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Pasión viviente

Por Óscar G. Chávez

Abril 16, 2022 03:00 a.m.

Más tardó Ricardo Gallardo en soltar la fanfarronada de dar tres meses de plazo al Insabi para que entregaran los recursos asignados a San Luis Potosí o asumir el control de los servicios de Salud desde gobierno del estado, que en aparecer ante medios nacionales afuera de palacio nacional y decir que su gobierno va con el referido instituto. No es lo mismo, por supuesto, decirlo en medio del desierto potosino que fuera de la residencia del ejecutivo federal. 

Si alguien tiene control sobre Gallardo es solamente el presidente de la República, no por algo siguen acomodadas las carpetas de sus averiguaciones al alcance de Gertz Manero. Además, no podía decir otra cosa y salir con su batea de babas, después de los resultados que la revocación de mandato obtuvo en el estado.

Considerando que San Luis Potosí es un estado de mayoría antipejista, y que en la jornada electoral de 2018 obtuvo 527,546 votos sobre un total de 1’258,592 electores, los resultados del pasado ejercicio no le resultaron para nada desfavorables ya que 312,691, sobre un total de 342,971 votos le fueron favorables, en  un universo de 2’051,989 votantes. Sin embargo es evidente que faltó capacidad de convocatoria y organizacional en el ejercicio, obviamente por parte de Morena, el Verde, y el del Trabajo, de los cuales el jefe indiscutible es el gobernador.    

Ayer se supo, según lo afirmó el Consejo Local del INE, del uso de siete mil boletas falsas en el ejercicio electoral; es decir los operadores del  morenismo tuvieron que recurrir a ellas no para garantizar el número de votos a favor de la permanencia en el cargo de López Obrador, sino para que fuera perceptible la operación realizada a favor de él. 

Esto resulta interesante ya que, como es más que sabido, en el estado la presencia, capacidad operativa y alcances de Morena, son tan limitados como su dirigente, lo cual hace suponer que el manejo de la alquimia electoral estuvo a cargo de agentes verdes. 

Por lo tanto las cosas no podían ser de otra manera, había que mostrar adhesión y cierre de filas al presidente, más teniendo en puerta la detención de la excandidata del partido presidencial que se realizaría  en la misma semana. No es lo mismo, por supuesto, irse por la libre que contar con la venia.  

El detener, vincular a proceso y dictar prisión preventiva a la doctora Mónica Rangel, hace suponer que contaba con el aval de ciertos niveles del gobierno federal, ya que evidentemente afectaría la imagen del partido oficial, pero dados sus antecedentes priístas  y el cúmulo de personajes a ella vinculados, sería fácil desviar los señalamientos hacia la “mafia del poder” y la “herencia maldita”. 

De entre las personalidades a las que la doctora resultaba afín, es curiosos que nadie haya salido hasta este momento a respaldarla o defenderla, entre ellos su complemento en el partido como candidato a la alcaldía de la capital, Xavier Nava, sus excompañeros de gabinete, ni el presidente nacional de Morena, Mario Delgado, o el “perro pantorrillero” Alejandro Rojas Díaz-Durán, que durante el proceso electoral se convirtió en su heraldo y orador estrella. Comenzó  su calvario, todos la han olvidado, y la negarán las veces que sea necesario.

Seguro la propia doctora sabía que así ocurriría y que derivado de su propio actuar los potosinos le darían la espalda, ya que hasta el abogado que contrató para su defensa tuvo que traerlo de otras latitudes. 

No es cosa menor la detención de la exsecretaria de Salud, tampoco la conmoción y el silencio que ha provocado en su círculo inmediato y en el propio de colaboradores del gobierno carrerista. Para muchos entendidos en estos asuntos, Juan Manuel Carreras nunca será detenido ni sujeto a proceso, no es lo mismo haber sido gobernador, que secretario de Desarrollo Urbano y Obras Públicas, Comunicaciones y Transportes, o titular de la Comisión Nacional de Agua, pero tras la detención de la doctora y los que falten (sin importar estado de salud, edad o cargo en el Ayuntamiento) existe algo mejor que la propia detención y encarcelamiento de los señalados: la legitimación de Gallardo frente a la sociedad. Se abrirá la gloria.

Gracias por la lectura; felices pascuas.