El dolor de María, como el de madres buscadoras: GVR

Desde la experiencia de fe, el Viacrucis representa el camino del sufrimiento y la muerte de Jesús, acompañado por su madre, María, quien vivió el dolor más profundo: ver morir a su hijo. 

El dolor de María conecta con una realidad cruda y actual: la de miles de madres en México que buscan desesperadamente a sus hijos desaparecidos, señaló el párroco de Soledad, Gerardo Vaglienty Rivera.

El sacerdote valoró que algunas mujeres han retomado esta tradición desde otra perspectiva: recorren las estaciones del Viacrucis a la inversa, no como un acto litúrgico tradicional, sino como una forma de honrar y visibilizar el camino de regreso desde la muerte, desde el dolor, haciendo memoria de sus propios hijos desaparecidos o asesinados.

Reflexionó que estas mujeres han sido muchas veces ignoradas, despreciadas o incluso criminalizadas. Se les ha acusado de tener motivaciones políticas, cuando en realidad su único impulso es el amor y la desesperación por saber qué fue de sus hijos e hijas. 

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Su dolor, como el de María, es hondo, desgarrador y, al mismo tiempo, profundamente digno. “¿Cuántas madres sufrientes hay hoy?; parece que ha habido más gestos de sensibilidad hacia ellas, pero muchos las ningunearon, dijeron que era cosa política, pues no, son madres llenas de dolor porque no tienen a sus hijos”. 

Explicó que orar con María en el Vía Matris (el camino de la madre) es también orar con cada madre que ha perdido lo más valioso. Se trata de acompañarlas, de no dejarlas solas en este camino de duelo, memoria y resistencia. 

A través de una tradición religiosa que en estos tiempos se ha vuelto también un acto de solidaridad con estas madres, tanto de San Luis Potosí como de otras partes de México, que no cesan en su lucha por encontrar rastros de vida, justicia o al menos una tumba digna para quienes no volvieron a casa.