Opinión Pública

Al final aquí estamos: unos felices, otros indiferentes, otros pasmados y muchos en estado de incredulidad; esos dicen, son los menos. Lo bueno es que se acabó y vuelta a la página. Pero no sin antes abrir el espacio para el análisis, para la autocrítica, para identificar, para hablar con conocimiento de causa y no como ratoncito en jaula, dando vuelta a los mismos mensajes que nos mantuvieron mareados. El mundo nunca es justo, la justicia no siempre sale a relucir, los malos no siempre la pagan y los buenos o los que se dicen buenos no siempre reciben su recompensa. 

Así que ahora, zapatero a sus zapatos y si queremos jugarle a la política vamos haciéndolo con responsabilidad y con consciencia para que no salgamos con que nos comieron el mandado. Las minorías un día terminan siendo mayorías y la vida da muchas vueltas siempre y cuando nos pongamos a darle cuerda. Porque por arte de magia, ni con pensamiento positivo o visualizaciones día y noche, nuestros deseos no se van a convertir en realidad.

Eso no implica, hacerse a un lado, ni denunciar lo que toque denunciar. Solo creo que hace falta “rigor profesional”. Al final, los analistas se equivocaron – los que quisimos escuchar- y los encuestadores ahora sí le atinaron. Lástima que estuvieran tan desprestigiados después de sus fracasos en elecciones anteriores. Nos damos cuenta que la famosa “opinión pública” es una ilusión óptica en cierto sentido y que “el que tiene más saliva traga más pinole”.

Yo me doy un break del tema y buscaré algo más útil o agradable de lo que escribir, porque la clase política ya me “llenó el buche de piedritas”. Prefiero dedicar mi tiempo a despejar la mente de tanta mentira, de esa corriente en la que nos vimos arrastrados, creyendo que teníamos la razón. 

Les dejo algunas frases célebres sobre la verdad:

•Nada nos engaña tanto como nuestro propio juicio .

• Nunca se miente más que después de una cacería, durante una guerra y antes de las elecciones.

• Podrás engañar a todos durante algún tiempo; podrás engañar a alguien siempre; pero no podrás engañar siempre a todos.