NO QUEDARÁ NADIE
Se trata de un breve poema escrito poco después de terminada la Segunda Guerra Mundial. Durante muchos años se atribuyó al dramaturgo Bertolt Brecht por haber sido el primero en difundirlo a nivel internacional. En realidad su autor es el pastor protestante alemán Martín Niemöller (1892-1984). Sus pocas líneas son una crítica demoledora a la actitud indiferente, sumisa, evasiva, criminal y francamente cobarde que amplios e influyentes sectores de la sociedad alemana de los años 30s adoptaron frente al ascenso y las atrocidades del nazismo.
El propio Niemöller, que vivió hasta bien avanzado el siglo pasado y llegó a presidir el Consejo Mundial de Iglesias en los años 60s, precisó alguna vez que su diatriba iba dirigida a los altos dignatarios eclesiásticos, a los intelectuales, académicos, empresarios, artistas y demás líderes de opinión que decidieron mirar para otro lado y callar cuando el nacionalsocialismo hitleriano se hizo del poder y comenzó su cruel derrotero.
No existe una versión definitiva del texto del que estamos hablando. Nunca se publicó con la supervisión de su autor. Años después, cuando ya la fama lo había alcanzado, Niemöller reveló que en realidad nunca se trató de versos que dieran forma a un poema sino de párrafos sueltos que él anotó para un sermón que no trascendió fuera del templo donde lo pronunció.
Hace algunas semanas, conversando con un amigo salió a relucir la obra de Niemöller. Navegando en la red encontré una de sus versiones, que en lo personal me parece suficientemente expresiva; que transmite con fuerza lo que su autor quiso decirnos. Dice así:
“Primero vinieron por los socialistas, y yo no dije nada,
porque yo no era socialista.
Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada,
porque yo no era sindicalista.
Luego vinieron por los judíos, y yo no dije nada,
porque yo no era judío.
Luego vinieron por mí, y ya no quedaba nadie
para hablar por mí.”
¿A qué viene todo esto? A una ineludible asociación de ideas. Recuperado el recuerdo de las líneas del religioso germano, le siguió la idea de que, mutatis mutandis, muchos potosinos, demasiados lamentablemente, podrían estar hoy, o lo estarán en un futuro próximo, recitando en la soledad de sus conciencias:
Primero vinieron por los pensionados, y yo no dije nada,
porque yo no soy pensionado.
Luego vinieron por la Universidad, y yo no dije nada,
porque yo no soy universitario.
Luego vinieron por (algunos) empresarios y a otros los cooptaron, y yo no dije nada,
porque yo no soy empresario.
Luego vinieron por el presupuesto para su derroche, y yo no dije nada,
porque yo no vivo del presupuesto.
Luego vinieron por Tradiciones Potosinas, y yo no dije nada,
porque yo no soy asociado.
Luego vinieron por el Poder Judicial, a cuya presidenta dieron trato de sirvienta en la plaza pública, y yo no dije nada,
porque yo no soy magistrado ni juez ni secretario de acuerdos ni escribiente.
Luego vinieron por los alcaldes de
oposición, y yo no dije nada,
porque yo no soy alcalde de oposición.
Luego vinieron por los terrenos con mayor potencial de plusvalía, y yo no dije nada,
porque yo no soy terrateniente.
Luego vinieron, presurosos, por los Moches, y yo no dije nada,
porque yo ni doy ni recibo moches.
Luego vinieron a confundir la cultura con una feria pantagruélica, y yo no dije nada,
porque yo no soy un hombre culto.
Cada oficiante en el altar de la indiferencia y la sumisión podrá consolarse con cuanto artilugio mental se le ocurra, pero la pura y triste realidad es que muchísimo potosinos, demasiados diré nuevamente, llevamos casi dos años oficiando en el altar del miedo. Es decir, con el permiso de ustedes, en el altar de la cobardía. Hay algunos otros que se han postrado ante las diosas de la complicidad y las ganancias. Así nos irá.
COMPRIMIDOS
Suponiendo sin conceder, como luego se dice, que efectivamente al final de su mañanera del jueves pasado el presidente López Obrador no haya escuchado lo que a gritos le preguntaban varios reporteros sobre la desaparición y posible asesinato de cinco jóvenes en Lagos de Moreno, esto ocurría al terminar un intercambio de más de dos horas, durante las cuales AMLO abordó una docena de temas sin nunca jamás referirse al suceso que mantenía consternado a todo el país.
Conforme se acumulan hechos puntuales, como las reiteradas negativas de López Obrador a recibir a las madres de desaparecidos, a los padres de los jóvenes de Ayotzinapa, a las familias de los niños con cáncer que se quedaron sin medicamentos, a las representantes de los colectivos feministas que abogan por mayor eficacia en el combate a los feminicidios, etcétera, etcétera; conforme eso sucede, decíamos, resulta mucho más difícil, si no es que imposible, creerse las reiteradas proclamas del titular del Ejecutivo federal sobre su humanismo, empatía y gran sentido social. Esta cerca de la gente, sí, pero a condición de que no le disputen la exclusividad del protagonismo.
Lo ocurrido al Ceepac debe servir de experiencia compartida entre el propio organismo y todos esos que se desviven por quedar bien con el gobierno del Estado. Cuando la administración gallardista comenzó a empujar la municipalización de Villa de Pozos, todo mundo entendió que retrasar dos meses el inicio del proceso electoral era para que una vez convertido en municipio la actual delegación pudiera participar en las elecciones de junio del 2024. Al órgano electoral no le faltaban argumentos para oponerse a ese recorte, pero se le hizo más fácil andar de quedabien y facilitar la maniobra legislativa. Quizá pensando que por su obsequiosidad serían tratados de alfombra roja y escarcelas abiertas en Palacio grande, los señores consejeros solicitaron un presupuesto sin excesos, pero sin penurias. Pues resulta que con todo y su sumisión, en Finanzas les dijeron algo así como “¿Y su nieve de qué la quieren?”. No sólo les negaron el aumento que consideraban razonable, sino que les aplicaron un recorte canijo. A ver si aprenden que hay quienes no agradecen nada porque están convencidos de que todo se lo merecen.
Por cierto, y a reserva de volver a tocar el tema con mayor detalle, por ahora les comento que entre las verdaderas intenciones de sus promotores, la municipalización de Pozos no es ni la satisfacción de un viejo reclamo popular ni un mejor ordenamiento territorial de la zona metropolitana. La verdadera motivación de esta iniciativa son las aproximadamente 15 mil hectáreas de terrenos urbanizables que, tras la declaratoria de la Sierra de San Miguelito como Área Natural Protegida, se revaluaron exponencialmente. Ya toda esa superficie trae compradores. Lo que les urge es un ayuntamiento a modo que facilite todo tipo de trámites; desde cambios de uso de suelo hasta permisos de construcción, dotación de servicios públicos y demás.
Con la pena, pero… A principios de mes, el señor gobernador tuvo a bien informarnos que su segundo informe de trabajo lo rendirá en Ciudad Valles, y que será ésta la primera vez en la historia que un evento de esa naturaleza se lleve a cabo fuera de la capital. Esto no es verdad. Ignoro si haya algún caso más, pero Horacio Sánchez Unzueta rindió, allá mismo en Valles, uno de sus informes anuales de gobierno. Me parece recordar que fue el segundo. Luego se los confirmo.
Con más pena todavía, pero ¿qué hago? A principios de semana, el propio mandatario potosino anunció satisfecho y generoso que su segundo informe estará destinado al pueblo, a la gente, a la ciudadanía; que nada de dedicatorias especiales y que por esa razón a tal evento no se invitará a ninguna de las corcholatas de Morena y sus aliados. Pues con la pena, digo, pero no hay manera de eludir la avalancha de derrapes y disparates: para cuando Ricardo Gallardo Cardona rinda su segundo informe, en cualquier momento de la segunda quincena de septiembre, ¡ya no habrá corcholatas! Ni una sola. Según el cronograma oficial, a más tardar el día 6 del mes entrante se sabrá quién triunfó en las encuestas morenistas para convertirse en su candidato(a) a la Presidencia de la República (oficialmente durante algunos meses se le denominará Coordinador de la Defensa de la 4T). Para entonces, las cinco restantes estarán en espera de ver qué traje les depara la guardarropía del destino, pero corcholatas ya no serán. (no logro recordar de quien es esa bella frase, pero mía no es).
Un cambio más en el gabinete legal del gobernador Gallardo Cardona. Ojalá sea venturoso, pero hay pocos elementos racionales para confiar en que así sea. La Secretaría de Desarrollo Agropecuario y Recursos Hidráulicos ha sido encomendada a una joven de cuyo currículum se destaca que ha sido delegada de Turismo en la Zona Media y subgerente de Diconsa (suponemos que también en esa región). Ninguna de ambas experiencias la capacita para sus nuevas responsabilidades. ¿Qué tienen que ver el turismo y la distribución de abarrotes con el desarrollo del campo? Si se pone atención, resulta que su mayor factor de idoneidad para el cargo es que es oriunda y vecina de Rioverde, a donde Gallardo ordenó que se trasladaran las oficinas de la dependencia, sin que su anterior titular lo consiguiera de forma satisfactoria.
Es verdad que al subir su votación en el 2021 el PVEM recibe unas prerrogativas oficiales mucho más generosas que hace dos años, pero aun así no le alcanzaría para sostener su nómina, sus gastos ordinarios de funcionamiento, los extraordinarios de período electoral y desembolsar una treintena de millones de pesos para comprarse edificio propio y repararlos. Aquí sí que viene al caso la tonadilla de Chico Che “¿Quién Pompó?”.
Con la Feria Nacional Potosina se está practicando una forma de discriminación en perjuicio de los habitantes de esta capital. Me explico: ya desde el año pasado el gobernador y el patronato han hecho esfuerzos para traer a la feria a residentes de Matehuala y otros municipios. Lo que quiero denunciar es que ni el año pasado ni éste habitantes de esta ciudad hemos sido llevados a disfrutar de las ferias de Matehuala, Rioverde, Valles o Tamazunchale. ¿De qué se trata?
Hasta el próximo jueves.