Mal presupuesto
El presupuesto es la ideología
en números redondos”.
Agustín Basave Benítez
Hasta ahora el presidente López Obrador ha podido vanagloriarse de mantener finanzas públicas sanas. Su prudencia le ha permitido lograr una tasa de inflación razonablemente baja, alineada a la de nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, y un peso fuerte. Para el 2024, sin embargo, terminará esta prudencia. El déficit presupuestario, que se espera cierre en alrededor de 3.3 por ciento del producto interno bruto en 2023, aumentará a 4.9 por ciento en 2024. Los requerimientos financieros del sector público, que es la medición más amplia del déficit y señala la necesidad de contratar nueva deuda, subirán de 3.9 a 5.4 por ciento del PIB. Son cifras inquietantes.
Un mayor déficit debe compensarse con deuda, impuestos o creación de dinero. Al final suele producir inflación y devaluación. El presidente se ha comprometido a mejorar el manejo del presupuesto sin aumentar deuda ni impuestos, pero en 2024 aumentará la deuda.
El déficit se está elevando porque el gasto público lo está haciendo también. En 2024 el gasto neto total alcanzará los 9 billones 22 mil millones de pesos, cifra histórica. Es un aumento de 368,800 millones de pesos, 4.3 por ciento, sobre los 8 billones 653,200 millones de pesos de 2023. El gobierno cada vez gasta más.
Como los ingresos presupuestarios para 2024 serán de solo 7 billones 329 mil millones de pesos, los requerimientos financieros del sector público serán de un billón 864,872.3 millones de pesos. La deuda pública neta, que era de 10 billones 829,906.6 millones al cierre de 2018, y que subió a 14 billones 224,400 millones para julio de 2023, superará a fines de 2024, con el mayor déficit, los 16 billones de pesos. Dar servicio a un endeudamiento tan elevado con las actuales tasas de interés es muy caro. El costo financiero de la deuda pública pasará de 1,130.8 millones de pesos en 2023 a 1,264 millones de pesos en 2024.
Lo peor de todo es que el presupuesto no se está ejerciendo de manera correcta. Mientras que la inversión caerá en 11.1 por ciento, el gasto corriente subirá 7.9 por ciento. Los subsidios aumentarán 12.1 por ciento y las pensiones 7.3. Tarde o temprano el peso de este gasto no productivo cobrará una factura muy elevada al país. Por otra parte, mientras que el presupuesto de la Secretaría de Salud caerá 55.8 por ciento, el de las “entidades no sectorizadas” se disparará 1,380.6 por ciento. En este rubro quedará el IMSS-Bienestar, el cual ha reemplazado al Insabi que no pudo cubrir el hueco del Seguro Popular.
El presupuesto de la Secretaría de Energía se elevará 273.2 por ciento para apoyar a Pemex. Los contribuyentes, en lugar de beneficiarnos, tendremos que aportar dinero para rescatar a la petrolera más endeudada del mundo. La Secretaría del Bienestar tendrá un incremento de 25.2 por ciento, principalmente por la pensión para adultos mayores, que se ha triplicado en términos reales entre 2018 y 2023, pero que aumentará otro 25 por ciento en 2024. Tan solo en 2024 esta pensión costará 465,048.7 millones de pesos, casi cinco veces más que los 96,990 millones de la Secretaría de Salud. Esta pensión por sí sola puede quebrar al sector público en el largo plazo, porque la edad de la población seguirá aumentando, pero ha sido el programa más rentable en lo electoral por lo que no sorprende que aumente en un año de elecciones.
En varias ocasiones he señalado que una de las virtudes del gobierno de López Obrador había sido mantener finanzas públicas sanas. El año que viene no será así, a menos que el Congreso se vuelva independiente y responsable. El presupuesto de 2024 tiene un déficit excesivo, es electorero y gasta mal.
Boletas
“Si la boleta la llenó. un joven de la sierra de Guerrero valía distinto a una mujer empresaria de Las Lomas”. O la secretaria general de Morena, Citlalli Hernández, no entiende la ponderación de una muestra en una encuesta o está confesando que hubo fraude en el proceso interno de Morena.
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