El uso político del Medio Ambiente
La lucha contra el cambio climático y la conservación del medio ambiente han emergido como temas cruciales en la agenda global. Sin embargo, estos esfuerzos han estado plagados de desafíos debido a la politización del medio ambiente, que involucra una amplia gama de actores, desde políticos y activistas hasta corporaciones multinacionales. Este fenómeno ha dado lugar a un complicado proceso de toma de decisiones y ha generado divisiones en la sociedad.
El acuerdo legislativo alcanzado por los Demócratas del Senado de Estados Unidos el 28 de julio de 2023 para destinar casi 370 billones de dólares a medidas de seguridad climática y energética es un paso histórico hacia la mitigación del cambio climático. Sin embargo, este logro no se ha obtenido sin obstáculos significativos. La razón principal de la dificultad radica en la polarización política que ha infectado el debate sobre el medio ambiente en el país.
En el corazón de esta polarización se encuentra el Partido Republicano, que ha adoptado una postura marcadamente anti-ambientalista en los últimos años. Esto se hizo más evidente durante la administración de Barack Obama y ha continuado hasta el día de hoy. Los republicanos han argumentado que las regulaciones ambientales excesivas pueden dañar la economía y limitar la libertad individual.
El economista Paul Krugman sugiere que esta politización de la política ambiental en Estados Unidos está profundamente arraigada en la guerra cultural y está fuertemente influenciada por cuestiones de raza y etnia. A menudo, las regulaciones ambientales se perciben como una amenaza a la industria y a los empleos, lo que lleva a una resistencia feroz por parte de ciertos sectores de la población.
Sin embargo, es importante reconocer que la política ambiental no debería ser una cuestión partidista. La conservación del medio ambiente es un tema que afecta a todos, independientemente de su afiliación política. El cambio climático y la degradación del medio ambiente no discriminan según la orientación política. En última instancia, todos compartimos la misma biosfera y, por lo tanto, es esencial encontrar un terreno común en el que las diferencias políticas puedan ser superadas en aras de un futuro sostenible.
México también ha experimentado su propia politización de los asuntos ambientales. El presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) ha expresado escepticismo hacia el uso de energías verdes y la modernización de las estrategias de conservación ambiental. Proyectos emblemáticos como la refinería de Dos Bocas y el Tren Maya han sido objeto de críticas debido a su potencial impacto ambiental negativo.
Lo que hace que esta situación sea aún más preocupante es la justificación que a menudo se presenta. AMLO ha argumentado que el feminismo y el ecologismo son productos del neoliberalismo, creados para distraer a la población de otros problemas. Esta narrativa sugiere que la preocupación por el medio ambiente se considera una agenda política secundaria, en lugar de un imperativo científico y moral.
Esta postura plantea preguntas sobre el papel de la política en la formulación de políticas ambientales y cómo los líderes políticos pueden influir en la percepción pública de la importancia de la conservación ambiental. ¿Puede un líder político deslegitimar una cuestión ambiental importante mediante la asociación con motivaciones ideológicas o políticas?
En México, la retórica de AMLO sobre el ecologismo como un producto del neoliberalismo también muestra cómo las cuestiones ambientales pueden ser utilizadas como una herramienta en la lucha política más amplia. Esto no solo dificulta la implementación de políticas ambientales efectivas, sino que también crea una polarización innecesaria en torno a un tema que debería ser abordado de manera objetiva y basada en la ciencia.
La politización del medio ambiente plantea desafíos significativos para la acción efectiva en la lucha contra el cambio climático y la conservación del medio ambiente. Es esencial que la política ambiental se aleje de la guerra cultural y se base en la evidencia científica y en el reconocimiento de que la protección del planeta es un objetivo que trasciende las afiliaciones políticas.
Para lograr esto, es crucial que los líderes políticos y las organizaciones ambientales trabajen juntos para encontrar soluciones comunes. La educación y la concienciación pública también son herramientas poderosas para superar la politización del medio ambiente, ya que pueden ayudar a la sociedad a comprender la urgencia de abordar estos problemas de manera apolítica.
Delírium trémens.- Los tribunales, la SEDUVOP y el INAH le dieron la razón a los vecinos inconformes que promovieron el amparo por las obras de rehabilitación del Barrio de San Miguelito… la buena noticia es que la continuidad de las mismas depende ahora solamente del Gobernador Ricardo Gallardo… obteniendo los permisos necesarios para ello.
@luisglozano