Nueve joyas por los 90 años de Clint Eastwood

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Nueve joyas por los 90 años de Clint Eastwood

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El gigantesco mito de Clint Eastwood se puede medir con una sencilla pregunta: ¿de cuántos actores-directores en la historia del cine estadounidense se pueden elegir nueve joyas de la gran pantalla sin incluir rellenos y dejando absolutas gemas fuera de la lista?

Mientras se busca otros ejemplos (¿Woody Allen? ¿Charlie Chaplin? ¿Orson Welles?), estos son nueve títulos imprescindibles de Eastwood por su noventa cumpleaños:

"THE GOOD, THE BAD AND THE UGLY" (1966)

Los primeros pasos de Eastwood en el cine están estrechamente ligados a un género, el spaghetti-wéstern, y a un nombre, el del genio italiano Sergio Leone.

En esta lista podrían haber entrado "A Fistful of Dollars" (1964) y "For a Few Dollars More" (1965), pero "The Good, the Bad and the Ugly" es probablemente la que mayor huella ha dejado: una impresionante (pero con mucho humor) disputa entre tres buscavidas por llevarse el botín del cementerio de Sad Hill con la inolvidable banda sonora de Ennio Morricone haciéndoles sombra.

"ESCAPE FROM ALCATRAZ" (1979)

Solo hay un director que pueda disputarle a Leone el título de fiel colaborador de Eastwood: Don Siegel, con quien el actor dio forma al insensible y extremo Harry Callahan de la icónica saga que inició "Dirty Harry" (1971).

Tras más de una década juntos, Eastwood y Siegel cerraron su alianza con un broche de matrícula pero fuera de la ley en "Escape From Alcatraz", una tensa huida de la prisión más famosa del planeta que aprovechaba la acción carcelaria para reflexionar, además, sobre la deshumanización de la vida entre rejas.

"BIRD" (1988)

El amor de Eastwood por la gran pantalla solo puede igualarse al de su otra gran pasión en este mundo: la música.

Compositor y pianista, el artista pudo unir sus dos grandes aficiones en "Bird", uno de sus primeros títulos mayúsculos como director (sin olvidar cimas previas como "Pale Rider", 1985; o "Heartbreak Ridge", 1986) y que recuperaba la turbulenta vida de la leyenda del jazz Charlie Parker gracias a una gran interpretación de Forest Whitaker.

"UNFORGIVEN" (1992)

Cuatro Óscar (incluidas las estatuillas de mejor película y mejor director) fueron simplemente la guinda para esta obra maestra con la que Eastwood escribió una de las páginas más brillantes de su carrera e hizo historia en el wéstern.

Acompañado delante de la cámara por Gene Hackman (Óscar al mejor actor de reparto) y Morgan Freeman, Eastwood modeló la sombría y trágica historia de un viejo y retirado criminal al que, como una maldición, la vida le llevaba de nuevo a rodearse de sangre y muerte.

"THE BRIDGES OF MADISON COUNTY" (1995)

Fue una sorpresa memorable: uno de los tipos duros más temibles y fieros del cine se sacaba de la manga un apasionado drama romántico que rompió corazones en medio mundo.

Las miradas entre Eastwood y Meryl Streep en una química forjada a fuego lento y la demoledora escena final bajo la lluvia son solo dos delicias de un guion perfecto que regalaba una exquisita definición de lo que es (si existe) el amor verdadero: "Esta clase de certeza solo se presenta una vez en la vida".

"MYSTIC RIVER" (2003)

Con más de 70 años, Eastwood se podía haber retirado en paz a su refugio californiano de Carmel-by-the-Sea, pero en la primera década del siglo XXI el director parecía estar empeñado en superarse a sí mismo con una tanda de películas incontestables.

"Mystic River" fue la primera de ellas, una retrato de la venganza, los abusos infantiles y la eterna sombra del pasado que se convirtió en una de las cintas más turbias de Eastwood impulsada por un excelente trío protagonista: Sean Penn (Óscar al mejor actor), Tim Robbins (estatuilla al mejor actor de reparto) y Kevin Bacon.

"MILLION DOLLAR BABY" (2004)

Por lo visto, Eastwood solo sabe ganar Óscar a pares. Justo un año después de "Mystic River", se llevó los premios a la mejor película y al mejor director por un ya considerado clásico como "Million Dollar Baby".

Hilary Swank (Óscar a la mejor actriz) y Morgan Freeman (galardón al mejor actor de reparto) escoltaron a Eastwood en este intenso y sobrecogedor drama sobre el boxeo que, en realidad, brillaba fuera del cuadrilátero con exploraciones sobre temas espinosos como la eutanasia.

"LETTERS FROM IWO JIMA" (2006)

Hablando de un realizador admirado por su disección de las contradicciones y recovecos del alma de EE.UU., no deja de ser curioso que en su díptico sobre la Segunda Guerra Mundial fuera la postura japonesa de "Letters from Iwo Jima", y no la perspectiva estadounidense de "Flags of Our Fathers", con la que Eastwood volara más alto.

En japonés y con Ken Watanabe como protagonista, "Letters from Iwo Jima" cautivó al público por algo que en contadas veces aparece en el cine bélico: la mirada del enemigo en la guerra, la empatía por el otro lado del frente.

"GRAN TORINO" (2008)

Sin desmerecer los méritos de películas muy estimables como "American Sniper" (2014), "The Mule" (2018) o la reciente "Richard Jewell" (2019), se puede argumentar que "Gran Torino" es, por ahora, el último diamante indiscutible de Eastwood.

En la piel de un anciano con malos humos ante los cambios culturales y generacionales de su barrio, Eastwood ahondó en "Gran Torino" sobre cuestiones como el racismo que, basta con mirar las noticias de esta semana, siguen oscureciendo el día a día de Estados Unidos. 
 
90 años de un ícono 100 % "made in USA" y un verso libre

Llegó a Hollywood como el "Hombre sin nombre" pero marcó huella: Clint Eastwood cumple 90 años como un ícono del cine en activo que acaba de dirigir su última película mientras se mantiene fiel a su eterno discurso contra la corrección política.

Con su mirada impenetrable y actitud de tipo duro, Eastwood inmortalizó al antihéroe más popular del "spaguetti-western" y pasó a la historia gracias a "The Good, the Bad and the Ugly" (1966), hazaña que volvería a repetir al encarnar al implacable inspector de policía Harry Callahan que le establecería como nuevo mito del cine.

Con cinco premios Óscar, otros cinco Globos de Oro, más la Palma de Oro de Cannes y el León de Oro de Venecia, el cineasta podría retirarse tras haber alcanzado todos los honores posibles como actor, director y productor.

Pero Eastwood (31 de mayo, 1930) continúa dirigiendo películas, la última -"Richard Jewell"- estrenada este mismo año, al tiempo que protagoniza declaraciones al contracorriente de la corrección política que impera en la industria cinematográfica.

UNA ESTRELLA 100 % "MADE IN USA"

Cuando Eastwood experimentó su primer éxito de masas con "A Fistfull of Dollars" corría el año 1964 y la máquina de generar estrellas del celuloide estaba bien engrasada.

Su carrera despegaría como el "hombre sin nombre" de la llamada "Trilogía del Dolar", pero a cambio se construyó un mito en torno su figura que encajaba a la perfección con los ideales del sueño americano.

El relato arrancaría desde el principio: Un bebé que pesó más de seis kilos al nacer en San Francisco, hijo de obreros, que encadenó trabajos para salir adelante y se libró de ir a la guerra de Corea como instructor de natación, después de sobrevivir a un accidente.

Con esos antecedentes y su incursión en algo tan estadounidense como el wéstern, aunque fuera en su versión "spaguetti" -europea-, la leyenda de Eastwood como prototipo de masculinidad ruda marcharía sobre ruedas.

Lo cierto es que con el tiempo la épica se ha ido matizando: Eastwood creció en Piedmont, una de las zonas más ricas de San Francisco; fue un estudiante rebelde que evitó con astucia que le llamasen a listas en el ejército y que formaba parte de un cuartel de California que tenía conexiones con Hollywood.

Era la época en la que aún los estudios pulían a sus propias estrellas.

Con un físico de 1,92 y un rostro fotogénico, el joven consiguió un contrato con Universal y a partir de ahí jugó magistralmente sus cartas.

Tras años como secundario, protagonizó la serie "Rawhide" y llegó de rebote a España para rodar la trilogía de Sergio Leone en la que inmortalizó su icónica imagen con sombrero y poncho.

Tras conocer el éxito, Eastwood entendió mejor que nadie la dinámica de industria cultural y se anticipó al futuro creando su propia productora The Malpaso Company, con la que daría rienda suelta a su interés por la dirección.

DE ACTOR DE ACCIÓN A DIRECTOR DE SENTIMIENTOS

El primer filme de la compañía de Eastwood fue "Hang 'Em High" (1968), que costeó con los beneficios de las cintas anteriores y cosechó aclamo de la crítica.

Al tiempo, el estatus que gozaba le llevó a trabajar con Don Siegel, para quien encarnó al policía Harry "Dirty" Callahan en "Dirty Harry", papel estrenado en 1971 que repitió en cuatro secuelas a lo largo de la década.

El mismo año Eastwood debutó como director con el thriller "Play Misty for Me", que anticipaba su interés por los sentimientos y la psicología.

Pudo haber encadenado otro papel mítico en esa década, el de James Bond, pero lo rechazó porque el agente 007 debía tener acento británico.

A partir de los años 1980 se centró en su faceta de director con éxitos como "Pale Rider" (1985) y "Heartbreak Ridge" (1986) que se combinaron con su interés por proyectos pequeños y temáticas minoritarias que lo apartaron del foco mediático.

Consiguió romper la etiqueta de "cine para machos" con "Bird" (1988), la biografía sobre Charlie Parker que ganó el Globo de Oro a la mejor dirección, y "The Bridges of Madison County" (1995), que descubrió una faceta de romántico junto a Meryl Streep.

A lo largo de las décadas Eastwood ha sabido mantenerse relevante: Ganó dos Óscar, a la mejor película y al mejor director, por "Unforgiven" en 1992 y doce años después repitió gracias a "Million Dollar Baby".

"Gran Torino" (2008), "Invictus" (2009) "American Sniper" (2015) y "Sully" (2016) son su éxitos más recientes.

VERSO LIBRE Y CONTROVERTIDO EN POLÍTICA

Las opiniones de Eastwood y sus intervenciones en mitines del Partido Republicano le han otorgado su fama como el conservador por excelencia de Hollywood.

Es el hombre que apoyó a Nixon, a Reagan, a los Bush (padre e hijo), a Ross Perot, a John McCain y a Mitt Romney, aunque su aval más polémico fue el que dio Donald Trump en 2016, del que se ha ido alejando al criticar sus maneras hasta el punto de apoyar recientemente al demócrata Mike Bloomberg.

Cuando ha tenido oportunidad, Eastwood siempre se ha definido como moderado: Liberal en algunos asuntos (derechos civiles, matrimonio homosexual y movimiento #MeToo) y conservador en lo referido a la gestión y el gasto.

Un verso libre con su propio relato, en política y en la gran pantalla.