El síndrome del cowboy
El intento de magnicidio que estuvo a punto de perpetrarse en contra del expresidente -y hoy candidato presidencial- Donald Trump, nuevamente pone sobre la mesa el tema de la facilidad con la que cualquier norteamericano puede comprar armas sin ninguna restricción, incluso armas de grueso calibre. Peor aún es que Donald Trump, después de este atentado, insista en proteger a éste, que considera un derecho ciudadano.
La fascinación por las armas está arraigada en el inconsciente colectivo del pueblo norteamericano. Sin embargo, entender el significado de este fenómeno colectivo es fundamental.
En Estados Unidos todavía existe un alto porcentaje de la población que recuerda con nostalgia el espíritu del legendario cowboy, como una identidad colectiva. Este personaje —mitificado por el género cinematográfico western— siente fascinación por las armas y la aventura colonizadora.
No es una fascinación bélica lo que hay en el pueblo norteamericano, pues las huellas de la incursión en Vietnam, en Corea del Norte, así como en Afganistán y todas las otras aventuras militares del gobierno norteamericano, aún viven en la mente colectiva, recordando a sus muertos.
Es en el exterior donde juzgamos al pueblo norteamericano con la visión militarista, incluso, dando connotación ideológica y colonialista.
Sin embargo, la imagen mitificada del cowboy -y la de todos los legendarios personajes con los que convivimos durante nuestra niñez quienes hoy pertenecemos a la tercera edad- aún hoy están vigentes y activos en el baúl de los recuerdos de nuestra memoria.
El caballo y la pistola son los símbolos predominantes de la identidad asociada al cowboy.
Marlboro identificó correctamente este fenómeno social, -cien por ciento norteamericano-, cuando le dio esa identidad a la marca de cigarros y con ello alcanzó un éxito insospechado en el mercado. El cowboy de Marlboro hizo época.
Lo primero que deben hacer el gobierno y el congreso norteamericano es tomar decisiones de estado y controlar o restringir la venta de armas en tiendas comerciales.
Sin embargo, quizá no sobra que de forma paralela se lleve a cabo una campaña de impacto cultural para replantear una nueva visión de este mito vinculado al viejo oeste, que esté ajena a las pistolas y rifles.
La imagen mitológica del cowboy y el mundo western podrían replantearse a partir de una visión ecológica.
Sólo así se podrá neutralizar la natural fascinación de un amplio sector de la sociedad norteamericana por las armas, con lo cual se reducirán las masacres y los hechos de violencia, además de reducir el tráfico ilegal de armas que van a dar al crimen organizado de México, lo cual confronta a nuestros dos países.
Como ejemplo de éxito podemos recordar las películas de charros de los años cuarentas, cincuentas y sesentas -de la época de oro del cine mexicano-, las cuales también mitificaron a las pistolas -así como al México bronco campirano-, pero el control que realizó en esa época el gobierno para la despistolización y la restricción de la posesión de armas, a través de los permisos otorgados por la Sedena funcionó. En algo resolveríamos nuestra violencia interna si se restringe la adquisición de armamento en Estados Unidos.
Bloque de contención
Muy poco tacto están manifestando algunos líderes del PAN, -que en lugar de mantener una estrecha relación con quien fue su aliado durante la campaña, el PRI de “Alito”-, empiezan a cuestionar si fue un error haberse asociado con él, e incluso a criticar con visión moralista el grave conflicto que hoy se vive en ese partido a partir de la última asamblea y las reformas que ahí se aprobaron.
La actitud moralista de algunos panistas respecto a este asunto de las reformas partidistas, pone en riesgo al denominado “bloque de contención” que pretende frenar el agandalle morenista y de sus aliados.
Que “Alito” no está actuando democráticamente con respecto a su militancia, es evidente. Sin embargo, es un asunto que debe resolverse internamente Rescatar y fortalecer el bloque de contención legislativo es una prioridad para preservar nuestra democracia. ¿Y a usted qué le parece?
@homsricardo
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