Gobiernos de Coalición, el futuro
Es indudable que México en materia política y particularmente en el sistema de partidos, se viven tiempos inéditos, en poco más de dos siglos de vida independiente.
Es necesario recordar que, el movimiento independentista de los albores del siglo XIX marcó la lucha entre dos facciones: los insurgentes, luego conversos a independentistas, frente a los realistas que defendían sus posiciones de privilegio. Una vez obtenida la emancipación, en la otrora Nueva España, volvieron a surgir dos bandos, uno que apeló por convertir a la reciente nación en un modelo federal, copia fiel del vecino anglosajón y por otro lado quienes incluso le apostaron a contar con una Monarquía constitucional con todo y casa reinante mexicana; finalmente, los vencedores de esa pugna hasta el nombre calcaron: Estados Unidos Mexicanos.
Con las viscicitudes que enfrentaba una muy joven nación, aparecieron nuevamente dos bandos: los que pugnaron por asumir un modelo de respeto de libertades, de fortalecimiento del Estado Laico al tiempo que se guardaba sana distancia respecto al clero y al ejército, frente a ellos, otro grupo que se atrevió incluso a trasladar desde Europa un Príncipe aventurero que les garantizara conservar una religión fuerte e intactos los fueros, a quienes se sentían despojados, por los peyorativamente llamados liberales jacobinos.
Al finalizar el siglo XIX el bando liberal logró consilidar las bases de la República, sin embargo el poder militar encarnado por el General Porfirio Díaz Mori, en un pacto factico con el clero, inobservó la Constitución de 1857, logrando que México transitara al siglo XX, en una aparente modernidad cargada de desigualdad social.
Fue entonces que, campesinos y trabajadores, asociados de una clase política emergente se alzaron en armas, surgiendo así otro enfrentamiento, revolucionarios contra porfiristas; al final, con el exilio del ya entonces octogenario oaxaqueño, se promulgó una nueva constitución, una de corte social y años más tarde se inauguraría la etapa del sistema de partidos.
Así, desde el PNR nacido en 1929 y hasta el año 2000 cuando el PAN asume la presidencia por primera vez, pasando por los movimientos de 1968, la polémica elección de 1988, las transiciones de 2012 y 2018, este país ha visto la plenitud y el ocaso del sistema de partidos, ahora algunos denominados: “movimientos” como el que actualmente gobierna el ejecutivo federal y la mayoría de las Entidades Federativas. Y es justo en el preludio de la elección de 2024, visto el antecedente de la carga histórica que les precede, que los partidos, facciones y/o movimientos, están por primera vez en una disyuntiva histórica: su redefinición.
La primera, la ideológica, ¿qué es ahora el PNR de Plutarco y el PAN de Gómez Morín?, ¿qué le ocurrió al PRD que conformaron juntos el Ingeniero Cárdenas y Muñoz Ledo? ¿cómo se asumen entonces MORENA y MC, ya que no se consideran partidos tradicionales? ¿el Verde es partido ambientalista y el del Trabajo sostiene aún la ideología maoista en el siglo XXI?
La segunda disyuntiva: ¿Alianzas, coaliciones o aislamiento?. El gran pluralismo existente, ha obligado a postergar la discusión ideológica, no porque haya dejado de ser importante, sino porque los tiempos exigen pragmatismo y soluciones, finalmente los verdaderos enemigos de México, son, entre otros, la inseguridad y la desigualdad social, en eso todos, absolutamente todos estamos de acuerdo.
Por tanto, es importante preguntarnos como iniciaremos en México el primer cuarto del siglo XXI, seguramente habrá alianzas, sí, porque más que necesarias son indispensables, pues ninguna fuerza política sobrevivirá electoralmente aislada, ninguna. Luego de la elección lo que sigue es la conformación de gobiernos de coalición, olvidémonos de la vieja lógica partidista, esa ya hay que jubilarla, hoy deberíamos estar pensando en modernos modelos de gobiernos conformados con lo mejor de cada postura, si la política tiene sentido y tiene como premisa el servir a México, en todas las fuerzas políticas hay mujeres, hombres y personas no binarias valiosas, que al serlo, demostrarían su valía anteponiendo el interés partidista por uno superior, la lealtad al país y a su pueblo.
Imagine Usted el día después a Xóchitl invitando a Marcelo a sumarse, o Claudia designando a Santiago, o viceversa, como Usted quiera imaginarlo, tod@s demostrarían grandeza y altura de miras, y por fin en México las personas estarían más allá de las facciones. ¿No será que eso necesitamos, que no todos queremos un México mejor?.
Decía Luther King: I have a dream, yo también.
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