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Factor-Harfuch

Por Francisco Salazar Soni

Septiembre 14, 2023 03:00 a.m.

A

“Ya no solo se actuará mediante detenciones 

en flagrancia, sino que ahora se tendrá la capacidad de investigar la comisión de delitos, 

lo que sin duda será un parteaguas en 

el esquema de procuración de justicia y de seguridad en la CDMX”.

Omar García Harfuch.

Los policías en México son de dos clases, diría alguien de la vieja guardia, los de papel y los de a pie. Haciendo alusión a aquellos que son meramente de libros y posgrados y los otros, que son como los viejos policías rurales del porfiriato, o sea, de los de a pie. 

Yo agregaría otro más, el Policía Político, el que más se ha adaptado en las últimas décadas como consecuencia de los cambios estructurales de las cada vez más participativas sociedades en las democracias y en los grupos políticos en turno. 

Ya no se trata “per se” de la institución policial como tal, sino, del titular de esa institución. Hoy, las corporaciones policiales tienen todo, menos cuerpo, son instituciones deslegitimadas y mucho menos representativas (como debe de ser) de una sociedad. Se han convertido como equipos del futbol mexicano, que son malísimos jugadores, pero traen a un entrenador de renombre y popular, asunto arreglado, si no ganan partidos y son una vergüenza, pues traen a otro entrenador y así sucesivamente. 

Hoy, los jefes de policía deben ser una marca, estar registrados como superpolicías y lo más importante, estar respaldados por un grupo político o empresarial fuerte. Así, el juego es ubicar en el espacio y terreno político a un actor-factor en seguridad. En una compleja estructura política-inseguridad, donde las interacciones entre los políticos y “sus” policías, se convierten en actores sociales del momento, “el famoso timing político de la seguridad”. 

He conocido jefes de policías de todos los sabores y colores, los hay azules, rojos, guindas, verdes y uno que otro variopinto. Pero todos, sin excepción, no existirían más allá del poder político que los cobija, sin esa manta, no les alcanzaría para cubrir sus incapacidades policiales.

Pero el Factor-Harfuch se cuece aparte, es policía de a pie, rural, genéticamente militar-policía, trae su propio bagaje de ADN y le han revelado de los túneles, sótanos, calabozos y cañerías de esa geografía escabrosa policial, que no viene en los libros, ni se enseña en las enclenques academias de policía, pero que “forma las formas y modos”, de las policías mexicanas desde el siglo pasado. 

Harfuch, al frente en la Secretaria de Seguridad de la CDMX logró cinco años consecutivos una reducción significativa de los delitos. Puesto que, no solo él es una marca en sí, sino que transformó y fortaleció a la Secretaría en un binomio: “policía e investigador”. -Un policía que no sabe los que pasa en su cuadrante, o lo que es peor, sabe lo que pasa y no puede investigar, es la parasitosis del sistema de seguridad y justicia-. 

¿Cómo lo hizo? Detección y detención de pequeñas y grandes células delictivas que resultó en: 254 células criminales desarticuladas, más de dos mil presuntos delincuentes detenidos, incautación de más de mil armas de fuego, decomisos de droga y la detención de bandas dedicadas al robo de autopartes.   

TAPANCO: Ya sea a nivel federal o en la CDMX, el Factor-Harfuch influirá como contrapeso. Actores militares empoderados; Políticos altamente deslegitimados; Desde el 2012 la demanda ciudadana es seguridad y no va a cambiar en el 2024, los problemas de inseguridad eran graves, hoy, están más sofisticados, complejos y son más poderosos por el enquistamiento político y social.

La cuestión es ¿Habrá una política de seguridad, u otra vez una gestión de la violencia? 

@franciscosoni