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Cáncer de mama

Por Agencias

Octubre 26, 2020 03:00 a.m.

A

Las mujeres que padecen cáncer de mama enfrentan con responsabilidad y entereza sus cuidados, a fin de mantenerse lo más 

sana posibles.

Cuando te diagnostican cáncer de mama, lo primero en lo que piensas es en la muerte.

El miedo a morir por esta enfermedad se cruza en el mismo instante en que tu médico te da el diagnóstico. 

La información que recibes de inmediato sobre los avances en esta patología, que permiten una supervivencia que supera el 85% siempre que se diagnostique de forma precoz, hacen que ese drástico final se difumine y que pasen a preocuparte otras cosas. 

Los efectos secundarios de la quimioterapia, por ejemplo.

REACCIONES

Y es que todas sabemos que, si tenemos que recibir este tratamiento, va a ser difícil que no experimentemos náuseas, cansancio y, por supuesto, pérdida de cabello.

Estos fármacos, de hecho, provocan daños permanentes en la piel, el pelo y las uñas, por eso hay que saber cómo cuidarte. 

La sequedad es, probablemente, uno de los efectos secundarios observados con mayor frecuencia en los pacientes oncológicos. 

Esta manifestación está asociada al efecto antiproliferativo de los fármacos en la capa más superficial de la piel, epidermis.

El estado de inmunosupresión, la desnutrición y las frecuentes anemia y carencia de proteínas en los pacientes oncológicos también influyen en la sequedad de la piel.

Pero hay otro tipo de efectos secundarios en la piel. 

ALTERACIONES

Las complicaciones cutáneas en pacientes oncológicos, secundarias a los agentes quimioterápicos, son frecuentes, poco conocidas y subestimadas por médicos de otras especialidades. 

DIAGNÓSTICO DIFERENCIAL 

Requieren de un diagnóstico diferencial amplio para descartar complicaciones infecciosas, algunos síndromes paraneoplásicos, la posible extensión metastásica del tumor y los déficits nutricionales, en el contexto de un paciente oncológico.

Los efectos cutáneos adversos más frecuentes asociados a la quimioterapia estándar son las alopecias, los enrojecimientos palmo-plantares, la pigmentación, la dermatitis post radiación, la mayor sensibilidad a radiación ultravioleta, así como la sensibilidad en mucosa oral, la sequedad de la piel y las alteraciones en las uñas.

PIEL

Los daños en la piel a causa de estos fármacos quimioterápicos se debe a que su actividad está dirigida a células de división rápida, como sucede con las células tumorales.

No obstante, los fármacos no distinguen entre células sanas y tumorales por lo que pueden afectar a cualquier de tejido de nuestro organismo; siendo la médula ósea, el tubo digestivo y la piel, los órganos que se ven dañados con mayor frecuencia. 

MANCHAS

Otro de los efectos secundarios de la quimioterapia en la piel es la aparición de manchas. No se sabe por qué se produce.

Se ha atribuido, principalmente, al efecto tóxico en los melanocitos, que induce un aumento en la producción de la melanina, responsable de la coloración cutánea. 

Otras teorías señalan a mecanismos más complejos, como un mayor flujo de sangre a determinadas áreas del cuerpo con el mayor depósito del fármaco en la piel o anomalías endocrinas.

CAÍDA DE PELO

Otra de las cuestiones que se pregunta una mujer a la que le han diagnosticado cáncer de mama y que va a recibir quimioterapia es si va a perder el cabello

Se denomina alopecia tras quimioterapia y suele darse de forma generalizada. 

La pérdida de cabello puede ocurrir con muchos fármacos quimioterápicos. 

Generalmente es reversible, aunque con determinados fármacos, docetaxel o paclitaxel a dosis altas, podría ser más prolongada o incluso irreversible.

Se han investigado diversas terapias farmacológicas para conseguir reducir o enlentecer este proceso, con poca evidencia.

Una terapia que podría ser eficaz es la hipotermia del cuero cabelludo, por ejemplo, usando gorros hipotérmicos, que producen una vasoconstricción de los vasos sanguíneos del cuero cabelludo reduciendo la cantidad de quimioterápico que alcanza la zona durante la infusión del medicamento.

UÑAS

Es importante el cuidado de las uñas ya que sufren mucho durante los tratamientos oncológicos.

Hay que evitar las uñas postizas, si se pintan usar siempre esmaltes hipoalergénicos, mantener bien hidratada la lámina ungueal y si vas a limarlas hacerlo suavemente de fuera hacia dentro evitando movimientos de un lado a otro que pudieran romper la uña.

La mejor manera de cuidarlas es una buena hidratación.

Asimismo, el uso de diversos nutricosméticos, medicación oral en forma de comprimidos o sobres, de forma sistémica o cosméticos de aplicación tópica podría ser eficaz para recuperar la uña.