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NO MENTIR, NO ROBAR, No TRAICIONAR AL PUEBLO

Por Juan José Rodríguez

Enero 21, 2021 03:00 a.m.

 El riesgo mayor en Morena no es tanto una cierta trivialización de su proceso interno para designar candidata a gobernadora por la abundancia de aspirantes, 18 vigentes al día de hoy (luego del súbito abandono de doña Marcelina Oviedo y sin contar los diez varones descartados semanas atrás), sino una larga serie de conflictos entre ellas, de ellas con su dirigencia partidista que conduzca a la judicialización y de ellas y sus apoyadores con otras instancias políticas fuera de la arena propiamente electoral.

Una primera señal sobre en qué dirección irán las cosas la tendremos el martes próximo, cuando se anuncie quienes serán las cuatro finalistas. Es decir, quiénes a juicio de la Comisión Nacional de Elecciones ofrecen los mejores perfiles para ser sometidas a la encuesta definitoria. De la aceptación o rechazo de este primer cernido mucho dependerán los pasos siguientes.

Normalmente los conflictos internos de los partidos suelen quedarse dentro de sus propios ámbitos y de los tribunales a los que corresponda resolver los diferendos. Sin embargo, en el panorama moreno de estos días hay algunos indicios de que la conflictividad puede expandirse y alcanzar otros territorios.

Un eventual detonante de esa expansión podría ser la participación de la doctora Mónica Liliana Rangel Martínez, quien con razón o sin ella es vista por muchos morenistas simplemente como alguien oportunista y advenediza, mientras que para otros es una pieza avanzada en el tablero por intereses ajenos a los legítimos de Morena, y no faltan quienes la ven como punta de lanza de una maniobra para dañar el proceso partidista y favorecer a otras fuerzas políticas. Ya hubo quien le llamó “Caballo de Troya”.

Sea lo que fuere, por lo pronto es un hecho incontrovertible que la Secretaria de Salud con licencia (no renunció, solo pidió autorización para ausentarse unas semanas) inició con el pie izquierdo su andadura como prospecto morenista.

El lunes, minutos antes de ingresar a las oficinas de Morena en la colonia Roma Norte de la Ciudad de México, la Dra. Rangel fue abordada por varios periodistas, entre ellos el potosino Omar Niño, quien directamente le preguntó “¿Por qué Morena y no el PRI?”. Respondió: “Yo no estoy afiliada a ningún partido. Sí se me identifica mucho con el PRI; además es un partido que compañeros de muchos años que conozco, que respeto, que admiro, que he aprendido mucho de ellos, pero bueno, en los últimos doce años he apoyado al candidato que va por ese partido. Yo creo que por eso me identifican tanto con ese partido y porque he estado ahí muy cerca”.

Esta es una respuesta absolutamente chapucera, mezcla de medias verdades y mentiras completas. Como ya el propio Omar Niño lo reveló en su medio electrónico y sus redes, doña Mónica no solo fue militante sino cuadro distinguido del PRI potosino, de cuyo Consejo Político Estatal 2017-2021 formó parte. Tengo a la vista la lista oficial de ese cuerpo colegiado con los nombres de sus 401 integrantes. Con el número 309 aparece el de la doctora con todos sus datos y el nombre de su suplente, Marlene Poblano Montalvo. No reproduzco la página correspondiente porque incluye mucha información protegida por la ley y tendría que tachar prácticamente todo. El mismo documento indica que MLRM fue electa consejera por la estructura territorial del partido, mediante una planilla. ¿Qué significa esto? Entre otras cosas, que para ser consejera debió llenar una solicitud de afiliación al partido y luego debió entregar documentación varia para ser incluida en la planilla correspondiente.

Adicionalmente, según nuestras propias indagaciones, Rangel Martínez estuvo presente en la sesión del CPE celebrada en enero de 2019 para aceptar la renuncia de Martín Juárez Córdova y elegir como su sustituto a Elías Pesina. En octubre pasado, hace escasos tres meses, doña Mónica renunció por escrito a su militancia priista y, consecuentemente, a su condición de consejera estatal.

Si contrastamos los hechos documentados con los dichos de la doctora el lunes pasado, encontramos que unos y otros no se corresponden. Dijo, entre otras cosas, “Yo creo que por eso me identifican tato con ese partido (el PRI) y porque he estado ahí muy cerca”. No doña Mónica, discúlpenos pero no quiera vernos la cara de sus tontos. Usted no estuvo cerca del PRI, estuvo adentro, mero adentro, formando parte de su principal órgano colegiado de decisión y participando en sus deliberaciones.

Luego, si hace apenas tres meses que se desafilió del PRI, después de varios años de estar inscrita, su respuesta de “Yo no estoy afiliada a ningún partido” es abiertamente engañosa. Pareciera como sí nunca lo hubiera estado. Mucho más honesto y preciso habría sido decir “Desde hace tres meses dejé de estar afiliada a un partido político”.

Lo que vuelve grotesco este episodio es que la convocatoria para registro de precandidaturas expedida por el CEN de Morena dispone en su punto 4 que “La solicitud se acompañará con la siguiente documentación impresa y digitalizada… inciso m) Documento de compromiso de asumir los principios de no mentir no robar y no traicionar al pueblo, así como apoyar y promover el proyecto y los valores de la Cuarta Transformación, en el formato que para tal efecto emita la Comisión Nacional de Elecciones”. Esto implica que al mismo tiempo que les decía mentiras o medias verdades a los periodistas cargaba en su portafolio un documento firmado comprometiéndose a hacer exactamente lo contrario en materia de veracidad. Se necesita fuerte vocación de desfachatez.

ESO NO ES TODO

Pero el tema no se agota ahí. Frente a los diversos señalamientos por parte de las auditorías superiores de la federación y del estado, organismos ciudadanos y diversos medios de comunicación, respecto de manejos irregulares y operaciones ilegales con dinero público a su cargo, la Dra. Rangel muy astutamente ha querido reducirlo todo al tema de sus vínculos mercantiles con el presunto defraudador Gabriel Salazar, insistiendo desde hace algún tiempo en que se trata de un pleito entre particulares que injustamente la involucra.

No, no es así. Dejando de lado el tema de Salazar, la Secretaría de Salud bajo su mando ha contratado empresas fantasma  a las que ha entregado contratos millonarios; ha recurrido a artículos de Ley de Adquisiciones aplicables en casos de catástrofes (en 2018 y 2019, con la pandemia inexistente) para adjudicar de manera directa otros contratos por muchos millones de pesos, y dejó pendiente de solventar con la ASF y la ASE observaciones sobre irregularidades por unos 200 millones de pesos.

Si la doctora no ha robado, lo que diversas instancias fiscalizadoras, mediáticas y cívicas le hemos descubierto se le parece mucho. Esto, por lo que hace al otro principio de la Cuarta Transformación: “No robarás”.

Finalmente, por cuanto al tercer mandamiento lopezobradorista de “no traicionar al pueblo”, no sé como se le pueda llamar a la decisión de doña Mónica Liliana de abandonar su responsabilidad de velar por la salud de los potosinos en el peor momento de la peor amenaza sanitaria del último siglo, para ir a buscar una nueva chamba.

Recuerdo bien la frase que leí hace decenios pero no consigo recordar al autor: “La política necesita ética, pero también estética”. Es decir, entiendo yo, no tiene por que ser tan fea. 

El Estatuto de Morena establece en nueve incisos de su artículo 6º las responsabilidades que están obligados a cumplir sus militantes (que en ese documento son llamados “Las y los Protagonistas del cambio verdadero”). Resumidos, son: Combatir el régimen de corrupción y privilegios, combatir toda forma de coacción, presión o manipulación en los procesos electorales; difundir por todos los medios posibles información y análisis de los principales problemas nacionales, defender en medios de comunicación, redes sociales y cualquier otro medio a las y los Protagonistas del cambio verdadero y dirigentes de nuestro partido; aportar recursos para el sostenimiento del partido, apoyar la formación de comités de Morena en todo el territorio nacional y el exterior, cumplir con las responsabilidades políticas y de representación que les sean otorgadas, y desempeñarse siempre con dignidad, sea en el hogar, el trabajo, en los estudios o en la vida pública.

Lo interesante es que acto seguido el artículo 6º Bis dispone, literalmente: “La trayectoria, los atributos ético políticos, la antigüedad en la lucha por causas sociales, con relación a lo establecido en los inicios del artículo anterior, serán vinculantes y valorados para quien aspire a ser candidato a un cargo interno o de elección popular”. 

COMPRIMIDOS

Por más que lo intento no concibo que después de ser parte de su ayudantía personal por cosa de un año y que luego de haberla promovido a un cargo equivalente a la Oficialía Mayor del SAT, que es más grande, importante y poderoso que varias secretarías de estado (con un sueldo neto inferior en solamente 8 mil pesos al del Presidente de la República), súbitamente Andrés Manuel López Obrador haya decidido mandarnos a Paloma Rachel Aguilar Cadena a enfrentar la catástrofe, a perder, a hacer el ridi. Solo que hubiera cometido un pecado grandísimo.

Quienes mayor interés tienen en la urbanización de un par de miles de hectáreas en los terrenos comunales de San Juan de Guadalupe, colindantes o parte de la Sierra de San Miguelito, por muy legal, legítimo y defendible que sea (ese interés), se ayudarían mentalmente a transitar los meses o quizá años por venir si entienden algo: en San Luis Potosí existen temas malditos; temas que como se dice ahora son intransitables para la ciudadanía. Así de botepronto puedo mencionar tres: la deuda pública, los confinamientos de desechos industriales y la urbanización de la Sierra de San Miguelito. Son asuntos satanizados que se pueden plantear con toda la racionalidad y sustento del mundo, pero al final del día son bocados que los potosinos se niegan a tragar.

Por cierto, la semana pasada “se cayó” en el Congreso el trámite para aprobar la reestructuración de la deuda pública por una razón distinta a los desacuerdos legislativos que muchos entendimos. Sucedió que dos diputados, comprometidos para apoyar la autorización e indispensables para alcanzar la mayoría calificada, se enfermaron y no podían estar presentes en la sesión. Aquí cabe precisar: con la reestructuración no se aumenta la deuda; se reduce un poco y se aligera su pago mensual alargando el número de años para su liquidación. La necesidad de tal medida la impuso el costo imprevisto de la pandemia.

A principios de semana la casa encuestadora Consulta Mitofsky 

dio a conocer su medición de fin de año sobre los niveles de aprobación del presidente López Obrador estado por estado, contrastados en cada caso con los de los gobernadores. Si la leen con cuidado, algo de humildad y mucho sentido de autocrítica en Palacio de Gobierno, van a encontrar profundos motivos de reflexión (creo).

Hasta el próximo jueves.