Variaciones opus 33 sobre
el tema de Don Juan.
El aprendiz de seductor le preguntó a Don Juan:
-¿Qué les decías a las mujeres para seducirlas?
Respondió el sevillano:
-No les decía nada.
-¿Cómo es posible? -se sorprendió el muchacho-. Entiendo que para seducir a una dama debes decirle palabras bonitas.
-Eso es un mito -replicó Don Juan-. Lo mejor para enamorar a una mujer es escucharla. Lo que le gusta más a cualquier mujer es que alguien la oiga.
Insistió el aprendiz:
-¿De veras no les decías nada a las mujeres?
-Bueno -reconoció el famoso galán-, sí les decía algo. En ocasiones les decía: “¡Ah!”. ¡Oh!”. Cuando se cansaban de hablar -porque tarde o temprano se cansaban- hacía lo mío. Y entonces eran ellas las que decían “¡Oh!” y “¡Ah!”.
El aprendiz de seductor quedó desconcertado. No supo determinar si el arte de la seducción era más fácil o más difícil de lo que había pensado.
¡Hasta mañana!...