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Mencionar a papá

cuentología cale agundis

Por Redacción

Junio 15, 2024 03:00 a.m.

A

Me corta la respiración, me tiembla el alma y se me empañan las pupilas. Es un sentimiento que no puedo describir pues, ese ser que ahora es luz y guía, fue para mí en la tierra: ejemplo y amor. Al acordarme de él me sorprendo con una sonrisa en mis labios, pero con lágrimas en mis ojos. Recuerdo su voz clara y su manera de enfrentar la vida, recuerdo su espíritu bien trazado con un destino grande. Visionario, idealista, soñador… de manos fuertes y sangre de hierro. Me hablaba de la vida y sus secuaces: la muerte, el tiempo, la sabiduría, la experiencia, la paciencia… y bailaba bajo la lluvia mientras chiflaba un clásico de Chopin, quizás brincando los charcos al ritmo de la caída de las hojas otoñales. ¡Uy hablar de papá! Se me eriza la piel y se me enciende el alma… si mi sangre goteara sobre algún pavimento, seguramente grafitearía la galaxia de Andrómeda, visible desde la tierra y en donde seguramente se encuentra papá, viéndome con sus binoculares, porque conociendo a su espíritu indómito, estará deslizándose por la gran espiral de la galaxia. ¡Ay amigos! Apenas puedo adivinar los años en que se ha ido, apenas puedo tocar realidades sin él, apenas puedo contener el llanto al ver sus fotografías. Las flores se agitan, me alcanzan los años, y fulgura en mis ojos con gran revuelo, su mirada misma dentro de la mía. ¿Y en mi corazón? Grabado va un gran tributo… manifiesto hacía él toda mi admiración y mi respeto… por supuesto, también mi amor. Mi gran soñador: cuando nací sabias que habían muerto todas flores por el frío que hacía, pero también sabías que habían salido todas las estrellas… y que tú ibas a ser una de ellas. Pido la venia para llorar en este momento.