logo pulso
PSL Logo

¿A qué temperatura servir el vino? Claves que debes saber

Servirlo demasiado frío o caliente puede ocultar sus matices y modificar la experiencia al consumirlo

Por Redacción

Septiembre 30, 2024 06:33 p.m.

A

Para disfrutar realmente del vino es necesario servirlo a la temperatura correcta, ya que este factor influye profundamente en cómo percibimos sus aromas, sabores y texturas.

Si te has preguntado alguna vez por qué tu vino favorito no sabe igual que en aquella cata, en una tienda de vinos y licores, o en ese restaurante especial, la temperatura puede ser la respuesta. Servirlo demasiado frío o caliente puede ocultar sus matices, desbalancear sus características e incluso modificar por completo la experiencia.

A continuación, te compartimos una guía con claves importantes que debes tener en cuenta para disfrutar al máximo cada tipo de vino. ¡Comencemos!

La temperatura y la expresión aromática y gustativa

Si un vino se sirve demasiado frío, los aromas pueden quedar "encerrados" y no manifestarse por completo, mientras que a una temperatura demasiado alta, los sabores pueden volverse planos o se puede percibir un exceso de alcohol.

La razón detrás de esto está en la volatilidad de los compuestos aromáticos de la bebida. Estas sustancias se liberan cuando la temperatura aumenta, lo que nos permite apreciarlas con mayor intensidad.

Por el contrario, si el vino se calienta demasiado, esos mismos aromas pueden disiparse rápidamente, dejando un perfil de sabor desequilibrado. De ahí la importancia de cuidar la temperatura de servicio, que debe ser la adecuada para cada tipo de vino.

1. Vinos espumosos y blancos ligeros: frescos

Los vinos espumosos, como el champagne o el prosecco, y los vinos blancos ligeros, como el Sauvignon Blanc o el Pinot Grigio, requieren temperaturas entre 6 °C y 8 °C para mantener su frescura y vivacidad.

La baja temperatura ayuda a realzar su acidez, que es una de las principales características de su tipo, y además preserva el gas carbónico y la efervescencia en los vinos espumosos.

Un error común es servir estos vinos demasiado fríos, por debajo de los 4 °C, ya que esto puede embotar los sabores y hacer que el sabor se sienta "apagado" en boca. Recuerda que la acidez y las notas frutales se perciben mejor cuando la bebida se encuentra en su punto.

2. Vinos blancos con cuerpo y rosados: frescos pero no gélidos

Los vinos blancos con más cuerpo, como el Chardonnay o el Viognier, y los vinos rosados, deben servirse ligeramente más cálidos que los vinos espumosos y los blancos ligeros, idealmente entre 8 °C y 12 °C.

Esta temperatura permite que se expresen mejor los aromas más complejos, como los matices de frutas maduras, flores y, en el caso del Chardonnay, los toques de roble que provienen de la crianza en barrica.

Si sirves estos vinos demasiado fríos, corres el riesgo de ocultar esas capas de sabor que los hacen interesantes. En el caso de los rosados, la frescura sigue siendo importante, pero a temperaturas muy bajas pueden perder su carácter afrutado.

3. Vinos tintos ligeros: sutilmente refrescados

Para los vinos tintos ligeros, como el Pinot Noir o el Beaujolais, la clave está en mantenerlos frescos, pero no fríos. La temperatura ideal oscila entre 12 °C y 15 °C. Para que los aromas delicados, como los de frutas rojas y especias, se desarrollen plenamente.

Es un error bastante frecuente pensar que todos los vinos tintos deben servirse a temperatura ambiente. En realidad, muchos de ellos se benefician de un leve enfriamiento.

Si estos vinos se sirven demasiado calientes, pueden volverse flácidos en boca.

4. Vinos tintos con cuerpo: temperatura ambiente controlada

Los tintos más robustos y con cuerpo, como el Cabernet Sauvignon, el Malbec o el Syrah, deben servirse a una temperatura algo más elevada, entre 16 °C y 18 °C, para permitir que los taninos, las notas de madera y los sabores de frutas oscuras se equilibren.

A temperaturas más bajas, los taninos pueden volverse astringentes, lo que ocasionará una sensación desagradable en boca.

Un error aquí es creer que "temperatura ambiente" significa la temperatura de una habitación cualquiera. Si en tu casa estás a 22 °C o más, el vino estará demasiado caliente y sus aromas y sabores se verán comprometidos.

Lo mejor es relacionar la expresión "temperatura ambiente" con una cercana a los 18 °C, que es mucho más baja que la mayoría de los ambientes interiores.

5. Vinos fortificados: un toque más cálido

Los vinos fortificados, como el oporto, el jerez o el Madeira, tienen una mayor concentración de alcohol y azúcar, lo que les permite servirse a una temperatura ligeramente más alta que la mayoría de los vinos.

Estos deben servirse entre 16 °C y 20 °C. En general, estas temperaturas permiten apreciar la complejidad aromática y gustativa sin que el alcohol se sienta excesivamente dominante.

El error aquí sería enfriarlos demasiado, ya que esto podría intensificar su dulzor y ocultar su equilibrio.

Evita los siguientes errores con la temperatura del vino

Basado en los puntos que revisamos, te comparto una lista con los errores más comunes que pueden cometerse al servir vino, pero que puedes evitar fácilmente:

?     Evita guardar los vinos en el refrigerador. Las botellas no deben estar ahí por más de dos horas, tampoco debes servir inmediatamente después de sacarlos. Antes verifica la temperatura a la que se encuentran.

?     Servir el vino tinto a temperatura ambiente elevada: Recuerda que la "temperatura ambiente" es relativa. Si vives en una zona cálida, asegúrate de refrescar ligeramente tus vinos tintos para evitar que estén calientes.

?     Someter el vino a cambios bruscos de temperatura: Este simple descuido puede hacer que la bebida pierda sabor y algunas propiedades que lo hacen destacar.

Consejos finales para disfrutar mejor el vino

Te recomendamos comprar un termómetro especial para botellas y usarlo para conocer la temperatura exacta. Esto te permitirá disfrutar al máximo de cada vino tinto, sobre todo si invertiste en el precio de una buena variedad y crianza.

Si no tienes un termómetro a la mano, una regla práctica es sacar los vinos blancos y rosados del refrigerador unos 10-15 minutos antes de servirlos, mientras que los tintos pueden beneficiarse de estar en la nevera durante unos 20 minutos antes de abrirlos. Este sencillo truco te ayudará a acercarte más a las temperaturas ideales.

Otra opción es invertir en una cava de vinos, donde puedes controlar con precisión la temperatura. Aunque implica un desembolso, a largo plazo garantizará que siempre disfrutes del vino en su máxima expresión.

Conclusión

Para conseguir una experiencia agradable en la degustación del vino es importante servirlo a una temperatura correcta. Confiamos en que, con estos conocimientos, podrás disfrutar plenamente de todos los matices que cada botella tiene para ofrecer. Recuerda que esta bebida milenaria está hecha para disfrutarse y para que cada copa sea memorable.