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Una carta marcada

Por Jorge Chessal Palau

Agosto 12, 2024 03:00 a.m.

A

En días pasados circuló una carta de la autoría aparente de Ismael “Mayo” Zambada, presunto narcotraficante capturado en los Estados Unidos hace ya varios días.

La captura se llevó a cabo sin la intervención y sin conocimiento de las autoridades mexicanas. Así lo demostró Rosa Icela Rodríguez, Secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana del gobierno federal quien el primer día luego de la detención hizo señalamientos difamatorios en contra de un piloto norteamericano sin tener fundamento alguno, haciéndolo aparentemente responsable de haber efectuado el vuelo de la aeronave que trasladó a Zambada a Estados Unidos.

Luego de la feria de versiones, desatinos y declaraciones encontradas que circularon ampliamente, quedó más que evidente que solo hay algo que podemos inferir válidamente de todo esto: que López y sus vasallos no son precisamente sujetos de confianza para las autoridades del vecino del norte.

Con su acostumbrada tendencia al desvarío, López ha tratado de minimizar de la mejor manera posible todo el escándalo, particularmente por la parte que lo vincula supuestamente con el Cártel de Sinaloa y sus obscuros negocios.

La carta referida dice, en lo que a esta columna interesa:

“Estaba al tanto de una disputa en curso entre Rubén Rocha Moya, el gobernador de Sinaloa, y Héctor Melesio Cuén Ojeda, el ex diputado federal, alcalde de Culiacán y rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa (UAS), sobre quién debería dirigir esa institución. Me dijeron que además de Héctor Cuén y el gobernador Rocha Moya, Iván Guzmán Salazar también estaría presente en la reunión.”

“Fui traído a este país a la fuerza y bajo coacción, sin mi consentimiento y contra mi voluntad.“

“Eso no fue lo que sucedió. Fue (Cuén)  asesinado a la misma hora y en el mismo lugar donde yo fui secuestrado. Héctor Cuén era un viejo amigo mío y lamento profundamente su muerte, así como la desaparición de José Rosario Heras López y Rodolfo Chaidez (escoltas de Zambada), de quienes nadie ha vuelto a ver ni a saber nada desde entonces.”

Como respuesta a tan serios señalamientos que golpea bajo la línea de flotación la credibilidad de López y sus amigos, éste contesta como acostumbra, con generalidades, frases huecas y la supuesta autoridad moral que, cada vez más, se demuestra que le es muy lejana:

“Más claro ni el agua, y no van de todas maneras a parar. ‘No parará’, así dice Chico Che. Porque están molestos. No les gusta la transformación, ni a los de adentro, los conservadores, ni también a algunos que estaban malacostumbrados a sentirse los dueños del mundo.”

“Nosotros tenemos muy buena relación con el pueblo estadounidense y con los gobiernos de Estados Unidos, pero hay esa tentación de querer mandar en todas partes, meter las narices en todos lados. Pues nada más recordar que México es un País independiente, libre, soberano, aquí mandamos los mexicanos.”

“Nosotros le tenemos toda la confianza al maestro Rocha, toda la confianza al Gobernador Rubén Rocha Moya, de Sinaloa. Y lo felicito porque da la cara, no dejó pasar ni un día, porque no hay casualidad, ayer nosotros en la mañana estábamos pidiendo información, al mediodía el embajador Estados Unidos informó sobre la versión que ellos tienen de estos sucesos aquí en Sinaloa, y hoy aparece esta carta, y resulta que estamos aquí en Culiacán.”

“Nosotros tenemos autoridad moral, y tenemos autoridad política, y aplicamos, que se escuche bien y que se escuche lejos, una máxima: no mentir, no robar y no traicionar al pueblo.”

¡Vaya contexto que le deja a su sucesora el señor López en cuanto a las relaciones con los vecinos del norte! Palabrería y más palabrería. Solo descalificaciones pero nada de acciones, nada de demostraciones.

Y no perdamos de vista que en los Estados Unidos queda abierta la posibilidad de que los testigos del caso García Luna, ahora con el complemento de la información que Zambada pueda proporcionar, lleven a la cárcel a varios amigos de López… ¿sólo a amigos?