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Jacarandas potosinas

Por Marta Ocaña

Marzo 24, 2021 03:00 a.m.

El sol ha cumplido uno de sus grandes ciclos y regresa este equinoccio regalándonos los colores de la primavera. Y en San Luis, como en muchos otros lugares, nuestras calles se pintan color de jacaranda, tonalidad que cada año alegra mis ojos y mis caminos diarios.

En San Luis, la primavera tiene dos colores especialmente: el amarillo de las flores de los huizaches y los lilas o morados de las jacarandas. Con ellos siento que esta niebla de la pandemia se disipa y aunque hartos y acostumbrados al distanciamiento social y a la disminución del contacto presencial, sus flores nos remiten a mejores tiempos y a la esperanza de mejores días.

Hay otros caminos que no son tan agradables ni a la vista ni al olfato. Uno de aquellos que hemos hecho nuestro paseo diario para ejercitarnos o para simplemente tomar aire y que nuestros perros lo tomen con nosotros, se encuentra tapizado de los desechos de estas lindas criaturas. Es el caso del camellón de Himalaya un tramo de más de un kilómetro que mal que bien y con sus asegunes, nos ha servido para aligerar el peso de estos doce meses de pandemia.

Yo cada vez voy menos, porque en lugar de disfrutarlo solo voy atenta de que mis pasos no sigan la ruta del desecho intestinal de los canes que encuentran ahí, el lugar ideal para vaciar sus cavidades digestivas. Y la culpa no es del perro sino de quien lo pasea.

Cierto es que muchos, pero no todos ni los suficientes, salen de sus domicilios equipados con bolsas de plástico y botellas de agua. Pacientemente recogen, limpian y llevan consigo hasta los contenedores especiales o hasta sus casas, el producto animal que sale de sus mascotas. Aún así cada 4 pasos, es posible caer en las diversas muestras, tamaños, colores y olores y terminar más que enfurecido en lo que debía ser un divertimento.

La ruta desde Salvador Nava hasta avenida Sierra Vista tiene al menos 4 contenedores color rojo para depositar la materia fecal de nuestros perros. Y pareciera que sería suficiente para que los usuarios perrunos nos demos por enterados que, así como no es correcto tirar basura en la vía pública, tampoco debiéramos hacernos de la vista gorda cuando nuestros perros deciden tomar estas vías como su WC.

Es un hecho y es de poco sentido común que esperemos que el perro o no lo haga o sea él mismo quien se haga cargo de retirarlo. Es obvio que no permitiríamos que el perro lo hiciera en el interior de nuestras casas y que, al hacerlo en los jardines o patios, somos los dueños quienes nos hacemos cargo de esa limpieza. Mi idea es que pensemos en la vía pública como si fuera nuestra casa. Que sigamos amando a los perros pero que hagamos consciencia de que los espacios comunes son responsabilidad de todos.

Quizá así podamos voltear a ver las flores de las jacarandas en lugar de caminar evitando quedar atrapados en la mierda de nuestras amadas mascotas. Palabra que hasta decirla parece despedir cierto olor que por cierto no agrada a nadie como sí lo hacen las jacarandas potosinas.