Súbitamente

Súbitamente comprendo que la existencia en mis pensamientos de alguien que ya no existe, vacía a veces mi mirada. Y es que el presente sin alguien a quien necesito mucho, no libera a los recuerdos. Observo mis manos vacías sin su presencia, siento en mi pecho un dolor agudo y mi alma balbucea queriendo decir que el corazón está oprimido, extrañando a papá, los abuelos, los tíos… pienso si allá arriba ellos también sienten esa sensación marchita… no, allá arriba no existe principio ni fin, allá arriba se baila con pies ligeros, allá arriba no se necesita hablar para ser bien entendido. Vuelvo a mi verdad, a mi llanto asustando, a mi instante cansado… hombres y mujeres llenos de instantes y de miedos acá abajo… la plenitud se vive arriba, abajo, se acaricia un cigarro o se bebe un café. Y entre arriba y abajo y entre tantas reflexiones, se ve mi mente invadida y a la vez esparcida, y los ligeros matices de sonidos, y el viento que mueve la ropa y los cabellos y la tierra profunda debajo de los pies descalzos, hacen de la vida una sorpresa. Escucho varias veces las voces de mis pensamientos, pensamientos y música que se crean con los momentos cuando la sangre indeleble reaparece. Y aunque él o ella ya no existan, los pensamientos sí… profundos y cautos que, aunque parecieran aislarse y no llegar más allá, suben por el torrente sanguíneo y la armonía y Dios se encargan de llevarlos al firmamento. Reza una canción de enjambre que cada que llueve, es porque se te extraña en el cielo… ¿Tú que piensas querido lector?