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Familia y escuela Capítulo 174: Más allá de los libros de texto gratuito

Por Gustavo Ibarra Hurtado

Agosto 09, 2023 03:00 a.m.

A

El proceso educativo como tal, es mucho más amplio y complejo que solamente algunas de sus dimensiones, componentes e instrumentos.

Si bien es cierto que, algunos de estos últimos se han posicionado y han sido tomados como fundamentales para el desarrollo de la formación educativa en el país, no se podría afirmar a priori que los resultados y productos obtenidos por todo el sistema educativo son causados por solamente alguno de ellos; tal es el caso de los libros de texto gratuitos.

No pretendo realizar una defensa a ultranza de los ejemplares que han sido elaborados para distribuirse en nuestro país en agosto de 2023; más bien, en primera instancia, es un posicionamiento y mirada general del papel que los libros de apoyo gratuito, sin duda importantes, juegan dentro de todo el gran proceso educativo y de la urgencia de promover, el no depender y creer que toda la educación y sus resultados están directamente relacionados con sus contenidos y la perfección, que para algunos, deben de incluirse en ellos.

Desde la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos en 1959, pasando por aquel febrero de 1960, cuando la niña María Isabel Cárdenas, alumna de la comunidad de “El Saucillo” en San Luis potosí, recibe los primeros libros para el primer grado con sus cuadernos de trabajo; al mismo tiempo que resulta un acto trascendental para la educación, inicia el desarrollo de los planes y programas de estudio, apoyados en un material que a la fecha resulta insustituible.

Sin embargo, a la par de ese gran logro, comienza la instrucción casi única de qué, cuándo y cómo debe enseñar el maestro y aprender el alumno; delimitando los contenidos que de acuerdo con la edad y desarrollo cognitivo de todos los niños y adolescentes mexicanos, sin importar su origen, contexto social, cultural y económico deberán “aprender”.

Desde entonces, el hermoso y libre proceso de educar y aprender se comenzó a convertir en el “mecánico”, repetitivo y en muchas ocasiones “aburrido” trámite de revisar contenidos de un libro que algún grupo de expertos consideró necesario incluir. “…niños, buenos días, vamos a comenzar la clase, abran su libro en la página 23…” hablamos de lo que se conoce como: aprendizaje basado en los contenidos.

Lo anterior, reduce el papel del maestro y del alumno a simples transmisores y receptores, no importa que se use la tecnología y las aplicaciones cibernéticas más novedosas, porque aún así, para ellos su única misión es cumplir con el programa de estudios incluido en libros de texto y en corroborar que dichos contenidos sean mecanizados, repetidos fielmente en evaluaciones que con calificaciones numéricas reflejan “el aprendizaje” y te convierten en alumno excelente o en un perfecto “burro”.

El transitar hacia otro modelo educacional, en el cual se desmitifique la forma de acceder al conocimiento, haciendo corresponsable del aprendizaje al alumno, familias, medios de comunicación y maestros, es una necesidad imperiosa, dado que implica liberar a todos ellos de solamente obtener entre un 6 y un 10 de calificación, teniendo así la posibilidad de ser creadores y artífices conscientes de nuestra propia educación y proyectos de vida, accediendo a otros contenidos y compromisos que reunan, aparte de los científicos, a aspectos éticos, ecológicos, culturales y sociales en los que se desarrolle su existencia.

Lo anterior no es resultado de agitar una “varita mágica”, de un decreto gubernamental o secretarial ni de una capacitación de un par de semanas y sesiones de Consejos Técnicos para maestros; mucho menos de los contenidos de un libro de texto. Estamos hablando de todo un movimiento generacional que incluya desde la formación de profesionales de la educación con esa óptica, congruencia en los objetivos no solo de las instituciones escolares, sino de familias y todas las instituciones y medios que tienen interacción social directa.

¿Tienen errores los libros de texto gratuito? todos los han tenido, mínimos y hasta garrafales.

¿Están cargados de contenidos ideológicos, dogmáticos y de adoctrinamiento hacia alguna facción particular? todo discurso escrito, hablado o de cualquier índole comunicativa lo tiene; bastaría con revisar las diferentes versiones nacionales o locales de estos textos: elementos políticos resaltados u ocultados, contenidos favorecidos u omitidos; todo ello, usados a favor o en contra de algún grupo en el poder u opositor.

Recordemos el caso de los textos de los años setentas con los primeros esquemas corporales de niño y niña apareciendo como inicio de una educación sexual y las resistencias que enfrentaron; o el caso más reciente de la inclusión de las familias homoparentales.

No nos confundamos, la discusión sobre los libros de texto gratuito y sus diferentes elementos, desde luego que es importante; sin embargo, no es el centro del proceso, porque existe un panorama más complejo y urgente por atender.

Comentarios: gibarra@uaslp.mx