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Una joven científica, “el ingeniero a cargo”

En el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, Ximena Molina revela el camino que la llevó a la elite mundial en el campo de la rehabilitación médica y revela que en la ciencia, la brecha de género también es un obstáculo que deben enfrentar las mujeres

Por María Elena Cruz

Febrero 12, 2024 03:00 a.m.

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El 22 de diciembre de 2015, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) declaró el 11 de febrero como el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, en reconocimiento al papel clave que desempeñan las mujeres en la comunidad científica y tecnológica. En este día no sólo se recuerda a las grandes figuras femeninas que han dejado su legado a lo largo de la historia, también se reflexiona sobre el largo camino que aún queda por recorrer para eliminar la brecha de género en esta área del conocimiento.

De acuerdo con la ONU, las mujeres suelen recibir becas de investigación más modestas que los hombres y, aunque representan el 33.3% de todos los investigadores, sólo el 12 por ciento de los miembros de las academias científicas nacionales son mujeres. Asimismo, sólo uno de cada 5 profesionales que trabajan en campos de vanguardia como la inteligencia artificial, es una mujer.

A pesar de que los ámbitos de la ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas se consideran fundamentales para las economías nacionales, no se ha alcanzado la igualdad de género. Por eso es importante reconocer no únicamente a mujeres como Marie Curie, Jane Goodall, Rosalind Franklin, o mexicanas como Matilde Montoya, Alejandra Jáidar Matalobos o Helia Bravo Hollis que dejaron una huella con sus avances científicos, sino también reconocer a las niñas y mujeres que están haciendo su camino justo ahora

TRANSFERIR EL MOVIMIENTO

Tal es el caso de Ximena Molina Padilla, una joven promesa potosina en la Ingeniería Biomédica, que con su trabajo se está abriendo paso a nivel internacional.

Egresada de la Facultad de Ciencias de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, con tan sólo 22 años, fue seleccionada en 2023 por el Mirai Innonvation Research Institute en Osaka, Japón, un instituto de investigación dedicado al desarrollo de tecnologías emergentes. Participó en el programa “EmFuTech” con una duración de tres meses, donde creó un sistema al que denomina “Transferencia de Habilidades” o “Interfaces Humano-Humano”, el cual tiene la capacidad de transferir habilidades motoras de una persona a otra.

Este proyecto, cuyo impacto a futuro puede reflejarse en la capacitación a personal o rehabilitación, consiste en obtener las señales musculares de nuestro movimiento, enviarlas a una computadora en la que son clasificadas por una inteligencia artificial, para después ser transferidas a otra persona, reduciendo el tiempo para aprender cualquier habilidad motora hasta en un 60 por ciento. Su idea le valió el premio al Mejor Proyecto a la Innovación dentro del programa y un contrato para colaborar con Mirai como Científico de Investigación y Desarrollo.

Perros, arañas e IA

En entrevista, Ximena Molina relató que tener la oportunidad de ser una de las 17 personas seleccionadas en el mundo para participar en un programa con proyección internacional le abrió la puerta al mundo y le hizo darse cuenta de la cantidad de avances que se están desarrollando en la ciencia.

“La ciencia en general está teniendo avances muy grandes, desde el desarrollo de las inteligencias artificiales, estamos en un punto sin precedentes dentro del mundo tecnológico. Poder haberlo vivido de primera mano me pareció muy emocionante. Lo que viene va a ser muy interesante”, contó.

Dentro del programa, convivió con otros jóvenes que desarrollaron proyectos como una realidad virtual que induce a un estado de aprendizaje y mejora continua, un perro robot para guiar a las personas con discapacidad visual o una araña robótica que escala las paredes de las minas para analizar su seguridad.

Sin embargo, dentro de toda la emoción por ser acreedora de grandes oportunidades dentro de su campo profesional, había detalles que no podían escaparse de su mente. Por ejemplo, que de las 17 personas de todo el mundo que fueron elegidas por Mirai, sólo cinco eran mujeres, siendo la edición que más mujeres ha tenido.

Machismo en la ciencia

Además, Ximena contó que ha notado la brecha de género en la ciencia desde su etapa como estudiante. Si bien la carrera de Ingeniería Biomédica cuenta con alta demanda de mujeres, en el mundo laboral la situación es distinta. Ella realizó sus prácticas profesionales en los Servicios de Salud de San Luis Potosí, dentro del proyecto de remodelación del Hospital Central, siendo la única mujer en el equipo.

“Recuerdo mucho cuando llegaban proveedores o llegaban personas externas a tratar de hablar con el ingeniero. Siempre me decían: Señorita, disculpe, ¿dónde puedo encontrar al ingeniero? Y yo respondía: Dígame, ¿qué necesita? Yo soy el ingeniero a cargo. Entre que te ven chiquita y te ven mujer, es cansado y sabes que en cualquier otro caso no lo tendrías que estar explicando”, señaló.

A pasar de la ilusión de trabajar en un país de primer mundo, con grandes posibilidades y apoyo a la ciencia, Ximena contó que el hecho de que un país sea desarrollado no borra del mapa que sea un país machista, como es el caso de Japón, donde hay una cantidad muy baja de mujeres en la ciencia.

Dentro de la adversidad, la sororidad es uno de los pilares que nos mantiene a flote como mujeres en cualquier ámbito. Entre las mujeres que participaron en el programa de Mirai, relató Ximena, hicieron una alianza fuerte y una red de apoyo, donde podían hablar del camino que habían recorrido para llegar a donde están.

Después de ganar el premio en Mirai, su proyecto “Transferencia de Habilidades” fue seleccionado para presentarse en el Simposio Internacional de Sistemas de Integración en Vietnam, organizado por el Instituto de Ingenieros Eléctricos y Electrónicos (IEEE, por sus siglas en inglés), la organización profesional más grande a nivel mundial dedicada a esta área.

Detrás de toda la emoción por seguir creciendo y llegando a lugares de gran impacto internacional, había una realidad que siempre estaba presente: de al menos 2 mil o 3 mil personas asistentes al simposio, sólo había alrededor de 10 mujeres de todo el mundo. Y por si fuera poco, Ximena Molina fue la única mujer latina en participar.

“Quiero estar a la altura… pero, ¿qué significa estar a la altura?”, se cuestionó. La presión de estar frente a personas con maestrías y doctorados era grande, pero lo era más el orgullo de representar, al menos en ese momento, a toda la comunidad de mujeres latinas científicas.

“El haber visto que de verdad existe este problema no solo en México, sino también a nivel internacional, me dio mucha perspectiva para empezar desde ahorita a tratar de hacer este involucramiento de las niñas y las mujeres en la ciencia”, declaró.

Demanda de apoyo

El Día Internacional de la Mujer y la Niña y la Ciencia significa recordar que hay muchas mujeres allá afuera haciendo cosas increíbles y que se apoyan entre ellas ante las adversidades de una sociedad aún detenida por estereotipos y roles de género. Es reconocer que las mujeres representan más de la mitad de la población mundial y que deben ser incluidas en todos los espacios como tal.

“No tenemos una sola visión, de eso es también se trata la ciencia, de buscar todos los ángulos posibles a un solo problema. Y no podemos buscar todos los ángulos posibles a un problema si nos falta la mitad de la población”, afirmó Ximena.

Ahora más que nunca, señaló, es necesario invertir en programas de apoyo y divulgación científica, para que estos sean bien remunerados y también sean accesibles para toda la población. Es necesario que los docentes estén capacitados en las más nuevas tecnologías, para preparar profesionales competentes en todos los nuevos avances tecnológicos que definirán el rumbo que tomará nuestra sociedad en los próximos años. Hoy más que nunca, es necesario que los programas de apoyo para las mujeres en la ciencia sean difundidos en México y en el extranjero. 

Es importante, sobre todo, dar difusión al trabajo que se encuentran haciendo las mujeres en la ciencia en México y en el mundo. Es importante fomentar en las niñas la curiosidad por conocer el mundo y cómo funciona, alentar sus gustos por las matemáticas, la física o la tecnología y hacerles saber que pueden ser las siguientes grandes figuras que marquen pauta en la ciencia.

“La divulgación sigue siendo muy necesaria, dar a las niñas a conocer que tienen su espacio, y que al menos las que ya estamos en la ciencia las vamos a recibir con los brazos abiertos”, añadió Ximena.

Que vengan muchas más

Por lo pronto, Ximena Molina está decidida a seguir creciendo como profesional. Después de pasar casi seis meses en Japón y dos semanas en Vietnam, actualmente se encuentra en San Luis Potosí, continúa colaborando con Mirai y aspira a realizar una maestría para continuar con su formación, con el objetivo de seguir mejorando en general la calidad de vida de las personas a través de los equipos médicos.

“Ya se me abrió el mundo y es una oportunidad que no dejará pasar”, manifestó.

Ximena seguirá abriéndose paso en el mundo de la ciencia, como muchas mujeres antes que ella. Y tanto en la ciencia como en cualquier área profesional, las mujeres seguirán luchando para que el camino sea cada vez más fácil para quienes vienen después, hasta que no tengan que explicar que ellas son “el hombre a cargo”.

“Que sepan que las mujeres estamos haciendo cosas increíbles, que sepan que las mujeres tenemos todo el potencial y más para poder seguir haciendo ciencia. Yo de verdad quiero que a la próxima conferencia que vaya no vuelva a sentir que soy la única allí”, concluyó.