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Potosinas atrapadas en Jordania relatan su viaje

La visita de Ingrid y su familia al Medio Oriente terminó en una carrera contra la guerra, vuelos cancelados y alarmas antimisiles de madrugada

Por Daniel Ortiz Rmz

Junio 26, 2025 03:00 a.m.

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Potosinas atrapadas en Jordania relatan su viaje

UN CUMPLEAÑOS... Y UN CORREO INESPERADO

El plan era claro: celebrar el cumpleaños número 35 de Sayuri —prima de Ingrid Díaz Infante— recorriendo Egipto y Jordania

Cuatro mujeres potosinas, familia cercana, decidieron viajar para cumplir el sueño de conocer Petra.

"Salimos a Egipto y de ahí subimos a Jordania para conocer Petra y sus alrededores", recuerda Ingrid. 

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Lo que no sabían era que, a mitad del viaje, quedarían atrapadas por un conflicto bélico internacional. El vuelo de regreso estaba programado para el 14 de junio. "Al finalizar el tour de Petra nos llegó un correo: Turkish Airlines había cancelado nuestro vuelo. Fue ahí cuando el chofer del tour nos dijo ´ha de ser por la guerra´. Y nosotras: ¿cuál guerra?"

VACACIONES EN ZONA DE GUERRA

Desconectadas del mundo, como suele suceder en vacaciones, no habían notado el incremento de tensión entre Irán e Israel. 

Jordania, su destino turístico, se volvió de pronto una zona de alto riesgo. "Nos pusimos a investigar y fue cuando nos enteramos de nuestra situación", cuenta.

A partir de ahí, el regreso a casa se volvió una serie de intentos frustrados: reagendar vuelos, buscar opciones, llamar, visitar oficinas, sólo para recibir una y otra vez la misma respuesta: cancelado.

"Cada que nos cancelaban un vuelo, era volver a empezar", dice Ingrid. "El primero lo tomamos con calma, el segundo nos preocupó... pero ya el tercero fue una alarma real. Decíamos: ¿cuánto tiempo más vamos a estar aquí?"

ALARMAS Y NOCHES LARGAS

Y mientras tanto, Jordania seguía su curso. "La gente allá vivía como si nada. Las tiendas abiertas, todo en orden. 

Pero a nosotros nos sonaban alarmas en la noche, nos decían que eran misiles que cruzaban por encima del país. Una noche, otra noche... y cada vez sonaban más seguido. Ya el último día también sonaban en la tarde".

Ingrid admite que no hubo escasez ni pánico colectivo, pero sí una angustia creciente entre ellas. 

"Nosotras preguntamos si había algún búnker, algún sitio de resguardo. La embajada nos dijo que no, que sólo nos mantuviéramos bajo techo. Que estuviéramos tranquilas. Pero la alarma sonaba, y una piensa cualquier cosa."

LA RUTA DE ESCAPE

Fue la embajada mexicana la que empezó a orientarlas: les sugirieron salir por tierra hacia Egipto. Pero esa ruta, aunque viable, también les generaba temor. "Decíamos: ¿cómo vamos a cruzar por ahí si está más cerca del conflicto? ¿Y si nos pasa algo en el camino y nadie se entera?"

La solución llegó con la contratación de una agencia local recomendada por la embajada. Así lograron moverse por tierra, mar y aire hasta El Cairo. Luego vendría una espera de tres días más para tomar un vuelo hacia Estambul, y de ahí regresar a México.

En total, desde que salieron del hotel en Jordania hasta que pisaron suelo potosino, pasaron cinco días. "En cada traslado que sí salía, estábamos felices. Pero cuando nos lo volvían a cancelar, era otra vez caer. Volver a mover todo, otra vez pensar si sí lo íbamos a lograr", recuerda Ingrid.

EL REGRESO A CASA

Una travesía que nació como un festejo terminó convirtiéndose en una experiencia límite, marcada por la incertidumbre y la resiliencia. "No lo vamos a olvidar nunca", afirma. Y aunque su respuesta arranca con una risa nerviosa, sus palabras lo resumen todo: "Fue una experiencia para contar el resto de nuestras vidas".

Cuando por fin llegaron a México, no necesitaron protocolo. "Literal, casi besamos el suelo. Sentimos que habíamos llegado a la gloria. México tendrá muchas cosas, pero estamos relativamente seguros".

Y ante la pregunta inevitable de si ya están planeando otro viaje: "No, no, por el momento no. Estamos tranquilas, disfrutando que ya llegamos".