El Cementerio de los Libros Olvidados, "símbolo" de la lectura y la memoria

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El Cementerio de los Libros Olvidados, símbolo de la lectura y la memoria

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Carmen Naranjo

Madrid, 19 jun (EFE).- Hace ahora 20 años que el editor Emili Rosales tuvo la suerte de leer el manuscrito de "La sombra del viento" de Carlos Ruiz Zafón, un libro convertido en un clásico contemporáneo que dejó el legado del Cementerio de los Libros Olvidados, "un símbolo" de la lectura y la memoria.

Así lo ha indicado el editor de Planeta Emili Rosales en una entrevista con Efe tras el fallecimiento del escritor Carlos Ruiz Zafón a los 55 años a consecuencia de un cáncer en Los Ángeles (Estados Unidos), donde residía.

Rosales recuerda cómo, tras las novelas juveniles con las que Ruiz Zafón comenzó en el mundo de la escritura, llegó "La sombra del viento", esa novela "que llegó a tener un éxito inmenso, descomunal", a la que seguirían otras tres. "Tanto es así que cuando terminó el cuarteto, del 2000 a 2016  se había convertido en el escritor más leído después de Cervantes".

Y rememora cómo él, entre esos "primeros privilegiados" que pudieron leer el manuscrito de "La sombra del viento", se dieron cuenta de que era un libro extraordinario.

"Entonces él tenía ya en la cabeza los tres libros siguientes, tenía ya diseñado lo que sería el cuarteto", explica Rosales, que asegura que "era un proyecto gigante, enormemente ambicioso" y sobre los que el autor tenía "una gran seguridad en que saldría adelante. Pero todo lo que pasó fue mucho más de lo que él pensó".

Porque los cuatro libros se  publicaron en todo el mundo y se convirtieron en un "clásico contemporáneo", sostiene.

Y destaca que su gran legado es el Cementerio de los Libros Olvidados, "un símbolo de los libros, de la lectura y de la pervivencia de la memoria. Es un hallazgo literario de primera magnitud  y uno de los clásicos del siglo XXI".

Según Rosales, "ahí está la clave de su gran éxito, haber dado con algo que simboliza la lectura misma, la literatura, los libros y haber convertido ese espacio imaginado de Barcelona en un símbolo universal  de la lectura y el libro".

Algo que ocurrió además, agrega, en un momento en el que se dudaba de la potencia de la lectura y del libro y "La sombra del viento" constituyó "un empujón enorme a la pasión por la lectura".

Acerca de su estilo, relata que una de las obsesiones de Ruiz Zafón era que la complejidad de  sus novelas no se debía notar: "la complejidad la tiene que saber el arquitecto de la casa pero el que vive en la casa debe percibir comodidad. Y sus novelas son de una gran complejidad en la composición, en la estructura, incluso en el tono del lenguaje y en las atmósferas. Pero para el lector son un tobogán por  el que se desliza, son un placer".

"Y nos damos cuenta en medio de una novela que nos hemos metido en un laberinto tremendo, pero no nos ha costado nada".

Amigo de Ruiz Zafón, Rosales considera que ha sido una inmensa suerte poder contar con su amistad y un privilegio trabajar como editor con estos libros estos años.

Porque, explica, "era un autor meticuloso que lo planeaba todo bien, tenía muy claro cómo quería hacer cada cosas con sus libros" y tenía mucha interacción con sus editores, tanto él como los encargados  de las ediciones internacionales.

Pero su situación ideal "era él solo en su estudio escribiendo. Su tiempo favorito era el de escritura y el de composición, porque cuando terminaba una novela nos daba la música de la novela. Le gustaba componer y tocaba el piano".

Por eso vivía seguramente en la otra parte del mundo, en Los Ángeles, porque allí se podía aislar para escribir y para componer, considera Rosales. EFE

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