Los muertos

El culto a la vida, es también culto a la muerte, decía Octavio Paz. Tenemos ya altares de ofrendas y mañana es Día de Muertos, con limitaciones para visitarlos ahora que su número ha crecido tanto a lo largo del año por el descontrol de la violencia y la pandemia.

Miren aunque no lo quieran reconocer el presidente y su vocero sanitario, la gestión de la pandemia en México ha sido una de las peores del mundo y la perspectiva se agrava por el rechazo a admitir las deficiencias evidentes y documentadas. Al décimo mes del año siguen negando tantas mentiras o equivocaciones, aunque el doctor López-Gatell ya modifica su rechazo al cubrebocas al asegurar que siempre lo había aceptado e impulsado.

En fin, sólo diré aquí que las negaciones de ambos funcionarios han sido constantes y muchos los errores en sus datos (HLG) o recomendaciones (AMLO) que se recuerdan como escándalos, todo lo cual incidió en forma negativa y elevó el número de muertos. En éste, como dolorosa cifra esencial, se habló el 4 de junio de que podría dispararse a 6 mil o 30 mil y hasta el doble, 60 mil, en un “escenario catastrófico”. Hoy se rebasa este dato en 50%, con más de 90 mil.

No me meto al detalle de las costosas equivocaciones del presidente o de su protegido tan soberbio y politizado, pues interesan más las soluciones diferentes como aumentar el número de pruebas, organizar rastreos de contactos, generalizar el uso correcto de cubrebocas, mejorar el cuidado en hospitales públicos, y copiar otros aspectos de países de Asia Pacífico.

En síntesis, se trata de generar confianza con la verdad, predicar con el ejemplo de su liderazgo, y cuidar cada palabra en exigencias o recomendaciones. Un cambio real… menos político, más científico.

Es necesario un estado de emergencia con la profundización de medidas y la adición de otras a partir de un consejo asesor de exsecretarios de Salud y especialistas nacionales y extranjeros… Conviene que el presidente no se meta y que haya un “zar” de prestigio para impulsar con decisión la nueva estrategia en una cruzada nacional en la que, digamos, se distribuyan cubrebocas subsidiados.

Coincido en que es erróneo y muy costoso politizar para cubrirle las espaldas al jefe en función de simpatías por un modelo que, con su cariz ideológico, reparte culpas a la corrupción o el neoliberalismo. ¡Si no hay cambios de fondo, seguirá habiendo demasiadas muertes!

* UN GRAN LÍDER NO necesita ser médico o economista o administrador, sino que le bastaría con entender más de qué tratan esos profesionales y tener algunos muy capaces que lo ayuden, sobre todo en la tercera. Aquí el gurú Peter Drucker decía “El liderazgo no se refiere a hacer discursos o a gustarle a la gente; el liderazgo es definido por resultados, no por atributos”.

En México la ineficacia del Gobierno Federal es fatídica para el país. De origen, en las naciones la política es primordial… si bien el ser humano tiende a degradarla y puede arruinar la efectividad del gobierno y sus estrategias. Esto sucede en muchos sitios, pero acá ya llega a extremos.

Aparte de que el presidente ha complicado su gestión, sólo le atina a los pronósticos deportivos (béisbol) pues ha fallado casi todos los que ha hecho para la pandemia, la economía, la inseguridad o lo social (la pobreza). No entiendo hacia dónde va y se acumulan sus yerros o distractores.

En medio de tantos enredos y conflictos, se provoca que sin diálogo algunos gobernadores se radicalicen ante el pacto fiscal como respuesta a los desafíos del gobierno morenista. Esto se da en el marco de la crisis presupuestal que nutre una crisis política e incluso puede generar una constitucional.

Es necesario despojarse de resentimientos personales para sentarse a entender y ceder, o a explicar por qué no se cede, de tal manera que de ambos lados se pongan en los zapatos del otro y negocien por encima de intereses políticos o electorales. Con respeto e inteligencia, además, el presidente se puede valer de la Conago y sus mandatarios.

Nada fácil y nadie gana… es así crucial y desafiante. Habrá que apoyar y el factor fundamental está en la presidencia de la República.

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