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¡Óscar, se acabó el resistol!

Por Yolanda Camacho Zapata

Febrero 23, 2021 03:00 a.m.

A

¡Vieran cómo me he acordado de Óscar, el que se acabó el resistol! La historia es la siguiente: hace años fui a recoger a Padawan Solo al jardín de niños. Los de padres de familia, desde nuestros vehículos,  esperábamos en  fila a que las maestras llevaran a los moconetillos a que se treparan a los carros. Desde que vi a mi Padawan, supe que venía furioso. Sus cachetes estaban rojos y caminaba, loncherita en mano, como si quisiera romper el pavimento. Mal entró y escupió: “-¡Óscar se acabó el resistol!-“ yo bien a bien no entendía el motivo de la indignación; pero el hombre se acomodó su batita a cuadros y prosiguió: “- Pues resulta que la maestra nos sentó en mesitas para cuatro. Hicimos bolitas de papel para pegarlas en un dibujo de tigre y entonces, puso una tapa de garrafón con resistol para que agarráramos todos. Y entonces ¡Óscar se agandalló el resistol! Metió sus dedotes, tres, mira, así, y no nos dejó a los demás. Chorreó lo que sobraba, y se lo acabó. Entonces, la maestra le dijo que el resis era para todos, y le volvió a poner y entonces, Óscar, volvió a menter los dedos y  ¡se lo volvió a acabar! ¡Gandalla, le valió! ¡Y no, no es la primera vez!¡Chale, qué feo!-“ 

Al paso de los años, Óscar se perdió como tantas personas que se pierden en el tiempo, pero Padawan Solo todavía puede perfectamente describirlo. Los gandallas son difíciles de olvidar. 

Y bueno, que me he acordado de Óscar porque según estudio recientemente publicado por la BBC y elaborado por la Universidad de Duke, liderados por Andrea Taylor, cerca del 90% de los habitantes de 70 países catalogados con bajos ingresos, no tendrán acceso a la vacuna contra el Covid. En contraste, los países con ingresos altos, que tienen el 16% de la población mundial, han ya comprado el 60% de las vacunas que se han vendido. Cálculos indican que países como Estados Unidos, Canadá y el Reino Unido compraron vacunas que les alcanza para inmunizar no una, ni dos, sino por lo menos ¡cuatro veces! al total de su población. ¡Cuatro! y debemos tomar en cuenta que, por el momento, no es recomendable vacunar a niños con ninguna de las vacunas aprobadas. 

Ahora, algunos podrían alegar que bien por ellos, que si las compraron es porque pueden y muchas felicidades. Sin embargo, se olvida el gran panorama. Supongamos que estos países vacunan por no se que ilógica razón, cuatro veces a toda su población: el resto del mundo seguirá enfermando y digamos también que no qué les importa que se muera la gente; pero estoy segura que sí les importa seguir haciendo negocios: comprar y vender los productos de un país es asunto global, y nadie va a poder comprar nada si su población está enferma o muriendo. No vamos a tener con qué, entre empleos perdidos, negocios cerrados, personas y empresas en quiebra y deudas ahogándonos.  Así de simple.  Todos sufriremos las consecuencias. Necesitamos sanar al mundo, no nada más al mundo rico. 

En esto, la voz del embajador de México ante la ONU, Juan Ramón de la Fuente, ha sido clara desde abril del año pasado, presentando a nombre del país una propuesta de resolución para asegurar el acceso global a medicamentos, vacunas y equipo médico y posteriormente, ha seguido insistiendo en el tema. 

El asunto es grave, tanto que Tedros Adhamon Ghebreyesus, Director General de la Organización Mundial de la Salud ha calificado el acaparamiento de vacunas como “Un fracaso moral catastrófico.” Bien sabemos que para muchos, como  dijo Gonzalo N. Santos, “La moral es un árbol que da moras o sirve pa´ pura chingada”. Pues sí, la moral en política parece que no sirve de mucho, pero las moras, como las vacunas, bien pueden acapararse y revenderse. Diría Padawan Solo, ¡Chale, qué feo!