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ÉXITO VENENOSO

Por Juan José Rodríguez

Julio 04, 2024 03:00 a.m.

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Igual que a nivel nacional muchos mexicanos y mexicanas se preguntan, unos con interés y otros con preocupación, cómo irá a ser realmente la interacción entre Claudia Sheinbaum y Andrés Manuel López Obrador, ya cuando la primera sea presidenta en funciones y el segundo expresidente, aquí multitud de potosinos y potosinas se preguntan cómo irán a marchar las cosas entre la nueva titular del Ejecutivo federal y el gobernador Ricardo Gallardo Cardona.

No se trata de una pregunta ociosa, mucho menos ante el restablecimiento de un sistema de partido hegemónico casi único, como en los mejores tiempos del priismo y sus presidencias imperiales. En lo que interesa, es un mecanismo piramidal de ejercicio del poder cuya cúspide -la Presidencia de la República- nunca era ajena a la designación de un candidato(a) a gobernador, fuera de su partido o de uno aliado.

En lógica consecuencia, el proyecto gallardista de fincar en estas tierras un cacicazgo old fashion dependerá inevitablemente de que tenga respaldo de Palacio Nacional, aún si sus planes son utilizar al Partido Verde para postular la candidatura de quien desea que lo sustituya. Lo ideal para el gallardismo sería que su propuesta recibiera también el apoyo de Morena para ir en una alianza-aplanadora.

Dependiendo de lo bien que sea visto políticamente desde las alturas, el proyecto de Gallardo Cardona pude recibir un respaldo formidable para que su candidata(o) lo sea también del partido guinda y del PT, pero igual puede recibir un gélido “haga lo que guste señor gobernador, pero Morena postulará a fulano o a zutana”. Ir contra el partido de la señora Presidenta no podría salirle barato ni necesariamente exitoso. Un caso más extremo sería que el dueño del Verde, aún con todo el dolor de su corazón y su bolsillo, le dijera algo así como que lo llamaron de mero arriba y tiene que jalar para otro lado.

Por ahora, es evidente que en Morena y sus mandos reales no quedaron muy contentos con el hecho de que el Verde de Gallardo le haya pasado por encima una aplanadora a la dirigente estatal de ese partido. El disgusto es sobre todo porque ninguna necesidad había de hacerlo así. Aún con la certidumbre de que doña Ruth tenía su escaño asegurado, el gallardismo se negó a echarle una manita a doña Rita Ozalia, quien así se ahogó en la orilla. Sobre el particular no tienen ninguna duda en las más altas instancias de Morena y de la 4T.

De hecho, lo que todavía hace un mes podían parecer simples versiones interesadas, al paso de los días, por el trato de Gallardo Cardona a Nachito Segura y lo comentado en corto por éste mismo, entre otras cosas, confirman que la actitud de RGC respecto de la candidatura potosina más importante para Morena no fue negarle un salvavidas sino colgarle un yunque del cuello. (Hay que recordar que Nachito fue compañero de fórmula de doña Rita Ozalia, y de su entorno inmediato ha surgido la historia de que de Palacio le ordenaron abstenerse de cualquier apoyo a su coequipera, a lo que en principio se resistió con el argumento de “no chinguen, cómo meterle el pie a Morena”. Pues se lo metieron y a él lo mandaron a la banca por desobediente).

En nuestra columna del pasado 6 de junio, cuatro días después de las elecciones, a propósito del proyecto caciquil del gallardismo, escribimos lo siguiente: “Al día de hoy, la única esperanza de que los insanos propósitos de la familia en el poder se frustren, radica en que Ricardo Gallardo Cardona sea víctima de su propio éxito”. En esas anda.    

No me desentiendo de que estas especulaciones pueden parecer prematuras y poco consistentes, pero en realidad responden a operaciones políticas de intencionalidad manifiesta y en plena marcha, de hecho, ya concretadas en su primera fase. Me refiero, obviamente, al denodado empeño de Gallardo Cardona por llevar al Senado de la República, por una u otra vía, a su señora esposa, como estación previa a la candidatura a gobernadora en cosa de dos años y meses (parte crucial del pretendido cacicazgo). Si todo lo que hemos visto a plena luz los potosinos estos últimos meses no lleva ese propósito, pues entonces quién sabe a qué le está tirando el mandatario potosino. Reelección no hay ni habrá.

Quedan en el aire algunas variables que no tardan mucho en resolverse. Por ejemplo, en qué posición del gabinete presidencial va a quedar Mario Delgado. El actual presidente nacional de Morena ha sido siempre un buen aliado, quizá no de gratis, del gobernador Gallardo, pero ya no seguirá ahí, y no es lo mismo si va a la Secretaría de Gobernación que a otra de rango menor. Y si como se prevé su lugar en la dirigencia partidista la ocupa la secretaria general Citlalli, las cosas empeoran. Fue ella la que en su momento salió a informar que Morena no respaldaría la candidatura gubernamental de Gallardo Cardona, y cuando un periodista le preguntó por qué, fue muy tan precisa como demoledora: “No cumple con los estándares éticos de nuestro partido”, dijo. Y falta saber también dónde queda doña Rosa Icela. 

En menos de tres meses comenzará a despejarse el panorama de nuestro futuro comunitario.

SE EMPEQUEÑECEN

Si nuestras autoridades, de todas las áreas y niveles, insisten en enfrentar la tragedia del Rich únicamente con el Código Penal en la mano, eventualmente podrán conseguir justicia, pero habrán renunciado al buen gobierno. Lo primero servirá para castigar culpables, pero lo segundo sería para impedir nuevas desgracias y futuras víctimas, y para abatir los elevados índices de corrupción que prevalecen en varias dependencias, tanto estatales como municipales y hasta federales.

Este alegato se sustenta en una verdad universalmente aceptada: entre más complicados y lentos son los trámites oficiales más se propicia la corrupción. Lo dijimos en días pasados, pero es necesario reiterarlo.

Hoy día, conseguir un permiso de restaurante-bar en esta ciudad es de una complejidad apenas creíble. Chapuceramente, con esa clase de licencia operan los llamados antros, algunos de los cuales son simples emborrachadurías con música, otros ofrecen algún tipo de espectáculo y los demás son auténticos burdeles.

Cómo entender que para autorizar un restaurante con venta de bebidas alcohólicas haya que obtener un permiso municipal para las de baja graduación (cerveza) y otro de carácter estatal para las de mayor contenido etílico. Igual de inescrutable resulta que si se obtiene el visto bueno de la Coordinación Estatal de Protección Civil debe presentarse también el equivalente de Protección Civil Municipal. Y a nadie parece preocuparle que negocios de concurrencia masiva se instalen en lugares inapropiados y por lo mismo peligrosos. 

Choca con la razón también el hecho de que la Dirección de Comercio Municipal diga que de acuerdo a sus facultades solamente puede revisar que las cosas se hagan bien “puertas adentro” de los establecimientos. O sea que, si el viernes 7 de junio algún inspector de esa dependencia pasó por la plaza Alttus y vio la peligrosa aglomeración en espacios reducidos concebidos para otros usos, se desentendió del asunto.

Inexplicable resulta también que esa misma oficina municipal cuente con unos sesenta inspectores, de los cuales ¡únicamente tres! trabajan por las noches y tienen que supervisar el funcionamiento de decenas de lugares. ¿Y qué decir de la Dirección de Gobernación del estado que tiene tiempo expidiendo permisos de venta de alcohol, pero solo verbalmente? 

No sé si todo esto sea producto de una conjura de grandes alcances entre antreros y restauranteros, autoridades estatales, municipales y federales (la Cofepris también tiene vela en el entierro), pero se le parece mucho.

La propuesta principal es viable: revisen a fondo las distintas leyes y reglamentos que rigen esa clase de establecimientos, con el propósito de eliminar trámites innecesarios, evitar duplicidades y reducir tiempos de respuesta. Eliminando al máximo la discrecionalidad y abatiendo complejidades, se estrechan los márgenes para la corrupción. También, planificar una reorganización administrativa y operativa de las instancias correspondientes. 

Estamos hablando de una tarea que sensatamente se debe encomendar a expertos ajenos a las oficinas públicas. Esto es fácil de entender: si a la revisión y propuesta de nuevo andamiaje legal y reglamentario meten sus narices las dependencias oficiales, lo primero que van a intentar es no ver reducida su rebanada del pastel y, si se puede, hacerla más grande. 

Nadie dude que en varias de nuestras instituciones de enseñanza superior hay profesionistas muy calificados de las disciplinas necesarias, para presentar un conjunto de propuestas que desenreden esa oscura maraña que alimenta a la corrupción.

Sí, ya sé, se requiere necesariamente de la coordinación y colaboración entre los distintos niveles de gobierno y eso está en chino. Pues entonces que se exhiban. Que ventilen en la plaza su irresponsabilidad.

COMPRIMIDOS

Sigo sin abordar a detalle el tema del Interapas y el proyecto de decreto para desaparecerlo, por la simple y sencilla razón de que como norma profesional nunca escribo de algo que no entiendo. Luego del sonoro anuncio inicial ya salió Don Chiquis a decir que no urge, que ahí se quedará para la próxima Legislatura. Luego la alcaldesa interina de Soledad, súbdita del gallardismo, declaró que ella no tiene interés en salirse del organismo operador y Enrique Galindo, en lugar de fijar postura verbal al respecto, muy sibilinamente se fue en plan de trabajo a la presa San José, donde anunció planes a futuro que forzosamente pasan por el Interapas.

Ahora que se anuncie el nombramiento de su nuevo titular, la Secretaría de Turismo del Estado habrá establecido un récord, nada fácil de superar: cinco en menos de tres años. A Juan Carlos Machinena le diría en términos coloquiales: Tú te lo buscaste. Ni que no los conocieras. Por lo demás, se afianza el estilito patán, vulgar y corrientito de avisar despidos en los medios.

Algo se traen Uñas Largas y El Honestísimo, pues no obstante proceder del mismo establo y suponerse compañeros de viaje, de súbito comenzaron a tirarse con los platos. Veo dos posibles explicaciones: el segundo no salió tan dócil como el primero esperaba, o Ruiz Contreras ya olió sangre y quiere ayudar a que Lupe se vaya cuanto antes y heredarle el cargo.

Reproduzco, porque me parece que tienen resonancias cercanas, unas frases de Jesús Silva Herzog Márquez aparecidas el lunes pasado en su colaboración en Reforma: “El ciudadano que se agacha, el crítico que se calla, el periodista que cierra los ojos, el opositor que se acomoda, enseñan al poder que puede hacer lo que le da la gana”.

Hasta el próximo jueves.