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Una oportunidad perdida

Por Marco Iván Vargas Cuéllar

Mayo 23, 2024 03:00 a.m.

A

En las campañas electorales recientes en México -y también en San Luis Potosí-, hemos sido testigos de un preocupante fenómeno: la sobresimplificación de propuestas políticas y la mercadotecnia electoral han dominado la escena. La narrativa se ha centrado principalmente en el dilema de cambio-continuidad, en la distribución de programas de asistencia social, o en la enunciación general de señalamientos a la trayectoria de algunas personas candidatas dejando de lado temas críticos que requieren atención urgente, como la crisis ambiental y de agua que enfrenta nuestro país.

En su afán por ganar votos, la mercadotecnia electoral ha reducido la política a eslóganes y promesas fáciles de digerir. Esta tendencia es particularmente visible en las campañas en medios y redes sociales, donde las personas candidatas han optado por enfocarse en propuestas que aseguran una respuesta inmediata y tangible del electorado, como los programas de asistencia social. Si bien estas medidas son importantes y necesarias para ciertos sectores de la población, no pueden ser el único eje de las campañas. 

El problema radica en la falta de profundidad y seriedad en la formulación de soluciones para problemas estructurales y de largo plazo, como la crisis ambiental. En un país que enfrenta desafíos significativos en términos de disponibilidad y calidad del agua, la ausencia de propuestas robustas y bien fundamentadas en este ámbito es alarmante. La gestión del agua y la protección del medio ambiente no solo son cuestiones de sostenibilidad a largo plazo, sino que también afectan directamente la salud y el bienestar de la población.

La crisis ambiental y de agua en México es una realidad innegable. De acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA), más del 70% del territorio mexicano enfrenta algún grado de sequía. Esto no solo tiene implicaciones para la agricultura y la industria, sino también para la vida diaria de millones de personas. Sin embargo, la falta de atención a estos problemas en el discurso electoral sugiere una desconexión preocupante entre las prioridades políticas y las necesidades reales del país.

La política, en su esencia, debería ser el arte de resolver problemas públicos a través de la formulación y aplicación de soluciones efectivas y sostenibles. Sin embargo, cuando la búsqueda de popularidad y la obtención de votos se anteponen a la seriedad y profundidad en la discusión de problemas públicos, la calidad de la política se deteriora. La falta de reconocimiento y abordaje de problemas críticos como la crisis ambiental no solo es un fallo en la gestión pública, sino también una falta de comprensión sobre los problemas complejos.

¿Cuál puede ser la consecuencia de esto?. Que la política electoral privilegie la divulgación de una noción de gobernar basada en  asuntos de forma, de popularidad o de polémica, mientras que los problemas complejos -y de soluciones igualmente complejas- son relegados a un nivel secundario. Es perfectamente comprensible que una candidatura o un gobierno busque promover una noción de eficacia de su actuación sobre los problemas públicos.  En 1960 se publicó un libro llamado “El pueblo semisoberano: una visión realista de la democracia en América” escrito por Elmer Eric Schattschneider. En esa obra, el autor propuso una descripción ilustradora sobre este comportamiento: los actores políticos tipifican y presentan los problemas dándoles una orientación particular (ideológica, moral, política) o los definen destacando algunos aspectos y ocultando otros, de tal manera que buscan presentarlo de forma favorable a sus intereses. Esto les permite -según Schattschenider- controlar el resultado de la discusión política.

Es fundamental que las personas candidatas y los partidos políticos asuman una responsabilidad mayor en la comunicación de sus propuestas, abordando de manera seria y detallada problemas como la crisis del agua y el cambio climático. La ciudadanía merece conocer las verdaderas intenciones y capacidades de quienes aspiran a gobernar. Solo a través de una comunicación política honesta y comprometida podremos avanzar hacia una sociedad más informada y preparada para enfrentar los problemas del presente y los desafíos del futuro.

Podría ser una oportunidad perdida. La sobresimplificación de las propuestas electorales y el dominio de la mercadotecnia política no deben ser las guías que orienten la comprensión de los problemas públicos y el sentido de nuestras decisiones electorales. La crisis ambiental y de agua en México requiere de un abordaje serio y urgente, que vaya más allá de la superficialidad de un mensaje propagandístico. Se hace ciudadanía cuando se exige una política de calidad, comprometida con la solución de los problemas reales y estructurales que afectan a nuestro país. El tiempo se agota.

X (antes twitter). @marcoivanvargas