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Reformar al Poder Judicial

Por Marco Iván Vargas Cuéllar

Julio 04, 2024 03:00 a.m.

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La reciente propuesta de reforma del Poder Judicial en México, que busca, entre otras cosas, que diversos cargos judiciales sean elegidos por voto popular, ha generado un intenso debate en la arena política y social del país. Esta iniciativa, presentada por el Ejecutivo federal, tiene como objetivo democratizar el acceso a la justicia, aumentando la rendición de cuentas y la transparencia en el sistema judicial. Sin embargo, la implementación de esta reforma presenta implicaciones prácticas y políticas significativas que merecen una consideración detenida y profunda.

Uno de los principales argumentos a favor de la elección popular de jueces y juezas es el potencial aumento en la rendición de cuentas y la transparencia. En un sistema donde los jueces y juezas son elegidos directamente por la ciudadanía, estos funcionarios tendrían -en teoría- que responder de manera más directa a la población que a las élites políticas. Este cambio podría ayudar a reducir la percepción de corrupción y parcialidad dentro del sistema judicial, una preocupación constante en la sociedad mexicana. Al empoderar a la ciudadanía para elegir a quienes imparten justicia, se podría fomentar una mayor confianza en las instituciones judiciales.

Además, la elección de jueces y juezas por voto popular podría promover una participación ciudadana más activa en los procesos judiciales. La ciudadanía, al tener una voz directa en la elección de los jueces y juezas, podrían desarrollar un sentido de propiedad y responsabilidad sobre el sistema judicial. Esta participación incrementada no solo fortalecería la democracia en su conjunto, sino que también podría educar al público sobre los roles y responsabilidades de los jueces y juezas, fomentando una ciudadanía más informada y comprometida.

En el contexto internacional, hay ejemplos notables que ilustran los posibles beneficios de este sistema. En Estados Unidos, muchos estados, como Texas y California, eligen a sus jueces y juezas a través de procesos electorales. Esta práctica ha llevado a una mayor conciencia pública sobre los candidatos y sus antecedentes judiciales, permitiendo una selección más informada y participativa. Sin embargo, es importante señalar que este sistema no está exento de críticas y desafíos, lo que nos lleva a examinar los argumentos en contra de esta reforma. En el caso de México, se debe considerar el problema adicional de que una gran cantidad de personas no cuentan con la información necesaria para comprender fehacientemente las funciones y responsabilidades de determinados puestos de elección popular. Esto podría resultar en elecciones donde los ciudadanos eligen a jueces basándose en información limitada o en campañas mediáticas simplificadas, en lugar de una comprensión profunda y matizada de las cualidades y la idoneidad de los candidatos para desempeñar sus funciones judiciales. Esta falta de información adecuada podría llevar a la elección de jueces que no están plenamente capacitados o que no mantienen los estándares de imparcialidad y profesionalismo requeridos, comprometiendo así la calidad y la integridad del sistema judicial.

Uno de los principales riesgos de elegir jueces y juezas por voto popular es la politización del sistema judicial. Los jueces y juezas, al depender de los votos para mantener sus cargos, podrían verse presionados a tomar decisiones que favorezcan la opinión pública en lugar de adherirse estrictamente a la ley. La necesidad de llevar a cabo campañas electorales (en condiciones poco claras, en mi opinión, de acuerdo al proyecto de reforma) también podría obligar a los jueces y juezas a buscar donaciones informales y apoyo político, comprometiendo su independencia. La justicia, por su naturaleza, debe ser imparcial y estar libre de influencias políticas, y la introducción de elecciones podría socavar esta imparcialidad fundamental.

Además, las elecciones judiciales pueden ser costosas y complejas de organizar. La logística de llevar a cabo elecciones regulares para cargos judiciales implicaría un gasto significativo de recursos públicos, que podrían ser utilizados en otras áreas críticas del sistema judicial, como la mejora de la infraestructura o la capacitación de personal. Las campañas electorales también podrían distraer a los jueces y juezas de sus deberes judiciales, ya que tendrían que dedicar tiempo y esfuerzo a ganar apoyo electoral en lugar de enfocarse en la administración de justicia.

Las experiencias internacionales también nos ofrecen lecciones valiosas sobre los posibles desafíos de este sistema. En Estados Unidos, algunos críticos argumentan que la elección de jueces y juezas ha llevado a decisiones judiciales influenciadas por la política y la necesidad de reelección. Por ejemplo, estudios han mostrado que jueces y juezas electos son más propensos a imponer sentencias más duras en años electorales para proyectar una imagen de dureza contra el crimen. Este tipo de comportamientos puede distorsionar la aplicación imparcial de la justicia y socavar la confianza pública en la integridad del sistema judicial.

En conclusión, la propuesta de elegir jueces y juezas por voto popular en México representa una transformación radical del sistema judicial que promete aumentar la transparencia y la participación ciudadana. Sin embargo, también plantea riesgos significativos, incluyendo la politización de la justicia y los costos asociados a la implementación de elecciones judiciales. Es crucial considerar tanto los beneficios como los desafíos observados en experiencias internacionales para asegurar que cualquier reforma fortalezca, en lugar de debilitar, la justicia en México.

Una evaluación cuidadosa y un diseño bien pensado de esta reforma pueden contribuir a un sistema judicial más justo y democrático, pero también es vital mantener la independencia judicial para preservar la integridad de las decisiones legales. La clave estará en encontrar un equilibrio que permita la participación ciudadana sin comprometer la imparcialidad y la eficiencia del sistema judicial.

X (antes twitter). @marcoivanvargas