Las cosas como son

“Nunca se miente más 

que después de una cacería, durante una guerra y antes 

de las elecciones.” 

Otto Von Bismarck

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Pasamos del ¡que alguien me explique! de mi colaboración anterior, a ¡las cosas como son!, sin buscar sinónimos, adjetivos o coloquialismos graciosos de esos que tanto nos gusta inventar para minimizar una situación, o quitar gravedad a un asunto.

¿Por qué muchos compatriotas no confiamos en nuestro gobierno/autoridad? La desconfianza en el gobierno es un tema complejo que tiene raíces históricas, políticas y sociales. Varios factores han contribuido a este sentimiento, pero destaco los siguientes:

1. Corrupción y escándalos políticos: De manera histórica y recurrente, han existido casos de corrupción en todos los niveles y poderes de gobierno, por todos los partidos políticos e ideologías, erosionado la confianza de los mexicanos en su gobierno.

2. Impunidad y falta de justicia: Muchas personas –y quizás con razón-, sienten que la ley no se aplica de manera equitativa y que los poderosos pueden evadir la justicia.

3. Crisis económicas y desigualdad: Las crisis económicas que padecimos buena parte de los últimos 30 años del siglo XX generaron gran descontento y agravio, especialmente cuando se percibe que las políticas sociales –de carácter clientelar-, no contribuyeron a mejorar la calidad de vida de la mayoría.

4. Influencias externas y desinformación: Los medios de comunicación tradicionales desde siempre, sumados a las redes sociales de unos años a la fecha, han amplificado esta percepción de falta de confianza y erosión política e institucional.

Tomo estos 4 factores para mi reflexión sobre dos temas de actualidad para los mexicanos: migración y elección del Poder Judicial.

Aparentemente no tienen relación la crisis migratoria y el desmoronamiento institucional, pero si usamos el sentido común y los analizamos considerando estos 4 factores que mencioné, quizás encontremos alguna explicación racional a lo que está sucediendo.

La política migratoria de Estados Unidos ha sido históricamente un tema de tensión con México, pero en los últimos meses las medidas implementadas por el gobierno estadounidense han generado una crisis humanitaria sin precedentes.

Las recientes redadas masivas del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE) provocaron protestas multitudinarias en Los Ángeles California, que iniciaron el fin de semana del 7 y 8 de junio, donde miles de personas salieron a las calles para exigir el respeto a los derechos de los migrantes. El final tiene un pronóstico incierto.

La respuesta del gobierno ha sido contundente con el despliegue de la Guardia Nacional y el uso de tácticas de represión, dejando en evidencia la falta de voluntad para abordar el problema desde una perspectiva humanitaria.

En México, la crisis institucional se ha profundizado con las elecciones del Poder Judicial del pasado 1 de junio.

La Misión de Observación Electoral de la Organización de los Estados Americanos (OEA) emitió un Informe Preliminar donde cuestiona la legitimidad del proceso, y advierte sobre los riesgos de replicar este modelo en otros países.

La baja participación ciudadana, de apenas el 13% -sin considerar votos nulos ni en blanco-, y la falta de exámenes estandarizados para evaluar la idoneidad de los candidatos, han sido señaladas como factores preocupantes.

En este contexto, el Dr. Daniel Zovatto, analista político e investigador, declaró que México ha pasado de ser una democracia incipiente, a convertirse en un régimen autoritario. Según Zovatto, la captura del Poder Judicial por el oficialismo representa el desmantelamiento del Estado de derecho y el fin de la división real de poderes en México.

Estos dos acontecimientos, tienen como elemento común una crisis de gobernabilidad y ética.

La política migratoria de Estados Unidos y la crisis institucional en México son síntomas de un problema mayor: el desfondamiento de las instituciones democráticas y la pérdida del sentido común para la toma de decisiones racionales por nuestras autoridades.

En un mundo donde la pos verdad, la inteligencia artificial y las redes sociales moldean la percepción pública, la manipulación de la información y la erosión de los valores fundamentales han agravado la incertidumbre e incrementado la polarización política y social.

Surge la pregunta: ¿cómo podemos recuperar la confianza en las instituciones y garantizar que las decisiones políticas se tomen con base en principios éticos y democráticos?

La respuesta es compleja, pero es evidente e importante que como sociedad civil asumamos un rol fundamental para defender nuestros derechos y la verdad. La movilización ciudadana, como la que está sucediendo en Los Ángeles, y el escrutinio internacional sobre el proceso de la elección judicial en México, son señales de que aún existe resistencia ante el avance del autoritarismo y la indiferencia gubernamental.

Las cosas como son: El mundo atraviesa una crisis de valores que amenaza con socavar los pilares de la democracia tal y como la conocemos (derechos humanos, seguridad y desarrollo, OEA).

La lucha por la justicia y la equidad no puede depender únicamente de los gobiernos; es responsabilidad de nosotros los ciudadanos exigir transparencia, respeto a los derechos humanos y el fortalecimiento de las instituciones.

Solo así podremos evitar que la pos verdad y la manipulación política definan el futuro de nuestra sociedad.

jmanuelrm@msn.com