¿Pues sí?

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Anoche pensé escribir hoy este artículo, pero no tengo tan claro el tema… en todo caso, ojalá les interese a ustedes, amables lectoras, lectores.

Miren, se ven muy tristes las perspectivas del país a partir de lo actual, empezando por la del pobre líder político que se ha metido en demasiadas broncas y de él dependen tantas cosas. Creo que no nos cae nada mal un poco de humor y deporte.

No sé quién escribió el texto original que me mandaron, pero es genial la forma en que recoge o resume cómo se afronta uno de esos graves problemas. Sólo lo afiné y completé.

En el ámbito futbolero, la Selección Mexicana se enfrenta a uno de los rivales más difíciles de los últimos años. Un equipazo que derrotó a China y Japón, goleó a España y Estados Unidos, además de que destrozó a Italia: el famoso Covid-19.

México casi no ha invertido en infraestructura ni talento. Lleva décadas con malos entrenadores, corrupción, escándalos de cachirules, mercantilización, baja calidad, partidos amañados y demasiada violencia. Al parecer no conoce el “Fair play”.

El actual director técnico es conocido por tenaz, canchero y marrullero, aunque le falta roce internacional. Quiere seguir jugando como se jugaba en los años 70 del siglo pasado, pues no entiende que ese estilo está superado y el futbol ya cambió. El viejo André acostumbra “morirse en la raya”, pero sin variantes e imaginación. Cree que con su nombre gana los partidos o que es suficiente madrugar y sostener pláticas diarias. Juega para el público y se confía porque la tribuna lo respalda. Sin embargo, la porra ya se cansa. Este duelo resulta decisivo para su permanencia en el equipo… y no va bien.

Para el juego contra Covid-19, debuta a López-Gatell colocándolo en una posición que no es la suya. El canterano es muy técnico y, con su popularidad protagónica, se ha echado a México al hombro. Otro joven, Zoe Robledo, se ha crecido ante rivales difíciles aunque todavía le falta. Al francés Marcelo, su 10 natural, lo pone a jugar en todos lados y le da demasiadas tareas por su eficacia, pero no le sobra humildad ni orientación. Irméndira Sandoval es limitada y juega sucio, mientras que la Turra Herrera se nota desesperado y Poncho Romo de plano no entiende la mística del entrenador. Está roto el vestidor.

¿Lo peor? Que el director técnico menosprecia al rival, y se da el lujo de jugar sin tres posiciones clave: sale sin secretaria de gobernación, sin secretario de salud y sin un economista. ¿Así cómo pretende no ser goleado? Prendan las veladoras y saquen sus amuletos o escapularios, que el juego de los ratones verdes ya comenzó…

Y ¿saben qué? Otros jugadores optan por guardarse muy discretos, para que no los atonte más el impulsivo seleccionador nacional.

En fin, oigan, nuestro líder tiene varios partidos aún más difíciles en fechas pegaditas. Contra los invencibles equipos de la Economía, la Inseguridad, la Energía y la Política, de manera que tal vez ya no tenga el puesto asegurado. Hay que apoyarlo pero sin que enloquezca todavía más. Eso sí, las tribunas están bastante divididas y violentas, mientras otros países se burlan o nos miran de reojo.

* ES LAMENTABLE QUE MÉXICO vaya en picada sin tocar fondo, pero ante la imposibilidad de evitarlo ya sólo deseo que no caigamos en ningún tipo de guerra civil, lo cual viene a ser un riesgo por el atroz y prolongado deterioro económico, social, político y de inseguridad.

En especial, el peligro se acentúa con la polarización de estos años (insultos y descalificaciones a empresarios, periodistas, ciudadanos… que a su vez ofenden y descalifican al presidente). Las mentiras y los desafíos nutren un ambiente de crispación y revanchismo con las armas caladas.

En la historia no se ve un personaje más amado y más odiado que AMLO, pues divide y radicaliza por su retórica y sus decisiones. Pase lo que pase con él, ante la infame posibilidad de un derramamiento de sangre entre mexicanos… yo prefiero ser optimista. Y, bueno, me siento menos mal.

cpgeneral@gmail.com

@cpgarcieral