Motivos personales

Nada hay claro ni en firme en torno a la renuncia del fiscal del estado José Luis Ruiz Contreras; antes bien, ha generado diversas interrogantes y especulaciones que lo mismo suponen un enroque o presagian su regreso al frente de la dependencia. Rumores a la carta y sin sustento.

La cosa no fue más allá de presentar la consabida renuncia “por motivos personales”, como si hubiera de otros ya que todos redundan en lo personal, y exponer ante los medios de comunicación una serie de declaraciones tan confusas como obtusas en las que más bien pareciera querer decir: no me quiero ir, pero me piden que me vaya y pues me tengo que ir; pero si me piden que regrese, posiblemente regreso, pero igual y no porque finalmente yo no lo decido; eso de que yo sea titular de un organismo autónomo es puro cuento. Ya saben quién manda aquí.

Por donde se le quiera ver el desempeño del fiscal Ruiz Contreras ha transcurrido con más pena que gloria y hasta el día de hoy no ha logrado acierto alguno en cualquiera de los casos notables que lleva la dependencia a su cargo. Por el contrario es cosa común que sus declaraciones pasen siempre a enriquecer las sandeces y contradicciones cruzadas entre el gobernador, su general de Gobierno, el vocero de Seguridad, el secretario de Seguridad e incluso las propias víctimas de un delito.

Tan fácil que sería decir que renuncia por su notoria incapacidad; incuestionable realidad.  

Hasta el momento la gestión de la actual Fiscalía, suponemos que por ser consecuencia lógica de la maldita herencia, no puede ser más que evaluada como negativa y si alguien ha hecho daño a la dependencia por incompetente, luego de la abulia carrerista y la cándida corrupción torancista, es precisamente el personaje que ahora renuncia.

Con los desconocidos motivos en lo formal personales, que adornan su renuncia, dicen los que le entienden a estas cosas, que sólo buscan ganar tiempo para hallar  alguna artimaña legal que le permita regresar al cargo para bien desempeñar el encargo de salvaguardar la verde tranquilidad del estado. Sin embargo hay que considerar que no puede ser electo de nueva cuenta para ocuparlo, considerando que ya fue electo para cubrir el periodo de tres años que le restaba al anterior fiscal.

También hay que ser realistas, no importa que el artículo 122 bis de la Constitución del estado sea preciso en la no reelección en el cargo, si al gobernador y a su camarilla ya se les metió en la cabeza la idea que es Ruiz Contreras el que más conviene a sus intereses, éste será; finalmente las leyes están para interpretarse o torcerse y los diputados para complacer.

Al margen del anuncio del retiro y como para que vieran que la Fiscalía a su cargo al menos en algo puso atención, alcanzó a soltar la balandronada de que han estado a punto de aprehender al exsacerdote  acusado de múltiples casos de pederastia y prófugo desde el sexenio torancista. Lo simpático del caso es que con todo y lo categórico de la afirmación, la aprehensión va sobre lo imaginario ya que ni siquiera saben a bien si se encuentra en San Luis Potosí o incluso sigue con vida, aunque esto último es casi un hecho, “pues no hay indicios de la contrario”. Maravilla de corolario, sobre todo si consideramos que en esa dependencia nunca hay indicios de nada. 

Y miren si no es tan simpático como obsceno el asunto. En tanto se va o no se va, regresa o no regresa, una de las posibilidades para encargarse del despacho recae, por reglamento interno, en la vicefiscal jurídica, que es ni más ni menos que la consorte del general de Gobierno.  El nepotismo verde a todo lo que da.