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Una reforma democrática

Por Marco Iván Vargas Cuéllar

Junio 20, 2024 03:00 a.m.

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¿Quién pide la reforma al poder judicial? ¿Cuál es el problema que debe solucionarse y en qué medida las soluciones planteadas responden a ese problema? ¿Quién respalda a las propuestas planteadas?.

La reciente victoria electoral del partido del presidente de México en las elecciones del 2 de junio ha planteado un escenario factible para la tan discutida reforma al poder judicial. Este tema ha generado un debate intenso y polarizado, centrado en la legitimidad de una reforma de tal magnitud. Existen diversas fuentes de legitimidad que se pueden considerar, cada una con sus propios méritos y limitaciones. Entre ellas destacan la representatividad política derivada del voto, la opinión pública medida por encuestas, y el debate nacional público e informado. Hoy quiero compartir con Usted una reflexión sobre estas tres fuentes de legitimidad de una reforma de gran calado. 

La Representatividad Política: 

La Voz del Electorado

Una de las fuentes más tradicionales de legitimidad es la representatividad política que emana del voto. En una democracia, el voto de la ciudadanía otorga a los representantes electos la autoridad para legislar y tomar decisiones en nombre del pueblo. La reciente victoria del partido del presidente en las elecciones del 2 de junio refuerza su mandato para impulsar su agenda, incluyendo la reforma al Poder Judicial. Esta fuente de legitimidad se basa en el principio de que los representantes electos reflejan la voluntad popular y, por lo tanto, tienen el derecho de promover cambios estructurales.

No obstante, la representatividad política tiene sus limitaciones. El voto no siempre refleja un consenso amplio y puede estar influenciado por factores coyunturales o campañas electorales específicas. Además, una vez en el poder, los representantes pueden interpretar su mandato de maneras que no siempre alinean con las expectativas de todos sus votantes. Esto puede resultar en una desconexión entre las acciones del gobierno y las verdaderas necesidades y deseos de la población. Por ello, aunque la representatividad es crucial, no debería ser la única fuente de legitimidad para una reforma de la magnitud de la del poder judicial.

La Opinión Pública: La Voz de las Encuestas

Otra fuente de legitimidad es la opinión pública, frecuentemente medida a través de encuestas. La virtual presidenta electa Claudia Sheinbaum ha argumentado que una opinión favorable medida en encuestas puede ser una base sólida para legitimar la reforma al poder judicial. Las encuestas pueden captar el sentir de la población en un momento dado y ofrecer una visión más inmediata de la aprobación o desaprobación de políticas específicas. Este enfoque puede ser útil para tomar el pulso de la nación y entender cómo se perciben ciertas propuestas en tiempo real.

Sin embargo, las encuestas también tienen limitaciones significativas. Pueden ser influenciadas por la manera en que se formulan las preguntas, el contexto en que se realizan y el momento específico en que se llevan a cabo. Además, las encuestas reflejan opiniones que pueden ser superficiales y no siempre basadas en un entendimiento profundo del tema en cuestión. Las respuestas pueden estar condicionadas por la información disponible en los medios y las narrativas predominantes, las cuales no siempre presentan una imagen completa y equilibrada. Por lo tanto, aunque la opinión pública es un indicador valioso, no debería ser la única base para legitimar una reforma judicial.

El Debate Nacional Público y Informado: 

La Voz de la Razón

La fuente de legitimidad que considero más idónea para una reforma al poder judicial es la que resulta de un debate nacional público y bien informado. Un debate de este tipo permite que se escuchen y se consideren diversas perspectivas, promoviendo una comprensión más profunda y matizada del tema. Involucra a la academia, personas expertas en derecho, representantes de la sociedad civil, y a la propia ciudadanía, asegurando que la reforma sea examinada desde múltiples ángulos.

Y ya que hablamos de democracia, se podría considerar la realización de una consulta pública nacional, similar a las que se han hecho en otros años. Si bien estos ejercicios han abordado temas que podrían no interesar a toda la población, la reforma al Poder Judicial afecta significativamente la vida de todas las personas en nuestro país. Una consulta pública proporcionaría una plataforma para que la ciudadanía exprese sus opiniones y preocupaciones de manera directa, contribuyendo a la legitimidad y aceptación de la reforma. Este ejercicio democrático podría incluir foros, mesas redondas, debates televisados y encuestas abiertas, ofreciendo a todos los sectores de la sociedad la oportunidad de participar y ser escuchados.

Este enfoque fomenta la transparencia y la rendición de cuentas, y ayuda a construir un consenso más sólido y duradero. Además, un debate bien informado puede mitigar los riesgos de que la reforma sea percibida como una imposición desde el poder, en lugar de una respuesta a las necesidades y aspiraciones reales de la sociedad. La inclusión de una consulta pública no solo enriquece el proceso con una mayor diversidad de opiniones, sino que también puede aumentar la legitimidad de la reforma, al mostrar que ha sido validada por una amplia franja de la población.

Es fundamental que se reflexione sobre la importancia de la reforma al poder judicial y su impacto en nuestra vida diaria. La justicia es un pilar esencial de cualquier sociedad democrática, y cualquier cambio en su estructura debe ser considerado con la mayor seriedad. Es vital que adoptemos una postura informada, basada en el entendimiento profundo de las implicaciones de la reforma y no solo en eslóganes o promesas políticas a favor o en contra.

X (antes twitter). @marcoivanvargas