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Los Partidos de Centro

Por Jorge Andrés López Espinosa / PULSO

Enero 25, 2021 03:00 a.m.

En un contexto inminentemente electoral como lo es el actual, donde el pragmatismo político parece haber declarado la muerte a la ideología e inaugurar en México un escenario insólito, donde se han tejido alianzas formales, -pues las fácticas ya existían-, en tal escenario inédito la geometría política en donde con toda claridad se distinguían los institutos políticos de izquierda o de derecha hoy particularmente resultará muy complicado encontrar las diferencias ideológicas, pero sobre todo explicarlas a quienes de buena fe y con gran corazón han defendido toda su vida los idearios y principios de izquierda o de derecha, algo como si Joaquín Sabina fanático colchonero, ahora tuviera que vitorear al Real Madrid y además en el Bernabeú. En ese sentido, me parece importante reflexionar como en las naciones de América Latina que han tenido en distintos momentos de su historia gobiernos de izquierda o de derecha, evidencía la urgente necesidad de que se tengan opciones de centro, pero sobre todo que tales opciones lleguen a convertirse en gobierno. En esta columna hemos citado en algún momento a un político extraordinario que intentó lamentablemente con poco éxito aterrizar en México una opción seria equidistante entre la derecha y la izquierda, me refiero a Manuel Camacho Solís quien en la víspera a las elecciones del año 2000 logró el registro del Partido de Centro Democrático, un proyecto político estructurado en lo ideológico, sólido en lo programático y con un proyecto de nación. Aquel proyecto según los datos oficiales con Manuel Camacho Solís como candidato a la Presidencia de la República sólo obtuvo el 0.55% de la votación, sólo poco más de 205 mil mexicanos creímos y votamos por ese proyecto. La periodista española Anabel Díez escribió en noviembre de 2019 un artículo en el diario El País que tituló: “La maldición de los partidos de centro”, a propósito del fracaso de estos partidos en España, aunque afirma que la posición de centro sí existe, argumenta también que son los políticos los que lo abandonan, al no tener un vínculo emocional con el electorado. Y en efecto pareciera que en latinoamerica el declararse seguidor de un partido de centro, fuera algo parecido a un descafeinado, es decir, desprovisto justo de esa emoción de la que escribe Anabel Díez, pues así como el futbol apasiona la política también debe estar provista de la pasión que acompaña un proyecto; al tiempo me parece que el gran aporte de Manuel Camacho Solís con el (PCD), fue el de un visionario, que creó la idea de un partido adelantado a su tiempo, un partido a destiempo para el México de hace dos décadas, que sí bien nos emocionó a los jóvenes veinteañeros que acompañamos en San Luis Potosí ese proyecto, no logró conectar con los millones a los que por el contario sí emocionó la propuesta de cambio encabezada por Fox Quezada. Hoy, el legado ideológico de un partido de centro pensado tal como lo pensó Manuel Camacho Solís, pareciera que no murió con su autor, al contrario políticos brillantes que seguramente por su generación convivieron con él, desde hace algunos años estudiaron, refrescaron y mejoraron el proyecto, proveyéndolo de eso que careció en su momento el (PCD) de causas nutridas con un color vivo y expresivo. A poco más de veinte años de distancia de esa idea genial, de que en México, en un futuro cercano se gobierne fuera de la derecha y la izquierda, la posibilidad está latente. Eppur si muove. Buen inicio de semana. Twitter @Jorge_Andrés78.  jorgeandres.manoizquierda@gmail.com.