Sin Organismos Autónomos… Dictadura
El planteamiento realizado por el Titular del Ejecutivo Federal, de enviar una inicativa de reforma a la Carta Magna para desaparecer los Organismos Constitucionales Autónomos, es, por decir lo menos un disparate, pero, dadas las circunstancias políticas actuales, la probabilidad de que eso ocurra en la realidad puede ser alta -y por ello es tan preocupante, como ejemplos tenemos la reciente e inédita forma en que fue designada desde Palacio Nacional la última Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación o, la intencional falta de consenso para que el Senado de la República nombre a las y los integrantes del Instituto Nacional de Transparencia y Acceso a la Información (INAI), ejemplos clarísimos del doloso debilitamiento de la división de poderes y de los equilibrios del orden jurídico político.
Le cuento en perspectiva lo que implicaría eliminar de la Constitución a los Órganismos Autónomos:
A. Instituto Nacional Electoral. Recuerda Usted que antes del nacimiento del IFE hoy INE casi siempre ganaba las elecciones el mismo partido, lógicamente porque las elecciones las organizaba la Secretaría de Gobernación y no los ciudadanos, la alternancia y las credibilidad de las elecciones va de la mano con la historia de esa valiosa Institución.
B. Banco de México. Recordemos las grandes devaluaciones de los años ochentas acompañadas de terribles crisis financieras; a partir de que contamos con un Banco de México autónomo, hay disciplina financiera y monetaria, y el Banco dejó de ser, la caja chica del Ejecutivo y ya no hubo necesidad de que algún Tlatoani defendiera el peso como perro.
C. Comisión Nacional de los Derechos Humanos. Antes de su nacimiento no había posibilidad alguna de investigar las graves violaciones a los derechos humanos, como la tortura o la desaparición forzada, este Organismo, aún con sus áreas de oportunidad, estableció con sus pares Estatales un verdadero sistema de protección no jurisdiccional que, con más de tres décadas de vida impulsó en 2011 el reconocimiento de los derechos humanos como eje rector del Estado Mexicano, desaparecer tan nobles instituciones, sería negar la naturaleza misma de un Estado protector de los derechos mas elementales de sus habitantes.
D. Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales. Antes de su existencia era imposible saber cuanto ganaba cualquier servidor público, cuanto costaban las obras públicas o quienes eran los beneficiarios de los programas sociales. Su función es que el gobierno sea una caja de cristal y si no lo es, entonces que el ciudadano tenga una Institución a la cual acudir y un procedimiento que le permita acceder a esa información, además de que también se encarga de proteger de terceros nuestra imagen y datos más sensibles.
E. Fiscalía General de la República. Modelo que se replica en las Entidades Federativas. El diseño autonómico de las Fiscalías obedece primordialmente a que la investigación y persecución de los delitos debe ser totalmente ajena a las pretensiones de los Poderes Ejecutivos, su fuerza reside en la capacidad de investigar con toda libertad -si fuera el caso- hasta a los propios Titulares del Ejecutivo o de cualquier otro poder.
Es cierto, que estas Instituciones tienen grandes áreas de oportunidad, pero su diseño actual que los dota de autonomía constitucional es también un punto de partida que permitirá en el futuro perfeccionar su actuar. Hay algunas otras autonomías, poco conocidas como la de IFETEL (Instituto Federal de Telecomunicaciones) o la COFESE (Comisión Nacional de Competencia Económica), que no dejan de ser también importantes en el diseño y funcionamiento del Estado Democrático y Constitucional de Derecho.
En conclusión, México a pesar de los pesares, ha logrado en las últimas cuatro décadas construir Organismos Autónomos valiosos, cuyo funcionamiento puede ser perfectible, es cierto, no podríamos negarlo, pero plantear su total desaparición, implicaría regresarle funciones a Secretarías o Dependencias del Ejecutivo Federal, y vaya que la historia nos da muy malas cuentas en resultados cuando esas funciones estuvieron algún día en sus manos.
Montesqieu, el padre de la división de poderes no estaba equivocado, concentrar el poder en una sóla persona o corporación corrompe necesariamente y es el germen de las dicatduras; distribuir el poder, disgregarlo genera per se frenos, contrapesos y equilibrios. Por eso, quizá este 2024, la decisión más importante no esté en quien obtenga la Presidencia de la República, sino en conformar un legislativo plural en el que ninguna expresión política obtenga la mayoría calificada.
Excelente inicio de semana.
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