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JUEGO COOPERATIVO

Por Agencias

Mayo 24, 2021 03:00 a.m.

Los niños empiezan a jugar incluso en el vientre materno, utilizando para ello el cordón umbilical. Desde el comienzo de su vida, el juego toma un papel protagonista como factor de aprendizaje y modelador de experiencias y emociones.

El juego cooperativo es una de sus variedades. Mucho antes y con más frecuencia de lo que pudiera parecer, los más pequeños practican este tipo experiencia lúdica que tiene para ellos grandes beneficios.

SIMBÓLICO

A los dos años, los niños ya tienen capacidad para el juego simbólico, pero es individual. 

Agarran sus muñecos, les dan de comer. Sin embargo, a partir de los tres años se produce un gran salto.

El pequeño pasa del juego simbólico de acciones al juego simbólico de rol. Ya no solo le da de comer al muñeco, sino que hace como si fuera su mamá o su papá.  Y, además, interactúa con otros niños presentes que representan distintos papeles.

Así, este juego simbólico más perfeccionado es el inicio del juego cooperativo. 

Igual sucede con una actividad que puede parecer tan simple como pasarse un balón. 

Tienen que cooperar para obtener el mismo fin y llegar a acuerdos.

CAPACIDAD COGNITIVA

Habitualmente se confunde el juego cooperativo con el juego de mesa, pero, tal como ha explicado la experta, puede haber muchos más tipos de juegos cooperativos.

Con respecto a los juegos de mesa cooperativos, requieren de una capacidad cognitiva que se desarrolla a partir de los seis años.

El niño necesita aceptar unas reglas y aceptar el azar.

Antes confunde la competición con el protagonismo y, aunque se salte las reglas, preferirá, por ejemplo, que le ganen en un juego para ser protagonista, antes que ganar.

EGOCENTRISMO

El egocentrismo de la primera etapa infantil les impide situarse en un plano de igualdad con los demás.

Por eso, no están preparados para juegos cooperativos de mesa hasta los seis o siete años. Es cierto que pueden jugar a alguno, pero con sus propias reglas.

ACTITUD DE LOS PAPÁS

Los padres siempre tienen un papel importante a la hora de favorecer el juego infantil, aunque sea convirtiéndose en meros espectadores.

En el juego libre, los padres deben proveer de materiales, tiempo y espacio para que ese juego se dé.

Si hablamos de un juego de mesa, los niños van a necesitar una guía por parte del adulto, que tiene que ponerse al servicio del niño.

Es importante estar abierto y atento a los gustos del pequeño para observar qué tipo de juegos es el que más le atrae, con fichas, de construcción, de animales y facilitárselo.

VOLUNTARIO

El juego siempre debe ser voluntario.

No se debe obligar a los niños a jugar, por mucho que sea beneficioso, el juego ha de ser siempre voluntario.

Es importante poner el juego al nivel del niño, sin querer adelantar etapas, y respetar cuando se cansa.

El adulto no debe insistir, por ejemplo, en que acabe el juego.

De igual forma que un adulto puede dejar de leer un libro si no le gusta, debemos favorecer que el niño abandone el juego si es su deseo.

EMOCIONES

El juego cooperativo es un gran recurso para que los niños aprendan a expresar sus sentimientos. Cuando surgen problemas entre ellos a raíz del juego, es una excelente oportunidad para que se pongan de acuerdo.

Ellos intentarán que sean los padres los que medien en un desacuerdo.