Nuestros tiempos
Acá en el norte del gran continente llamado América, nos afligen épocas de malos gobiernos (buenos, para algunos votantes) en México y Estados Unidos con efectos relevantes en otras regiones del mundo. Hemos llegado a tiempos difíciles que parecían improbables, pero que en la cruel realidad se asocian no sólo a procesos electorales en los que dominan la demagogia y el dinero, sino también a peores gobiernos y pésimos resultados.
Claro, se puede considerar estupidez lo que han demostrado muchos mexicanos y estadounidenses al llevarnos a situaciones tan peculiares. Hace tiempo me referí en este espacio a los planteamientos del filósofo Dietrich Bonhoeffer sobre “la estupidez colectiva”, que muestran cómo el pueblo alemán apoyó el nazismo irracional y destructivo: aceptaron sus aberraciones y no tomaban en cuenta las atrocidades. Al igual que los populistas de hoy, Hitler ganó elecciones y era muy popular.
Algo similar ha sucedido ante delincuentes como Trump (convicto) y López Obrador (aún no) con sus gobiernos y sus reelecciones (acá a través de Sheinbaum). Miren, un electorado sin información va a las urnas movido por emociones y sin medir las consecuencias de su voto; luego se ve sujeto a manipulación. En la reciente elección de Estado en México los electores no parecieron castigar el estancamiento económico, el pésimo manejo de la pandemia, el desplome de la salud pública, el crecimiento del crimen y la inseguridad, la desatada corrupción o el despilfarro de recursos públicos. A su vez, allá reeligieron a un sujeto mentiroso, ignorante, truculento, racista y misógino.
A lo largo de los tiempos, el engaño demagógico del nacional populismo ha resultado bastante efectivo para alcanzar y retener el poder. A partir de los pactos de un individuo con el Narco para afianzar elecciones y gobiernos, nuestro país se encuentra cada día más en llamas y teñido de sangre; incluso se ve amenazado por deportaciones masivas y estrangulamientos comerciales y tributarios.
Eso sí, frente a las evidentes herencias negativas y los empeoramientos que aún vienen en la economía y la sociedad, los morenistas esperan “hacer de las malas, buenas”: 1) ya cuentan con Trump y sus desmedidas tarifas arancelarias para justificar el colapso económico; 2) igual, consideran al nuevo presidente y sus deportaciones para excusar la degradación política y social de estos años; 3) el fracaso de la reforma judicial y sus falsos objetivos, podrá encontrar también buenos pretextos en las acciones de este gringo empoderado.
La historia de América Latina nos ofrece ejemplos de gobiernos derechistas que “descubrían una amenaza comunista” para atraer el apoyo de Estados Unidos, así como izquierdistas que concebían o amplificaban una amenaza del imperialismo americano para atraer el apoyo popular contra los ricos y extranjeros. No deja de ser un recurso muy favorecido ese de envolverse en la bandera para sacar provecho personal.
Y, por otro lado, se observan marcadas diferencias entre “la América trumpista” y el México obradorista. Frente al monstruo que ha revivido, destaca allá una solidez en la que aún podrá prevalecer la democracia con división de poderes, contrapesos y estado de Derecho. Acá, luego del catastrófico AMLO, estamos en una situación más endeble que será mucho más difícil de corregir.
Fíjense. Traidores a la patria serían quienes apoyen a extranjeros en contra de México, pero eso es muy distinto a que un país afectado tenga que perseguir acá a los cárteles del narcotráfico y sus protectores. Igual, un traidor a la nación podría ser quien enfrenta al pueblo contra el pueblo para mantener al poder, quien deja sin medicamentos ni salud a muchos mexicanos o permite que aumenten la pobreza, la inseguridad y los homicidios.
Hoy la mafia en el poder promueve “unidad” en torno a la presidenta, aunque muchos hemos sido insultados y divididos por quienes ahora nos convocan a unirnos. La oposición, creo yo, debe estar con las víctimas de los locos o tiranos que pisotean la Ley allá… o acá (en contra de los políticos morenistas que han cedido soberanía al crimen organizado y han tensado la crucial relación con Estados Unidos).
* ANTE GOBERNADORES DE LA 4T que tanto han contribuido al tremendo desprestigio de ese movimiento, veo indicios de que se quisiera disminuir el enorme grado de impunidad. Resalta aquí el caso de Cuauhtémoc Blanco, si bien resulta evidente que podrá haber varios más.
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