“A pesar de los recortes, la cultura mexicana seguirá viva”: Vicente Rojo

Llega a los 70 años de carrera con interesantes proyectos

“A pesar de los recortes, la cultura mexicana seguirá viva”: Vicente Rojo

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Ciudad de México.- Hace 70 años que Vicente Rojo llegó a México, tras un viaje de 35 horas. Tenía 17 años. Hoy, el artista llega a ese aniversario con cuatro proyectos para el Centro Histórico en los próximos meses: un vitral en el Monte de Piedad que este martes inaugura; una exposición-homenaje a su padre que estará en El Colegio Nacional; dos esculturas para el Memorial de Octavio Paz en San Ildefonso, y un mural en el nuevo Museo Kaluz-Arte Mexicano.

Versión celeste es un vitral fuera de lo común. Después de que Pedro Romero de Terreros, presidente del patronato del Monte de Piedad, invitó al artista a crearlo para el plafón del patio central del edificio donde se lleva a cabo una remodelación, Rojo pensó en una obra con movimiento concebida para las familias que llegaban y pasaban tiempo esperando. “Vi cómo funcionaba ese lugar: estaban las ventanillas, llegaban las personas a empeñar, vi familias, niños, y como tienen que esperar un rato, me pareció que lo que había que hacer es algo que no fuera un vitral como el de antes, sino que tuviera algún movimiento, que las personas pudieran ver imágenes que se movían, que los podían entretener ese tiempo que tenían que estar allí esperando”, dice Rojo en entrevista, en su estudio.

PIEZA

La primera propuesta para el vitral se desechó por costos y complejidad, luego Rojo propuso un vitral con cubos, y con el apoyo de Octavio Avilés -”un especialista en imágenes, un genio de la iluminación”-, en cada cubo del vitral se pusieron luces, que manejadas desde un programa de computadora permiten que se dibuje lo que el artista quería en el vitral. “Es un vitral que de día tiene luz natural, pero hay una serie de imágenes luminosas que son las que le dan vida”.

HOMENAJE A FRANCISCO ROJO

En agosto, durante la semana que El Colegio Nacional dedicará al exilio español, el artista presentará una exposición en homenaje a su padre Francisco Rojo: “Como obviamente me relaciono con el exilio, aunque no llegué en el 39, voy a hacer una exposición de 30 cuadros pequeños. Los estoy haciendo como si mi padre hubiera hecho un cuaderno de viaje; mi padre era ingeniero, y le quiero hacer un homenaje. Él hizo el viaje de Marsella a Veracruz, en el segundo barco, el Ipanema, que llegó uno o dos meses después del Sinaia”.

Nacido en Barcelona, en 1932, Vicente Rojo llegó a México con su madre, Teresa Almazán, en 1949. “Yo tengo totalmente un habla mexicana, a pesar de que no he perdido mi acentito. Soy mexicano desde que llegué; al día siguiente dije: ‘Yo de aquí no me muevo’. Me encontré con mi padre, casi no lo conocía; lo había dejado de ver cuando tenía siete años; estaba un poco inquieto de que tuviera un hijo al que le gustaba dibujar, trabajar en cosas artísticas. Pero tenía, desde los cuatro años, la vocación de tener un lápiz y un papel, dibujar, recortar, pegar; eso sigue siendo hasta la fecha”.