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Implementación de la Reforma Judicial

Por Luis González Lozano

Septiembre 14, 2024 03:00 a.m.

A

“Nunca olviden que lo que hizo Hitler en Alemania era ‘legal’”.

Martin Luther King, Jr.

Andrés Manuel López Obrador ha concluido su mandato con una nota discordante que resonará por mucho tiempo en los anales de la historia política del país. La reciente aprobación de la controvertida reforma judicial en el Senado marca no solo un día triste para la República, sino también el epílogo decepcionante de un gobierno que ha dejado una herida profunda en la estructura democrática de la nación.

En el momento en que México más necesitaba una oposición sólida, capaz de actuar como un contrapeso efectivo y constructivo, fuimos testigos de un espectáculo lamentable en el Senado. La falta de un debate serio y profundo sobre las implicaciones de esta reforma judicial refleja una crisis más amplia en nuestra cultura política.

La oposición, en lugar de presentar argumentos sólidos y propuestas alternativas, se mostró débil y desorganizada, incapaz de articular una respuesta coherente a una reforma que desestabiliza uno de los pilares fundamentales de nuestra democracia.  La vergonzosa traición de dos senadores de oposición, cuyas acciones han sido nada menos que una burla para los mexicanos. Este acto de traición política es un recordatorio doloroso de la fragilidad de nuestra democracia y de la necesidad imperante de una vigilancia ciudadana constante. Los mexicanos merecemos representantes que honren su compromiso con la nación, no que lo vendan al mejor postor en los pasillos del poder.

La reforma judicial, impulsada por el movimiento de la 4T, se presenta como una solución a los problemas endémicos del sistema judicial mexicano. Sin embargo, un análisis detallado revela que esta iniciativa está mal pensada, mal planteada y puede tener graves consecuencias para la estabilidad económica y política de México.

Es indiscutible que el sistema judicial mexicano necesita una profunda transformación. Los problemas de corrupción, ineficiencia y falta de acceso a la justicia son males que han aquejado a nuestro país durante décadas. Sin embargo, la solución no puede venir en forma de una reforma apresurada y mal concebida que, en lugar de corregir estos problemas, amenaza con exacerbarlos.

La transformación del Poder Judicial debió basarse en un análisis riguroso, consultas amplias con expertos en la materia, y un consenso político que trascienda las líneas partidistas. Debió buscar fortalecer la independencia judicial, mejorar la eficiencia del sistema, y garantizar el acceso a la justicia para todos los mexicanos, sin comprometer los principios democráticos fundamentales.

Ante este escenario preocupante, es imperativo que ahora la sociedad civil, los académicos, los juristas y todos los ciudadanos comprometidos con el Estado de Derecho NOS UNAMOS PARA EXIGIR UN PROCESO DE IMPLEMENTACIÓN RIGUROSO Y TRANSPARENTE DE ESTA REFORMA, tanto a nivel federal como local. No podemos permitir que su aplicación siga la tónica desordenada y precipitada que ha caracterizado a muchas de las iniciativas de la 4T.

Es crucial que demandemos (i) Un proceso de implementación basado en evidencia: Cualquier cambio en el sistema judicial debe sustentarse en estudios técnicos, análisis de impacto y mejores prácticas internacionales. (ii) Participación de expertos independientes: La implementación debe contar con la supervisión y asesoría de juristas, académicos y organizaciones de la sociedad civil especializadas en temas de justicia y Estado de Derecho. (iii) Transparencia y rendición de cuentas: Cada paso del proceso de implementación debe ser público y estar sujeto al escrutinio de la sociedad y los medios de comunicación. (iv) Mecanismos de evaluación y corrección: Deben establecerse sistemas para monitorear los efectos de la reforma y realizar ajustes si se detectan consecuencias negativas no previstas. (v) Respeto a los principios constitucionales: La implementación debe realizarse en estricto apego a la Constitución y los tratados internacionales de derechos humanos ratificados por México.

Más allá de las promesas y la retórica política, es fundamental que EN UN BREVE PLAZO TODOS LOS CIUDADANOS TENGAMOS EVIDENCIA TANGIBLE Y VERIFICABLE DE QUE ESTA REFORMA HA LOGRADO LO QUE ANDRÉS MANUEL LÓPEZ OBRADOR PROMETIÓ: una JUSTICIA PRONTA y EXPEDITA, PLAZOS MÁXIMOS RAZONABLES PARA LA RESOLUCIÓN DE JUICIOS y LA ELIMINACIÓN DE LA IMPUNIDAD.

No podemos permitir que la Reforma Judicial se convierta en otra gran patraña, como sucedió con la afirmación de que nuestro sistema de salud se equipara al de Dinamarca, una afirmación presidencial que está muy lejos de la realidad e insulta a todos los mexicanos que diariamente padecemos sus deficiencias.

Delírium trémens.- La televisión inunda la mente de las personas con programas que solo fomentan el morbo y lo superficial, convirtiéndose en un circo para distraer al pueblo de los temas públicos. Este tipo de contenidos solo agrava la situación del país, llevándonos a un panorama aún más crítico. Mientras tanto, hubo mucho ‘pueblo bueno’ que ni se enteró de que la democracia en México había muerto.

 @luisglozano