El restaurante de Bruselas que ofrece inhalar una raya de felicidad

El restaurante de Bruselas que ofrece inhalar una raya de felicidad

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La oferta de ocio nocturna en Bruselas es relativamente variada y, más allá de zambullirse en la tradición cervecera de Bélgica, en la capital del país también se puede lanzar hachas en un bar, beber un cóctel sobre un ataúd o tomar una copa en una burbuja a cinco metros de profundidad en una piscina.

La última novedad bruselense es un restaurante italiano llamado Osteria Romana que propone que sus clientes esnifen de postre un "1 Grammo... di Felicitá".

A cambio de 6 euros, el comensal recibe una dosis de polvo de una milenaria planta americana con sutiles proporciones de feniletilamina y anandamida que potencia la liberación de encefalina, que no es otra cosa que cacao.

El pretendido doble sentido constituye una provocación en toda regla, especialmente por la irónica presentación del chocolate, servido en una bolsa de plástico y anunciado en la carta junto a la leyenda "para uso personal".

"Hemos cogido un espejo, hemos cogido billetes de 50 dólares y lo presentamos como se debe. O lo hacemos bien o no lo hacemos", comentaba el chef Filippo La Vechia a la radiotelevisión belga "RTBF".

Con una lágrima negra tatuada en la comisura del ojo izquierdo y los brazos y manos repletos de dibujos en tinta, La Vechia está al frente de un pequeño restaurante con acabados de madera en el que propone una amplia selección de "prosciutto" (jamón), pastas y platos a base de trufa y donde una cena ronda los 80 euros.

Pese a que el elemento más original de la carta es su insinuante postre con cacao, y tras algún reportaje en la prensa local, La Vechia y sus asesores explicaron a Efe que no quiere encasillarse como el cocinero maldito de Bruselas y que sólo acepta entrevistas con el compromiso previo de centrar la información en su salsa carbonara.

"Fue una experiencia extraña (...). Esnifar cacao no es particularmente sabroso", comentó a Efe una clienta tras volcarse una raya a las fosas nasales en la Osteria Romana y rematar el episodio tosiendo.

CREADOR ORIGINAL

El gramo de cacao de La Vechia es en realidad una creación original del maestro chocolatero belga Dominique Persoone para la fiesta del 60 cumpleaños del guitarrista de los Rolling Stones Ronnie Wood.

Lo presentó entonces junto a un dispositivo de plástico inspirado en siglo XIX que permite propulsar hacia los orificios de la nariz polvo de cacao con matices de jengibre, menta o frambuesa.

Comercializado por 45 euros con el nombre de "chocolate shooter", el artilugio y el dulce forman parte de la gama de innovaciones con cacao de un reputado chocolatero con sello "rock and roll", que también vende bombones con aceite de cannabis, con hojas de puro, beicon o cebolla frita.

NO INQUIETA A LAS ASOCIACIONES ANTIDROGA

La arriesgada propuesta culinaria de la Osteria Romana no ha levantado ampollas en Bélgica, principal puerta de entrada de cocaína en Europa a través del puerto de Amberes, donde según la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, en 2017 se incautaron 44,8 toneladas de cocaína que provenía principalmente de Colombia y Brasil.

"No es el primero en utilizar el imaginario de la cocaína para una campaña. Se ha usado para campañas de publicidad de sal o de bebidas" y "no por probar una raya de cacao vas después a consumir una raya de coca", explica a Efe Antoine Boucher, portavoz de la asociación belga InfoDrogues, creada en 1971 y dedicada a la información y a la prevención de la drogadicción.

La banalización de la cocaína "está ahí todo el día, todo el tiempo, en la ficción, en las películas en que se muestra a personas que consumen cocaína y generalmente no pasa nada malo. Se presenta una imagen positiva de la cocaína", comenta Boucher.

"En las películas es completamente normal ver a alguien que va al baño y se mete una raya como una trompa de elefante", agrega el responsable de comunicación de InfoDrogues, quien señala que el postre esnifado "participa, pero de forma muy mínima" a reforzar esa imagen positiva del alcaloide prohibido a base de hoja de coca.

Junto a la mención al "gramo de felicidad" en el menú se incluye el número de cuenta bancaria de una asociación local de ayuda contra la drogadicción para la que, según la revista "Vice", el restaurante ha reunido más de 400 euros en donaciones.