Lamenta Arzobispo que autoridades se vean rebasadas por inseguridad

Lamenta Arzobispo que autoridades se vean rebasadas por inseguridad
Foto: Archivo

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El que la ciudad se evidencie como un lugar inseguro, no solo afecta al turismo sino también la estabilidad social y laboral de los potosinos, valoró Jesús Carlos Cabrero Romero, arzobispo de la Arquidiócesis de San Luis Potosí.

Por lo anterior, advirtió que "parece" que la justicia en San Luis Potosí está siendo rebasada por la inseguridad, fenómeno "que causa mucho daño", lamentó.

En días pasados, se reveló que la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), incluyó a la capital potosina entre las 45 ciudades más violentas del país, que requieren atención e intervención prioritaria.

Previo a iniciar la bendición y misa de Domingo de Ramos, el prelado potosino puntualizó que en una urbe donde hay hechos delictivos, es factible que haya víctimas inocentes, sobre todo cuando se desatan balaceras entre grupos antagónicos.

Cabrero Romero sentenció que la inseguridad afecta la paz de las colonias y fraccionamientos capitalinos, pues los habitantes no están de padecer algún inconveniente de la criminalidad.

"Esto no es un alarde de triunfo, al contrario, esto es un señalamiento público nacional. Aquí sí el muro vale porque llega a Estados Unidos y señala las ciudades más peligrosas de México", expuso.

Encabeza procesión y bendición de ramos

A fin  rememorar la entrada de Jesucristo a Jerusalén, esta mañana Jesús Carlos Cabrero Romero, arzobispo de la Arquidiócesis de San Luis Potosí, realizó la bendición de los ramos de los creyentes que se dieron cita a la iglesia de la Compañía.

Con ello, el líder de la grey católica local encabezó el inicio de las fechas conmemorativos de la Semana Santa o Semana Mayor para la religión católica, así como el Domingo de Ramos.

Previo a la celebración eucarística dominical de mediodía en la Catedral Metropolitana, diáconos de la parroquia leyeron los pasajes bíblicos de Jesucristo y la importancia de su presencia en este tiempo.

Al concluir con el breve discurso, Cabrero Romero salió por el pasillo central mientras lanzaba agua bendita sobre los ramos de palma, manzanilla y laurel que portaban los devotos católicos.

A las afueras del inmueble, decenas de feligreses aguardaban para que sus palmas también fueran cubiertas con el agua bendecida, y así poder llevarlas a sus hogares.

Una vez concluido el rito, Cabrero Romero lideró una procesión hacia la Catedral Metropolitana que circuló por un tramo de la calle Venustiano Carranza para luego llegar a la Plaza de Armas, y finalmente ingresar a dicho templo.

De manera alterna y previo a la misa de mediodía en la Catedral Metropolitana, desde temprana hora en iglesias del Centro Histórico y de la ciudad se bendijeron las palmas de los laicos que acudían.