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¡Emergencia nacional…!

Por Carlos Pérez García

Julio 27, 2024 03:00 a.m.

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Las tendencias demenciales de un líder político pueden afectar gravemente la evolución de su país: avances o retrocesos. Y, oigan, algo tiene que hacerse ya para detener la continuación acumulativa de verdaderos desastres.

En paralelo a sicopatologías en las que se pierde contacto con la realidad (alucinaciones como en la esquizofrenia, y síndromes de Hybris o delirios de grandeza en los que se convencen de cosas que no son ciertas), leo que hay siete señales para detectar un sicópata o sociópata: 1) tiene un comportamiento social irresponsable; 2) ignora o viola los derechos de otros; 3) se muestra incapaz de distinguir entre lo correcto e incorrecto; 4) tiende a mentir de manera continua; 5) se deleita al manipular y lastimar a los demás; 6) le resulta difícil mostrar empatía o remordimiento, y 7) cae en problemas recurrentes ante la ley.

Podemos ver esto como un trastorno de la personalidad que provoca conductas impulsivas, hostiles y antisociales. También se asocia a un marcado egocentrismo, una frecuente simulación de emociones y una agresiva inestabilidad emocional, a la vez que el afectado intenta ser encantador y manipular sin ningún sentimiento de culpa, vergüenza o arrepentimiento.

Tú, amable lector, lectora, podrás identificar alguno(s) en tu círculo cercano o en nuestro país, y el problema es mayor si se trata del empoderado presidente de la República. Incluso se vuelve catastrófico si está obsesionado con buscar aún más poder.

En México la necedad de AMLO es infinita, mientras que su soberbia se convierte en ceguera y le impide reconocer el daño que causa a su heredera y al país. A todos, les complica aún más sus desafíos y no es nada fácil enfrentarlo, ya que goza de cierta popularidad y muchos aceptan la situación tan negativa por desinformación, impotencia, identidad con sus defectos o gratitud por los repartos de dinero.

Con todo, la pretensión obradorista de rebasar la sobrerrepresentación para Morena y sus partidos satélites en el Congreso, es hoy el problema más urgente de cara a nuestro futuro… hasta de mayor interés que lo que el Mayo Zambada pueda contar sobre López Obrador en Estados Unidos. La debemos enfrentar como una emergencia nacional, pues su improcedencia es tan evidente como el desbordado afán con que es impulsada por el oficialismo autoritario, junto a perspectivas tan absurdas como la contrarreforma judicial.

En la reciente elección de Estado, la ventaja que consiguieron Morena y compañía a partir de múltiples y prolongadas defraudaciones no fue tan arrolladora en el caso de los legisladores que habrán de integrar el Congreso: distribución más balanceada, con 54% frente a 46 de los demás. Sin embargo, quieren ahora casi el 75% de las diputaciones (373) y sólo 25% para la oposición; o sea, más 20, y menos 20 puntos, cuando la Constitución señala 8% como límite a una sobrerrepresentación de cualquier partido que aspire a facilitar sus decisiones en el Congreso.

En aritmética, si al 8% adicional se le suman otros 8 puntos porcentuales se da un aumento de 100% (al doble) para llegar a 16%... y estos gandallas ambicionan aún más. A la vez, el límite legal es de 300 diputados (60%) del total de 500.

Los expertos precisan que ese exceso “no tiene fundamento constitucional”. Eso sí, da una mayoría a modo para que un cacique astuto pero limitado pueda desmontar el país sin tomar en cuenta a casi la mitad de los votantes. De tal manera, con otro intento de fraude se ven en riesgo avances históricos vitales como la división de poderes, la pluralidad en las cámaras, la autonomía de órganos cruciales y los límites a la militarización. ¡Increíble que el futuro de nuestra democracia dependa de burdas manipulaciones!

Sobran los argumentos contra una desmedida y devastadora representación legislativa a partir de razones técnicas ante dramáticas perspectivas que se deben eludir. Del otro lado, ojo, se busca justificarla con ciertos fines por medio de tesis inteligentes o demasiado primitivas.

* BIDEN DETUVO A TRUMP en la elección del 2000 y, tras encabezar un buen gobierno con Kamala Harris, abre ahora la posibilidad de que esta mujer pare de nuevo al peligroso sociópata de allá (un criminal convicto), aunque el de acá (un criminal aún no convicto) ha perjudicado su perspectiva con ladinas e irresponsables tácticas en materia de migración a través de México.

cpgeneral@gmail.com

@cpgarcieral