Fenómenos naturales, desastres humanos y vides heroicas

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El mundo del vino no escapó este año a la serie de fenómenos naturales que han causado desastres en asentamientos humanos de otras latitudes, sin embargo, parece que en este caso, excepcional como siempre, las mismas plantaciones de vid tienen un efecto paliativo ante la quemazón. Escribo <fenómeno natural> porque un <desastre natural> sería, por ejemplo, un derrame de petróleo en el océano, no un terremoto o un tsunami que afecta a las poblaciones humanas; es decir, aún no se sabe si los incendios en California han sido causados por la acción del hombre o han sido consecuencia de un ciclo natural.

La cuestión es que mientras que los valles de Napa y de Sonoma siguen luchando contra una tormenta de fuego feroz, muchos viñedos en las áreas agobiadas parecen emerger en gran parte indemnes. Las exuberantes hileras de vides verdes están en marcado contraste con decenas de miles de hectáreas de robledales, así como barrios residenciales y edificios de servicios turísticos, que han sido quemados. A pesar de las aterradoras imágenes de las llamas que consumen bodegas y salas de degustación y que se ciernen sobre el fondo de viñedos de postal perfecta que son comunes en la región, las afectaciones hasta ahora parecen ser principalmente una catástrofe más de tablas y cemento, edificaciones que en muchos casos rompen esa continuidad de parajes boscosos y sembradíos.

“Los viñedos salvan vidas”, dijo Jennifer Putnam, directora ejecutiva de Napa Valley Grapegrowers, que tiene un título universitario en silvicultura. “Salvaron propiedades y vidas en el condado de Napa. Está clarísimo”. Incluso en la propiedad de Castello di Amorosa, Napa, donde un edificio que aloja la sala de degustación se convirtió en cenizas la noche del domingo, 40 acres de viñedos de muchas décadas de edad sobrevivieron, dijeron los propietarios: “Las vides parecen estar casi al 100% intactas. El fuego sólo llegó hasta el borde de la viña y se detuvo”.

Los bomberos dijeron que consideraban que el espacio relativamente abierto de viñedos, que contienen más humedad que los bosques de roble, era un cortafuegos natural que permitía a sus fuerzas concentrarse en proteger áreas y estructuras pobladas. Los equipos “usan los viñedos en su ventaja para asegurarse de que pueden detener la propagación del fuego”, dijo el portavoz de Cal Fire, Jonathan Cox, jefe de batallones del norte de California, y añadió: “He visto algunos daños a algunas de las cosechas, donde el calor era tan intenso que quemó la vid, pero eso no está muy extendido”.

A esto se suma la resiliencia de las vides: se han encontrado algunas carbonizadas, pero todavía vivas. En el vecino condado de Sonoma, los rumores de la desaparición de bodegas resultaron ser falsos, aunque más al sur, una casa histórica en el viñedo, el hotel y restaurante Meadowood, quedó hecha cenizas; Karise Kruse, presidenta de los Viticultores del Condado de Sonoma, dijo que también vio contrastes notables entre las viñas verdes y los barrios suburbanos calcinados: “En los extremos de las filas de la vid se podía ver que la cosecha de cobertura fue quemada, luego todo lo demás estaba bien”.

Es muy pronto para conocer el alcance de los daños, los focos siguen vivos, pero todo indica que lo peor ha pasado. La cosecha 2021, como la 2017, será recordada por estos incendios, seguramente, y por el papel salvador de los viñedos en el desastre. Se lamentan las pérdidas humanas en primer lugar, luego las de sus patrimonios (el vino en tanques, barricas y botellas que ha desaparecido) pero también los daños a árboles centenarios y a algunas vides añejas: un edificio puede reconstruirse en unos meses, una vid tardará décadas en madurar de nuevo y ofrecer esa calidad maravillosa de mosto a la que nos tiene acostumbrados la región norcaliforniana. 

@aloria23 

aloria23@yahoo.com

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