadas, si los fondos públicos necesarios para su funcionamiento son utilizados de manera adecuada, si se rigen bajo los valores tradicionales de la legalidad, integridad y transparencia, y si ponen en práctica los valores generales como la eficacia y la eficiencia, estaremos ante organizaciones públicas que cumplen sus leyes y regulaciones, que tienen sistematizados sus procesos, y que todos quienes laboran en ella tienen el compromiso, convicción y están al tanto sobre lo que tienen que hacer para su operación razonable.
Si todo lo anterior se cumple, usted y yo como ciudadanos tendremos una mayor certeza de que, al aplicar las instituciones públicas adecuadamente la herramienta administrativa del control interno de manera preventiva, entonces podremos disfrutar mejores bienes y tener mejores servicios gubernamentales en nuestro beneficio.
jmanuelrmoreno@yahoo.es
Juan Manuel Rosales Moreno /
Política y Administración Pública
Reclamo publicitario. Pirelli, 2005.
Probablemente en alguna ocasión hemos escuchado frases, argumentos, explicaciones, o estado involucrados en eventos relacionados con acciones de control en el ámbito laboral.
Pero, ¿Qué se entiende por control? Voy un poco más allá y precisar qué es el control interno, y finalizo con una interrogante relacionada al ámbito público, ¿Cuál es la importancia del control interno en las instituciones públicas?
Una definición general de control nos indica que proviene del término francés contrôle y significa comprobación, inspección, fiscalización o intervención. También puede hacer referencia al dominio, mando y preponderancia, o a la regulación sobre un sistema.
Además, se puede afirmar que el control es un mecanismo preventivo y correctivo adoptado por la administración de una organización que permite detectar y corregir oportunamente desviaciones, ineficiencias o incongruencias en la formulación, instrumentación, ejecución y evaluación de sus acciones, a fin de procurar su cumplimiento bajo las normas que la rigen.
Dicho lo anterior y tratando de explicar y definir este término al control interno, se puede decir que es un conjunto de elementos, normas y métodos, que existen resultado de la propuesta de jefes y empleados, a fin de prevenir cualquier eventualidad o complicación que afecte la buena marcha de una acción.
El control en todas sus manifestaciones es tan antiguo y está asociado desde la aparición misma de la actividad humana. Las antiguas civilizaciones ya establecían diversos mecanismos para controlar sus pertenencias, así como regular y registrar sus actividades.
En los antiguos imperios se distinguían controles y cobro de impuestos. El hecho de que los soberanos exigieran el mantenimiento de las cuentas de su residencia por escribanos independientes, evidencia que de alguna manera se tenían controles para evitar desfalcos.
Esta práctica se perfecciona en la edad media. Posteriormente, Felipe V daría a su Cámara de Cuentas poderes administrativos y jurisdiccionales para el control de negocios financieros.
Unos siglos después, y como resultado de la Revolución Francesa, aparecieron los valores democráticos y se perfeccionó la separación de poderes, estableciendo un sistema de control apoyado en principios de especialización y autonomía.
A inicios del siglo XIX la corte de cuentas vigilaba los asuntos contables del estado y le otorgaba atribuciones para investigar, juzgar y dictar sentencias. Esto sirvió para que muchos países de América y Europa que estaban en proceso de organizar sus instituciones republicanas, los tomaran como modelo.
En la segunda mitad del siglo XIX la profesión de auditor creció en Inglaterra y su principal objetivo era detectar el fraude a través de mecanismos de control. Hacia 1900 llegó a Estados Unidos y allí se estableció con un concepto diferente, dándole a la auditoria como objetivo principal la revisión independiente de los asuntos financieros y de los resultados de las operaciones.
Ligado a lo anterior se desarrollaron modelos de auditoria interna y del gobierno, permitiendo el desarrollo de un sistema de control interno propio para cada una de ellas, y reconociendo la división del control interno en dos grandes grupos: El control interno administrativo, que mide la eficiencia de las acciones realizadas por una organización; y el control interno contable que da una seguridad razonable a sus operaciones financieras.
Hoy el control interno se entiende como un proceso integral que se adapta al cambio permanente de una organización, donde se involucran todos sus integrantes quienes diseñan las acciones necesarias para enfrentar riesgos como resultado de su actividad, verificando que los temas a resolver estén vinculados a su razón de ser, y se cumplan tal y como fueron planeados.
Particularmente en el sector público el control interno tiene como único interés general satisfacer el beneficio público; es decir, producir bienes (carreteras, puentes escuelas, hospitales, etc.) y prestar los servicios públicos indispensables para el desarrollo económico nacional, favoreciendo así la procuración del bienestar social.
También es una herramienta indispensable para evitar el uso indebido o el despilfarro del recurso público, así como una ayuda para impedir actos
de corrupción.
En México el control interno ha cobrado tal importancia en la administración pública al ser un elemento del Sistema Nacional de Fiscalización. Pretende convertirse en un paradigma de carácter preventivo que ayude al mejor funcionamiento de las instituciones gubernamentales, en beneficio de la sociedad a la que sirven.
Asimismo, enfatiza y promueve el liderazgo y el compromiso de los responsables de las instituciones en su implantación, así como impulsar la integridad de los servidores públicos y combatir la corrupción.
Para que ello sea posible, existe una herramienta administrativa llamada Modelo del Marco Integrado del Control Interno, que pone a disposición del sector público las mejores prácticas internacionales para estar en posibilidades de autoevaluar las acciones de control interno, administrar los riesgos de las instituciones públicas, y promover los valores relacionados a la ética e integridad.
El control interno cobra especial importancia en el ámbito público ya que permite implementar o reforzar programas de profesionalización en la administración pública, delimita el ámbito y responsabilidad de actuación del servidor público de acuerdo a sus actividades y responsabilidades en beneficio de su mejor desempeño, gracias a que conoce y cumple la norma.
Al conocer y aplicar lo anterior, se apuntala la transparencia y rendición de cuentas, al tener la seguridad de lo que se hace y como se hace, por lo que se legitima el resultado y éste se presenta de manera abierta al ciudadano.
En otras palabras, el control interno promueve una mejor operación de los proyectos gubernamentales y ayuda a mejorar la calidad de los servicios; previene que los riesgos propios a su campo de actuación se materialicen; favorece el adecuado manejo del presupuesto, promoviendo su aplicación con eficiencia y transparencia; fomenta la integridad y el combate a la corrupción en el servicio público, fortaleciendo la transparencia y rendición de cuentas.
Si el control interno en la administración pública es entendido dentro de sus características específicas; es decir, que las entidades públicas tengan muy claro su razón de ser, los objetivos y fines sociales o políticos para los que fueron creadas, si los fondos públicos necesarios para su funcionamiento son utilizados de manera adecuada, si se rigen bajo los valores tradicionales de la legalidad, integridad y transparencia, y si ponen en práctica los valores generales como la eficacia y la eficiencia, estaremos ante organizaciones públicas que cumplen sus leyes y regulaciones, que tienen sistematizados sus procesos, y que todos quienes laboran en ella tienen el compromiso, convicción y están al tanto sobre lo que tienen que hacer para su operación razonable.
Si todo lo anterior se cumple, usted y yo como ciudadanos tendremos una mayor certeza de que, al aplicar las instituciones públicas adecuadamente la herramienta administrativa del control interno de manera preventiva, entonces podremos disfrutar mejores bienes y tener mejores servicios gubernamentales en nuestro beneficio.
jmanuelrmoreno@yahoo.es
Juan Manuel Rosales Moreno /
Política y Administración Pública